Mi Pesadilla

Reencuentro -Parte 2-

Con un esfuerzo sobrehumano por levantarse, DogDay lucha contra sus propios demonios internos, obligándose a apartar la pena y el dolor que lo rodean. Cada movimiento doloroso es una batalla, pero el deseo de estar junto a Crafty y encontrar consuelo en su amistad sincera lo impulsa a seguir adelante.

En el gran almacén, el eco de su cojeo, sus quejidos de dolor y el arrastre de su cuerpo resuenan en la vasta oscuridad, amplificando su sufrimiento y determinación. La atmósfera está cargada de un silencio tenso, roto solo por el sonido de su respiración y los crujidos de metal en el entorno.

     —Crafty... —dice DogDay con dificultad, acercándose a unos cuantos metros de ella, su voz apenas audible pero llena de desesperación.

     —¡DogDay! —exclama Crafty, extendiendo su mano así el con una mezcla de alivio y preocupación. Su voz tiembla, cargada de una esperanza temerosa.

Pasando por una pila de estanterías apiladas que rodean a Crafty, DogDay finalmente llega hasta ella. Una cadena oxidada que rodean el cuello de Crafty brilla débilmente bajo la tenue luz de las bombillas.

Crafty se abalanza sobre DogDay, envolviéndolo en un abrazo cálido y protector. Las lágrimas brotan de sus ojos mientras lo sostiene con fuerza, sus sollozos apenas audibles en el silencio del almacén.

     —No puedo creer que estés aquí... —susurra Crafty, su voz quebrada por la emoción—. Creí que estabas muerto.

DogDay siente el calor y la seguridad del abrazo de Crafty, y por un momento, el dolor y la oscuridad parecen desvanecerse. Se aferra a ella con todas sus fuerzas, encontrando en su abrazo la esperanza que tanto necesitaba. Las lágrimas corren libremente por su rostro mientras trata de contener su propia emoción.

     —Lo siento... —murmura DogDay, su voz apenas audible y temblorosa—. Lo siento por no haber estado aquí para defenderte.

Crafty llora en el pecho de DogDay, y él llora igualmente. Al estar más cerca de DogDay, Crafty percibe el aroma de vainilla que lo caracteriza, lo que hace que el abrazo sea aún más reconfortante. La sensación de estar juntos en medio de la adversidad proporciona una breve pero preciada tregua a su sufrimiento.

Un leve lapso de tiempo pasa, haciendo que se separen ligeramente. Crafty respira profundamente, tratando de calmarse mientras sus lágrimas disminuyen.

     —Estoy muy contento de verte, Crafty... —dice DogDay, limpiándose las lágrimas.

     —Igual yo, DogDay —responde Crafty, sosteniendo la mano de DogDay con ternura. Sin embargo, un escalofrío recorre su cuerpo cuando DogDay observa que la mano izquierda de Crafty está despedazada, con fragmentos de hueso visibles a través de la piel rota.

     —¡Crafty! ¿Qué te pasó? —pregunta DogDay, su voz llena de preocupación y horror al ver el estado de la mano de Crafty.

Crafty inclina su cabeza y frunce el ceño, visiblemente afectada. Sus ojos muestran un dolor profundo.

     —Perdón, Crafty. Si no quieres decirme, está bien —dice DogDay, sintiendo que tal vez ha tocado un tema doloroso.

     —No, no te preocupes —responde Crafty con un suspiro tembloroso—. Es solo que recordarlo es difícil para mí.

Crafty se sienta con dificultad, y DogDay la ayuda con cuidado, observando cómo las cadenas en su cuello están unidas a unos tubos oxidados, impidiéndole cualquier oportunidad de huir.

     —DogDay... tu cuerpo está muy dañado —dice Crafty, también sorprendida al ver el estado de DogDay.

     —Sí... realmente, duele mucho —dice DogDay, sentándose con dificultad al lado derecho de Crafty. Sus músculos están tensos y sus heridas parecen abiertas, mostrando el costo de su esfuerzo por llegar hasta aquí.