Marinette, manteniendo su postura protectora detrás de Kagami, notó que la tensión entre los gigantes y ellas iba en aumento.
Félix: -No y no me interesa-
Kagami: -¿Acaso nunca escucharon sobre nosotras? La princesa Marinette y la reina Kagami-
Adrien y Félix se encogieron de hombros, la sorpresa evidente en sus rostros. Félix, aún con una sonrisa burlona, levantó una ceja.
Félix: -¿Princesa? ¿Reina? Eso suena a algo sacado directamente de un cuento. ¿De verdad esperan que tomemos en serio esas historias?-
Marinette: -Puede que no creas en las leyendas, pero lo que está en juego es real. Y si sigues subestimándonos, podrías arrepentirte de haberlo hecho. La verdad sobre Pequeñópolis es mucho más profunda de lo que imaginas-
Kagami: -Las historias pueden parecer cuentos para ti, pero son la verdad para nosotras. No estamos aquí para jugar a los héroes o para demostrar nuestro valor. Estamos aquí para proteger nuestro hogar, y si no entiendes eso, entonces lo entenderás pronto-
Félix se río suavemente, mientras observaba la firmeza en los ojos de Marinette y Kagami.
Félix: -¡Qué interesante! Entonces, si entienden la verdad, ¿qué harán al respecto? ¿Detenernos? Porque eso es lo que parece que están intentando hacer. Pero permítanme decirles, no será fácil. Estamos decididos a descubrir los secretos de Pequeñópolis y no nos detendremos ante nada para lograrlo-
Kagami: -Si crees que vamos a permitir que pongas en peligro lo que tanto valoramos, estás muy equivocado. Nosotras sabemos que Pequeñópolis es mucho más de lo que puedes comprender. Y si estás dispuesto a desafiar esa verdad, entonces tendrás que enfrentarte a nosotras-
Félix mueve la espada de Kagami con su dedo gigante aún lado, con un gesto despreocupado, riendo ante la situación.
Félix: -¡Pff! Ahora resulta que te crees valiente, ¿eh? Parece que estás dispuesta a luchar por lo que consideras importante-
Kagami: -Sí, exactamente. Y no importa cuán grandes sean, no dejaremos que el deseo de descubrir lo que no deben los lleve a arriesgar lo que amamos-
Félix: -Oh, por favor, no te enojes. Solo estaba bromeando. En realidad, admiro tu valentía-
Kagami: -Oh… Ah… Gracias… Supongo-
Félix observó a Kagami con una mezcla de diversión y respeto, sin dejar de sonreír.
Félix: (Levantándose) -Sin embargo, me pregunto qué harás ahora. No parece que tengamos mucho tiempo para esta discusión. Si realmente están dispuestas a proteger Pequeñópolis, tendrían que demostrarlo con acciones más que con palabras-
Adrien: -Félix, creo que estamos perdiendo de vista el objetivo. No podemos resolver esto de otra manera-
Félix arqueó una ceja, claramente intrigado por el enfoque de Adrien. Marinette y Kagami se dieron cuenta de que Adrien y Félix estaban dispuestos a ir más allá de las palabras. Sabían que tenían que actuar rápido para proteger su hogar y evitar que los gigantes se adentraran más.
Marinette mira a Kagami de reojo, dándole entender que es hora de usar sus poderes en contra de los gigantes y Kagami asintió con determinación
Marinette: -¡Kagami, ahora!-
Kagami desató un torrente de viento desde su espada, que se dirigió hacia Félix y Adrien. Mientras que Marinette invoco su amuleto encantado, que es un ventilador y lo giró, creando una corriente de aire que se unió a la de Kagami, intensificando el efecto. El viento se volvió casi imparable, empujando poco a poco a los gigantes hacia atrás.
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Las Jovencitas Diminutas y Milagrosas
PertualanganEn la diminuta ciudad de Pequeñópolis, habitada por un grupo de chicas diminutas, la vida transcurre de manera tranquila y feliz bajo una única regla: evitar el bosque cercano, donde se rumorea que habitan gigantes. A pesar de contar con poderes sim...