Eco

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Mientras avanzaban, el eco de sus pasos se mezclaba con susurros y murmullos, como si la cueva misma estuviera viva y estuviera hablando. Marinette, a su lado, intentaba concentrarse en la voz de Félix, mientras su mente luchaba contra la creciente ansiedad.

Félix, consciente del nerviosismo de Marinette, decidió romper el silencio con una broma.

Félix: -Si se me ocurre un buen chiste sobre ecos, les prometo que se lo cuento, pero por ahora, mantengamos los oídos bien abiertos-

Kagami sonrió ligeramente, agradecida por el intento de Félix de aliviar la tensión. Adrien, al frente, mantuvo su mirada fija en el oscuro camino que se extendía ante ellos. De repente, un sonido resonante, similar a un grito distante, interrumpió la conversación.

Marinette se detuvo en seco, mirando a Félix con los ojos muy abiertos.

Marinette: -¿Escucharon eso? ¿Qué fue?

Félix levantó una mano en señal de calma, sus ojos escaneando la cueva.

Félix: -Es solo el eco. Puede que esté jugando con nuestra mente. Escuchen...-

El grupo se quedó en silencio, y el sonido reverberó nuevamente, distorsionado pero familiar. Era como si la montaña estuviera intentando comunicarse con ellos, pero el mensaje era confuso.

Kagami: -Tal vez deberíamos intentar imitar el sonido. Si el eco responde a nosotros, podríamos aprender más sobre el entorno-

Adrien: -Buena observación, Kagami. ¿Quién quiere intentarlo primero?-

Marinette: -Yo puedo hacerlo, aunque no prometo nada-

Tomando aire, Marinette dejó escapar un fuerte grito que resonó a través de la cueva. El eco devolvió su voz, repitiendo sus palabras de forma distorsionada.

Kagami: -¡Intenta con algo más! Tal vez una melodía o una canción-

Marinette pensó por un momento y luego comenzó a cantar suavemente una de sus canciones favoritas.

Marinette: -🎶 La escucharás, uh-uh-uh-uh 🎶-

El eco transformó su voz en una melodía etérea que reverberaba en las paredes rocosas. Adrien sonrió, disfrutando de la inesperada canción.

Adrien: -Vaya, Marinette, ¡tienes un gran talento!-

Mientras Marinette cantaba, de repente, algo en el aire cambió. Un viento helado se coló por la cueva, y el eco se tornó en un susurro más definido, como si estuviera respondiendo a la melodía de Marinette.

La cueva pareció cobrar vida a medida que la canción de Marinette resonaba entre sus paredes. El eco se convertía en un coro de voces distorsionadas, creando una armonía que se entrelazaba con la melodía. Felix, Kagami y Adrien intercambiaron miradas de asombro; era como si el Santuario de la Niebla estuviera despertando, respondiendo a la música.

Kagami, sintiendo la energía en el aire, se unió a Marinette. Su voz clara y poderosa se sumó a la melodía, creando un contraste que iluminó la atmósfera opresiva de la cueva.

El eco de sus voces resonaba a través de la cueva, llenándola de una energía renovada. La mezcla de las melodías de Marinette y Kagami se entrelazaba en una sinfonía vibrante, transformando el ambiente oscuro en algo casi mágico.

Félix, sintiendo el impacto de la música, no pudo evitar sonreír. Su mirada se iluminó al ver cómo la melodía parecía empoderar a sus compañeras.

Félix: -¡Eso es! ¡Sigan así! El sonido es más que solo eco; es nuestra conexión con este lugar… Bueno, eso creo-

Adrien: -¡Vamos, Félix! ¡Juntos podemos despertar el poder de esta montaña!-

Las Jovencitas Diminutas y MilagrosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora