Capitulo 6 "Lo que un día paso"

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En los primeros días fuera del Edén comenzaron una vida nueva y extraña lejos de la comodidad y perfección de aquel jardín que habían dejado atrás. Sin la guía constante y sin las provisiones interminables que conocieron en el Paraíso, el mundo se les presentaba como una tierra hostil de bestias de dientes temibles. Se establecieron en las llanuras de Mesopotamia, cerca del río Éufrates, en un lugar desconocido y extenso para vivir, pero el clima.....el clima era duro y variable. Ahora tenían que aprender a trabajar la tierra, entender las estaciones y depender de su propio esfuerzo para sobrevivir.

Los malentendidos surgieron rápidamente. Lilith quien había decidido permanecer junto a Adán y Eva, se sentía extraña. Había deseado su libertad del Edén y ahora deseaba seguir en ese lugar. La convivencia no resultaba fácil. Eva y Lilith tenían maneras opuestas de ver el mundo. Eva trataba de adaptarse, aprendiendo a cuidar de los cultivos y de su pequeño hogar.

Lilith en cambio a menudo se mostraba molesta, cuestionando cada decisión y deseandolo que alguna vez tuvieron. El clima de la región complicaba más las cosas. Bajo el sol ardiente Adán aprendió a construir refugios con las ramas y hojas de los árboles cercanos pero sus habilidades eran todavía torpes, y las lluvias repentinas solían arrasar con sus esfuerzos. La región tenía veranos abrasadores y lluvias torrenciales en ciertas épocas, lo que dificultaba encontrar estabilidad. La escasez de agua en las estaciones secas dejaba sus reservas como simples charcos que pronto se acababan, obligándolos a recorrer largas distancias para llenar sus vasijas y traer agua suficiente para los tres.

Con el tiempo los malentendidos crecieron. Adán sentía la presión de protegerlas, de encontrar alimentos, y de no dejar que el aislamiento rompiera su frágil mente al borde del abismo. Pero la carga era pesada, y en su interior comenzaba a cuestionarse si realmente había hecho lo correcto al salir del Edén.

Con el pasar de los años los recuerdos de su vida en el Edén comenzaron a desvanecese. La lengua de los ángeles aquel idioma puro y perfecto que habían aprendido de los cielos, comenzó a fragmentarse en sus mentes. Ya no lograban recordar palabras y expresiones que alguna vez dijeron como lo más normal del mundo. Solo se entendían por ruidos y movimientos de manos. Así también los conocimientos que alguna vez recibieron parecían escaparse de su memoria. Aquellas enseñanzas de armonía, equilibrio, y protección que habían aprendido en el Paraíso quedaban era cada vez más distantes. Ahora su mundo estaba marcado por la supervivencia, y la naturaleza misma les imponía sus propias lecciones de adaptación. Los días se tornaban difíciles y aprender a vivir en la tierera significaba enfrentarse a los desafíos de ese nuevo entorno día con día, hora con hora, segundo a segundo.

Uno de estos desafíos era cazar para alimentarse. A pesar de su fuerza Adán no la tenía facil al encontrarse con enormes bestias que vagaban por la región. Criaturas de escamas duras y mandíbulas afiladas, bestias tan antiguas y fuertes como las montañas. Cada cacería se convertía en una batalla violenta a muerte. Adán regresaba una y otra vez a su hogar con golpes y heridas profundas. Sus brazos y piernas llevaban cicatrices y no era raro que sus costillas o alguna extremidad acabaran con fracturas.

Pero sabía que el cuerpo de una de esas bestias enormes podría proveerles comida por meses, permitiéndoles resistir las duras temporadas sin tener que aventurarse al peligro tan a menudo.

Pero sabía que el cuerpo de una de esas bestias enormes podría proveerles comida por meses, permitiéndoles resistir las duras temporadas sin tener que aventurarse al peligro tan a menudo

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Adán x Harem (yandere)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora