Entre Garras y Lamentos

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Mi cuerpo aún me duele. No he podido dormir debido a este dolor, que para mi bien ha disminuido un poco. Muchos de los huérfanos y niños que conocí solían decir que le temían a la oscuridad. Ahora, yo le temo a la luz. Cuando la fábrica enciende sus luces principales, sé que 'él' vendrá a por mí. Y saber eso me provoca mucho miedo. Tener miedo a la luz... qué ironía. Ya no debería llamarme DogDay.

-Narra DogDay

La fábrica ha estado encendiendo sus luces al amanecer y apagándolas automáticamente al anochecer durante algún tiempo. Esto no debería estar ocurriendo; se supone que fue desactivada poco después de la tragedia de 'La hora feliz'. A DogDay no le importa quién volvió a activar los generadores, pero gracias a esto, sabe cuándo es de día y cuándo es de noche.

DogDay despierta poco antes de que las luces se enciendan, su despertar es provocado por el dolor en su estómago provocado anteriormente por CatNap, ya más leve pero constante. Las luces nocturnas ofrecen algo de visibilidad en la celda y su entorno, revelando los horrores del día anterior. El suelo delata los terrores que día tras día ocurren en esa celda, sin mencionar el olor que impregna el lugar.

'Siempre tan silencioso', pensaba DogDay. En esas celdas no había nadie más que él y sus pensamientos. Algunos débiles sonidos de tuberías, ruidos lejanos de la fábrica y, sonidos parecidos a gritos igualmente lejanos, que ocasionalmente invadían su celda.

DogDay de nuevo simplemente se queda esperando la visita de su amigo gatuno, no sin antes empezar a escuchar de nuevo unos pequeños pasos que se aproximan a su lugar.

-¿Eh? ¿Eres tú, amiguito? -pregunta DogDay.

El pequeño peluche smiling critter se asoma por un costado de la celda y responde con un suave "DA~".

-Hola, pequeño, ¿cómo estás? -saluda DogDay.

-DA~ -responde el peluche.

-Lo siento, tengo la esperanza de que algún día puedas decir algo más.

Esas pequeñas visitas del peluche de smiling critter siempre le alegran el día a DogDay, es casi como un aliento de vida o un pequeño gramo de paz y calma para el resto del día, o hasta que aparezca CatNap.

DogDay ha intentado en ocasiones anteriores hacer que su pequeño amigo lo ayude, pero parece que por nada en el mundo puede lograr que el pequeño peluche acceda a la celda, como si de alguna manera supiera que si ayudara algo malo le pasará. Sin embargo, hoy DogDay tiene un pequeño plan.

-Oye, pequeño amigo, ¿quieres jugar conmigo? -dice DogDay.

El peluche salta y responde con un entusiasta "DA~".

-Ok, supongo que sí quieres. -especula DogDay.- Escucha, tienes que buscar algo filoso, como un vidrio roto o algo similar.

El pequeño peluche, sin esperar nada más, sale corriendo y se pierde entre la fábrica, dejando a DogDay impresionado ante su rápida partida.

Desafortunadamente para DogDay, las luces principales comienzan a encenderse, indicando la pronta llegada de CatNap.

Pasado un breve rato, finalmente se escuchan las pisadas de CatNap a lo lejos. El sentimiento de terror que DogDay intenta reprimir siempre sucumbe ante el conocimiento de la inevitable llegada de su amigo.

Una vez más, CatNap se postra justo delante de la celda. Esta vez trae consigo la misma barra comestible y agua, y sin pronunciar ni una sola palabra, ingresa a la celda y alimenta a DogDay.

El corazón de DogDay late con fuerza mientras acepta el alimento de CatNap, sus gestos serviles reflejan el miedo y la sumisión que siente hacia su captor. A pesar de su deseo de resistirse, DogDay se siente incapaz de desafiar a CatNap, quien ejerce un poder absoluto sobre él.

Mi PesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora