Capítulo 3

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Naruto se sentía desanimado, y aquel sentimiento le pesaba en los hombros como una carga que parecía crecer con cada intento fallido de acercarse a Sasuke. Era como si todas sus palabras y gestos se estrellaran contra una barrera invisible que Sasuke mantenía firme, sin ceder ni un poco. A pesar de su determinación y sus esfuerzos, Naruto no lograba ver ningún indicio de reciprocidad en los ojos de Sasuke, ni siquiera una muestra de entendimiento. Las frías respuestas de Sasuke, sus miradas impenetrables y la distancia que parecía volverse cada vez más insuperable se convertían en un eco constante en la mente de Naruto, intensificando la sensación de soledad y frustración.

Ya en su apartamento, Naruto suspiró profundamente, dejando caer su peso sobre el sofá con la mirada fija en el techo. Intentaba convencerse de que todo aquello no era más que una etapa, que quizás Sasuke sólo necesitaba tiempo. Sin embargo, una parte de él temía que, a pesar de todos sus esfuerzos, Sasuke nunca llegaría a verlo de la misma manera. Naruto había imaginado tantas veces el momento en el que por fin podrían estar juntos, la paz que sentía al pensar que podía expresar sus sentimientos libremente, pero la realidad distaba mucho de esos sueños. Cada encuentro con Sasuke parecía alejarlo más de esa posibilidad, y ahora se encontraba en un punto donde la duda comenzaba a nublar su optimismo.

Sintiendo la necesidad de desahogarse, Naruto cerró los ojos y se conectó con Kurama, quien lo escuchaba pacientemente desde su interior.

—Kurama... —murmuró Naruto en un susurro cargado de tristeza—. Creo que estoy perdiendo el rumbo. Cada vez que intento acercarme a Sasuke, es como si levantara un muro más grande. No sé... no sé qué más hacer.

Kurama dejó que Naruto expresara sus pensamientos en silencio durante unos momentos, notando la carga emocional en su voz. Cuando por fin intervino, lo hizo con un tono sereno y cálido, que reflejaba una mezcla de comprensión y firmeza.

—Naruto, cachorro, ¿acaso esperabas que esto fuera fácil? —dijo Kurama, con un deje de comprensión en su voz—. Sasuke no es alguien que abra su corazón a la primera, y menos cuando se trata de algo tan importante como lo que estás tratando de decirle.

Naruto suspiró, pasando una mano por su cabello y sintiendo cómo el peso en su pecho aumentaba. Sabía que Kurama tenía razón; después de todo, nadie conocía mejor que él los obstáculos que ambos habían enfrentado en su amistad y en su rivalidad. Pero esta vez era diferente. Esta vez no se trataba sólo de superar una pelea o de arreglar un malentendido. Esta vez, él estaba abriendo su corazón en un intento de compartir algo mucho más profundo.

—Lo sé, Kurama, pero... —Naruto hizo una pausa, intentando ordenar sus pensamientos—. Esta vez no es sólo cuestión de ganar una pelea o de demostrarle algo. Estoy hablando de mis sentimientos, de algo que... no puedo evitar. Y me siento tan tonto cada vez que lo intento y me choco contra esa pared que él mismo se empeña en mantener.

Kurama escuchó en silencio, comprendiendo la seriedad de las palabras de Naruto. Sabía que el chico tenía razón en sentirse frustrado; después de todo, Sasuke no era alguien que se dejara conquistar fácilmente. Pero Kurama también sabía que Naruto era una persona que no se daba por vencido, que siempre había luchado por sus objetivos, sin importar las dificultades.

—Naruto —dijo Kurama finalmente, con un tono más firme—, si crees que esto es importante, entonces no puedes dejar que unos cuantos rechazos te desanimen. Sasuke siempre ha sido un hueso duro de roer, y eso no va a cambiar de la noche a la mañana. Pero tienes algo que él no tiene: paciencia y perseverancia. Esas son tus mejores armas, y sabes cómo usarlas mejor que nadie.

Naruto lo escuchaba atentamente, sintiendo cómo poco a poco las palabras de Kurama parecían iluminar una parte de su corazón que había comenzado a oscurecerse. Era cierto que siempre había enfrentado obstáculos, que había aprendido a caer y levantarse, a intentar una y otra vez hasta alcanzar lo que se proponía. Sin embargo, esta vez, el temor de perder a Sasuke de una manera diferente hacía que su determinación se tambaleara.

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