13: Detención.

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—¿Cuánto tiempo falta?

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—¿Cuánto tiempo falta?

Nikolai preguntó al otro lado de la puerta que los separaba a él y a sus otros dos amigos.

—Nikolai, literalmente llevas ahí apenas cinco minutos —respondió Sigma. Al escuchar eso, el albino soltó un quejido —. Y no te estés quejando, que tú fuiste quien decidió hacerle una broma al profesor.

—¡Sólo le puse tachuelas en su asiento! —gritó al otro lado.

—¡Aún así! Por eso estás ahorita en detención, así que comportate.

—¡Ya quiero salir de aquí!

—Espera una hora y media más y te podrás ir —esta vez Fyodor habló.

—¡¿Tanto?! —se escuchó un lloriqueo detrás de la puerta —. ¡Saquenme de aquí! —golpeó la puerta.

—Lo sentimos, Kolya, pero no podemos hacer eso —recordó el violáceo —. Además, Sigma tiene razón, tú fuiste quien te puso en esta situación.

—No es mi problema que el profe Kunikida sea un amargado... —murmuró.

Justo en ese momento, el timbre para el inicio del receso suena, indicando la hora del descanso. El violáceo y el bi-color se miran entre sí, teniendo la misma idea en mente, la cual el albino debió deducir debido a que dijo:

—Ni piensen en dejarme solo aquí.

—Es hora del descanso...

—¡Yo valgo más que una comida, Sig!

—Este...

—Tú ve a comer, Sigma, yo me quedo con él —habló el azabache.

—Pero...

—No hay problema, en serio —insistió.

—Bueno...

El bi-color se retiró, un poco dudoso. No quería parecer mal amigo, pero es que realmente tenía hambre, pero no le gustaba para nada tener que abandonar a Nikolai.

Fyodor logró escuchar un suspiro de su amigo al otro lado de la puerta, lo que le indicaba el alivio que este sentía por no haber sido abandonado. Se apoyó en la puerta y se agachó, así podría estar más cómodo y escucharía mejor al contrario. Nikolai pareció escuchar la acción del azabache, pues hizo lo mismo.

—Creo que estar casi dos horas aquí es injusto —el albino hizo una voz como la de un niño chiquito. El violáceo sonrió inconcientemente al imaginar el posible puchero que el contrario habría puesto.

—Para la próxima, no hagas ninguna otra broma —trató de mantener su tono serio de siempre.

—¡Yo no puedo vivir sin hacer bromas!

—Claro que puedes.

—A ver, ¿tú podrías vivir sin ese gorro que siempre traes? —se cruzó de brazos, aunque el contrario no pudiera verlo.

Fyodor abrió sus ojos con sorpresa y confusión, sin poder creer lo que el de trenza le decía.

—En primer lugar, se llama "ushanka"; en segundo, mi caso es totalmente diferente al tuyo —también se cruzó de brazos.

—¿Y por qué?

—Porque usar mi gorro no hace daño a nadie. ¿O acaso es malo?

—¡Para mí sí lo es! —gritó al otro lado —. ¡¿Cómo crees que no es malo si no me permite ver tu hermoso cabello?!

Eso provocó un sonrojo en el azabache, uno que misteriosamente apareció. El albino también lo tenía, pero por la vergüenza de haber dicho aquello, o eso creía él.

—Ése no es el punto, Nikolai... —intentó desviar el tema.

—Agh, bien —se oyó un quejido del otro lado de la puerta —. No lo volveré a hacer para la próxima... ¡Al menos no volveré a dejar que me descubran! —soltó una risa.

—¡Ese tampoco es el punto, Kolya!

♢♧🂱♧♢

El día escolar había terminado, por lo que la detención de Nikolai también. Sigma y Fyodor fueron a buscar a su amigo, quien ya se encontraba libre de su castigo. Apenas vió al par, sus ojos se iluminaron y una sonrisa se hizo presente en su rostro.

—¡Vinieron por mí! —se lanzó a abrazar a sus amigos.

—¡Alejate, idiota! —el bi-color intentó apartarlo —. ¡Mejor asfixia a Fyodor y a mí no!

—También me está asfixiando a mí... —mencionó el azabache.

—Ay, no sean amargados —se separó de ellos —. Y bien, ¿qué dejaron de tarea?

—¿Para qué preguntas si al final no la vas a hacer? —el rostro de Sigma se volvió serio y confundido.

—Nada más.

—Por cierto... —habló el violáceo —. Anoté todos los apuntes de clase al igual que las tareas, y resolví algunas cosas por tí —le entregó un cuaderno con las anotaciones —. Como estabas ahí, pensé que te serviría... —su tono de voz se hizo más bajo conforme pronunciaba cada palabra.

—O sea que...

—O sea que técnicamente te hizo la tarea —acompletó su otro amigo.

—Oh... —sus mejillas se tiñeron de rojo —. Gracias...

—No hay de que.

┗◇☆ ᑕOᑎTIᑎᑌᗩᖇᗩ́ ☆◇┛

Un poco corto, lo sé, lo sé, pero hago lo que puedo, en serio.

Yyyyy vayan rezando para que no me quiten el celular, pues los maestros ya subieron calificaciones. Aunque no me fue mal, la verdad, pero nadie sabe si un siete se cuela en la boleta (estoy seguro de que voy a sacar mala nota en Inglés).

Bueno, eso es todo, bye.

Siguiente capítulo: 17 de noviembre.

Como las mariposas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora