Las mariposas son seres que vuelan en libertad, al menos que estén en una jaula. Nikolai Gogol es un claro ejemplo de eso, vive una vida sin libertad, por lo que su más grande deseo es ser libre... como las mariposas.
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Nikol...
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Supongo que la mayoría de personas sabe lo que es organizar una pijamada junto con sus amigos, y si no es así es porque no tienen vida social. El primer caso era el de los tres chicos, quienes se encontraban en los comedores de la escuela mientras planeaban una pijamada.
—¿En casa de quién? —preguntó Nikolai —. De una vez aviso, en la mía no.
—Podría ser en la mía —habló Fyodor.
—De acuerdo —accedió Sigma —. Será en la de Fyodor, entonces.
—Y... ¿Qué vamos a hacer? Digo, necesitamos una idea para la pijamada.
—Tú tranquilo, Dos-kun, yo me encargaré de eso —el albino le dedicó una sonrisa —. Deja que Nikolai Gogol se encargue.
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Ya estando en la casa del violáceo, se pusieron a organizar su pequeña pijamada. Jun estuvo contenta por poder ayudar a realizarla, pues le recordaba a cuando era joven.
—Si quieren, puedo hornear unas galletas —sugirió la mayor.
—¡Sí, por favor! —una sonrisa se formó en el rostro del de trenza.
—Me gusta tu entusiasmo, Nikolai —le sonrió —. Los dejo solos un momento mientras preparo las galletas.
La mujer se retiró del cuarto de su hijo, el lugar donde los tres chicos pensaban en qué hacer primero en su pijamada. Se quedaron en silencio un buen rato hasta que el albino habló.
—Traje algunos juegos de mesa, y unas cuantas películas que podemos ver, por sí les interesan —mencionó —. Y... —buscó algo en su mochila —. ¡Traje mi juego de magia!
—Ay, no...
—Ay, sí, mi querido Sigma —soltó una risa —. ¿Acaso creías que ya no iba a hacer magia?
—Tenía esperanza de que ya no siguieras con tus trucos... —soltó un suspiro —. Un día dijiste que harías el truco de magia donde el agua desaparece de un vaso, y resulta que te bebiste el agua y no había ni madres de magia.
—¡Oye! Así era el truco.
—Pero ni siquiera me pediste que cerrara los ojos... ¡Te lo tomaste enfrente de mí! —exclamó con una pequeña risa, recordando el momento.
—Este... ¡Yo era un principiante! ¿Okay? —se cruzó de brazos mientras hacía un puchero.
Sigma sólo pudo soltar una tremenda carcajada por la excusa de su amigo. Era realmente increíble como seguía insistiendo en que todo fue porque era un principiante.
