Cruel Realidad

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CatNap sacó a DogDay fuera del almacén, los dos caminando por los pasillos en silencio, sin decir una palabra. El aire estaba cargado de tensión pesante y el solo sonido de sus pasos resonaba en la vastedad de los pasillos desiertos. Sus sombras se extendían sobre el suelo, moviéndose lentamente a cada paso que daban. DogDay solo vagaba en su mente, asiendo preguntas y tratando de entender qué planeaba CatNap para él.

CatNap no parecía esperar que DogDay huyera. De hecho, parecía estar confiado en su capacidad para controlar a su presa. Su paso era firme y decidido, sin vacilaciones, y su mirada intensa y fija se perdía en el suelo, mientras DogDay solo podía pensar en sus preguntas que ardían dentro de él.

El pasillo estaba lleno de estanterías y cajas abandonadas y olvidadas, cubiertas de polvo y desuso. En algunas partes, los ruidos de maquinaria vieja se escuchaban a lo lejos, mezclándose con el silencio del lugar. La luz era tenue y fría, filtrada a través de pequeñas grietas en la pared que dejaba ver una vista gris y desoladora.

DogDay podía sentir un poco de miedo caminando al lado de su captor, pero también una mezcla de curiosidad y confusión. "¿Por qué me odias?" se preguntaba DogDay. "¿Qué quiere de mí?"

CatNap siguió caminando sin detenerse ni mirar a DogDay. Su mirada era intensa y fija en el suelo, su paso firme y decidido, como si nada pudiera detenerlo.

Finalmente, CatNap llegó a una puerta que daba acceso a la sección de guardaría. DogDay no sabía qué esperar, pero CatNap lo llevó a través de la puerta con un gesto lento, casi reverencial. Al salir de los pasillos, DogDay se encontró con una escena que lo dejó sin aliento.

La guardería estaba desordenada y destruida, completamente cambiada desde las veces que DogDay la había visitado antes. Había herramientas y equipo de investigación esparcidos por todo el lugar, mezclados con cajas de cartón desgastadas y botellas vacías. El aire estaba lleno del olor a desolación y alimento podrido, una mezcla que hacía que DogDay se sintiera más inquieto aún.

Las paredes estaban cubiertas de manchas de sangre seca y suciedad acumulada, y el suelo estaba cubierto de trozos de vidrio y acero oxidado. Pero lo que más impactó a DogDay fueron los cuerpos de los científicos, trabajadores y oficiales, todos tumbados en el suelo con sus ojos cerrados, rostros pálidos y congelados. Había sangre seca en sus ropas desgastadas, y sus cuerpos estaban llenos de heridas que parecían no haber sanado nunca.

Pero lo más impactante eran las decenas de cuerpos de niños, todos con los ojos cerrados, la piel pálida y fría al tacto. Sus ropa estaba arrugada y desgarrada, y sus cuerpos estaban cubiertos de heridas diversas. Algunos de ellos tenían marcas de quemadura en la piel, y otros tenían heridas abiertas en la cabeza y el cuerpo que parecían haber sido causadas por golpes violentos.

El olor a muerte y desolación llenaba el aire, la impactante escena fue demasiado para DogDay. Se detuvo su caminata y se dejó caer de rodillas, temblando y tapándose sus ojos y boca en un intento por hogar su tristeza y llanto. La escena era demasiado para él, y se sentía como si estuviera siendo atacado por un dolor que no podía contener.

Sus recuerdos cuando cuidaba a los niños empezaban a resurgir en su cabeza, era casi como si pudiera aún escucharlos reír en el aire. La imagen de esos niños jugando y corriendo llenó su mente, contrastando con la brutalidad de lo que ahora veía frente a él.

CatNap detuvo su paso y volvió a ver a DogDay. Dado media vuelta y se acercó a él lentamente. Una vez llegó a estar de frente a él, se quedó observándolo con intensidad y curiosidad oscura.

DogDay alzo la mirada aun en rodillas, viendo a CatNap, con lagrimas en sus ojos.

—¿Qué quieres de mí? —preguntó DogDay, su voz temblorosa.

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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