Como las mariposas.

14: El proyecto de arte.

Los chicos se acomodaban en sus lugares en el salón de Artes. Les habían dicho que, ese día, les dejarían un proyecto importante para su calificación, por lo que la curiosidad se hacía presente.

No pasaron muchos minutos hasta que la maestra de Arte entró al salón. Todos se quedaron callados, esperando a que diera las instrucciones de lo que sea que debían hacer.

—Buenos días —saludó —. El día de hoy, tenemos un proyecto importante —dejó sus cosas en su escritorio —. Tendrán que hacer una pintura de algo que amen, o al menos algo que les guste. Después, tendrán que explicar el por qué pintaron tal cosa —explicó —. ¿Alguna duda?

—Yo tengo una —Nikolai levantó su mano —. ¿Tenemos algún tiempo para entregarlo?

—Ah, sí —se aclaró la garganta —. Se entrega hoy, así que apúrense.

Los demás quedaron sorprendidos. ¿Cómo tenían que entregar eso justo ese mismo día? Eso se les hacía injusto, y más a los que pensaban pasarse la clase sin hacer nada.

—Bueno, tengo que ir a hacer algunas cosas, así que los dejo —informó —. No quiero regresar y ver éste lugar hecho un desastre, ¿entendido?

Después de decir todo eso, decidió retirarse. Apenas pasaron unos segundos desde que salió del salón, y ya habían varios alumnos haciendo relajo.

—¿Ustedes qué harán? —preguntó Sigma hacía sus amigos.

—Supongo que haré algo que me recuerde a Rusia —respondió Fyodor, acomodando el lienzo en su soporte —. ¿Y tú, Kolya?

—Creo que tengo una idea... Pero no lo voy a decir —Nikolai soltó una risa traviesa.

—Me da miedo cuando sueltas esa risa —el bi-color se alejó de su amigo —. Mientras no hagas una persona mutilada, todo irá bien.

—¡Esa sería una buena idea!

—¡No hablas en serio! —lo tomó por los hombros.

—Estoy bromeando —alzó sus manos en forma de inocencia —. Lo que haré es mucho mejor... —miró de reojo al violáceo que estaba a su lado —. Fyodor ya comenzó, deberíamos hacer lo mismo.

—Bien —lo soltó.

♢♧🂱♧♢

—¿Cuánto te falta?

Fyodor preguntó hacia el albino, quien seguía realizando su pintura. Minutos atrás, Nikolai le había pedido a Fyodor que se quedara quieto, por lo que el ruso aceptó, pero ya llevaba mucho tiempo sin moverse.

—Ya casi acabo... —pasó el pincel por el lienzo un par de veces más.

—Eso le dijiste hace diez minutos...

Sigma también contemplaba la escena, pues él ya había acabado su trabajo. Era divertido ver como Fyodor trataba de moverse pero era regañado por el ucraniano. Intentó ver lo que su amigo hacía, pero el contrario no lo dejaba.

—¿Estás seguro? —volvió a preguntar el azabache —. Mi cuerpo se está cansando.

—Voy a tardar un poquito más... —trató de concentrarse en el lienzo.

—¡Ni que estuvieras pintando a la Mona Lisa, Nikolai! —gritó Sigma.

—¡Tú cállate, que ahora te toca a tí!