Capítulo 16

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Tiempo antes que Rodrigo tuviera esa conversación con Spreen. Había sucedido algo entre Emilia y Germán...

Emilia estaba hecha un lío. Venía dándole vuelta al tema hace varios días y, aunque trataba de concentrarse en su relación con Germán, algo no le cerraba. Desde la pelea con Rodrigo, la relación con Germán no estaba siendo lo que ella esperaba, y no podía seguir ignorando lo que sentía. Había algo que no le dejaba estar tranquila. Sabía que, si seguía así, tarde o temprano iba a explotar.

Una tarde, mientras Germán estaba por llegar a su departamento, Emilia ya no pudo más. Se sentó en el sillón, con la cabeza llena de pensamientos, y decidió que tenía que hablar con él. No podía seguir ocultando lo que sentía. Cuando Germán tocó la puerta, la miró con una sonrisa, pero ella ya sabía que todo iba a cambiar.

—Hola! ¿cómo estás? Estaba pensando en salir a dar una vuelta, ¿te parece?

Emilia lo miró unos segundos, sabiendo que si no lo decía ahora, nunca lo iba a hacer.

—Germán, ¿podemos hablar un ratito? Es sobre nosotros.

Germán se quedó en la puerta, un poco desconcertado. "¿De qué estás hablando? ¿Qué pasó?"

Emilia se levantó del sillón y empezó a caminar nerviosa por el departamento. No encontraba las palabras correctas, pero sabía que tenía que decirlo.

—Mirá, Ger... No sé cómo arrancar esto, pero... Siento que hay algo que no está bien. No puedo seguir así, con todo esto encima."

Germán la miraba, todavía sin entender del todo. "¿De qué hablas? No entiendo. ¿Es por Rodrigo? Sabés que yo entiendo que lo de ustedes tiene que arreglarse, pero no tiene por qué afectar lo que tenemos.

Emilia lo miró a los ojos, con la garganta cerrada. "No es solo eso, Germán. Es que... siento que estoy arriesgando todo, y no quiero perder a Rodrigo. No quiero que nuestra amistad se termine por lo que pasó entre nosotros. Lo nuestro está siendo hermos y no me arrepiento de nada, me hace bien estar con vos, pero... necesito un tiempo. Necesito respirar, Germán."

Germán frunció el ceño, y la sorpresa se reflejó en su cara. "¿Cómo? Pará , ¿estás diciendo que, después de todo lo que compartimos, preferís seguir con Rodrigo y dejarme a mí afuera? ¿Te parece bien eso?"

Emilia sintió que las palabras se le atoraban en la garganta. Sabía que esto lo iba a lastimar, pero era lo que sentía, y no podía seguir mintiendo.

"No es que prefiera a Rodrigo, Germán... es que nuestra amistad es muy importante para mí. Es algo que no quiero perder. Y todo esto está siendo demasiado. No quiero que se termine todo por algo que no estoy segura de si es lo que quiero. Ya llevamos cinco meses, y no sé si estoy lista para dejar ir una amistad que significa tanto."

Germán la miró, su rostro se fue endureciendo a medida que las palabras de Emilia iban calando más hondo.
—¿me estás diciendo que preferís la amistad de Rodrigo antes que estar conmigo? Después de todo lo que hemos vivido, de todo lo que he dado por vos, ¿y ahora me decís esto?"

Emilia bajó la mirada, sabiendo que no había forma de que Germán lo entendiera al instante. —Lo siento, Germán. De verdad, me siento horrible por todo esto, pero... no puedo más. No quiero perder a Rodrigo. No quiero perder nuestra amistad, y siento que seguir con vos va a hacer que eso pase."

Germán apretó los dientes y dio un paso atrás, como si las palabras de Emilia lo golpearan.

—Esto es una locura, Emilia. Todo lo que he hecho por vos, todo lo que he dado, ¿y esto es lo que me decís? ¿Que te vas a alejar porque tenés miedo de perder a Rodrigo? No entiendo nada.

Emilia lo miró, sin poder contener las lágrimas que ya se asomaban en sus ojos. —No quiero que nos peleemos, Germán. No quiero que esto termine así, pero... necesito tiempo. Necesito pensar.—

Germán, molesto, dio un paso atrás, cruzándose de brazos. —Y pensás que con eso todo se soluciona, ¿no? Yo no voy a quedarme acá esperando que me digas lo que querés. Esto ya está, Emilia. Ya no sé qué más decirte. Te dejé claro cuánto te quiero, pero si preferís seguir con Rodrigo, entonces que así sea."

Emilia trató de dar un paso hacia él, pero Germán la detuvo con un gesto brusco. —No, Emilia. No quiero que me sigas dando excusas. Esto ya no tiene sentido.

Y sin decir más, Germán dio media vuelta y se dirigió hacia la puerta. Al abrirla, se dio vuelta una última vez para mirarla, pero no dijo nada más. Con un portazo, la puerta se cerró detrás de él.

Emilia se quedó en el centro del departamento, completamente paralizada. Las lágrimas empezaron a caer sin que pudiera detenerlas. Estaba sola, vacía, con el corazón hecho pedazos. No sabía si había hecho lo correcto, no sabía si alguna vez podría perdonarse por lo que había hecho.

Tomó su teléfono y, entre sollozos, llamó a Niki. Necesitaba hablar con alguien, y Niki siempre sabía qué decir en momentos como este.

Niki: "Emi, ¿qué pasó? ¿Estás bien?"

Emilia no podía hablar, pero al escuchar la voz de Niki, las lágrimas se hicieron más intensas. Finalmente, logró responder entre sollozos.

—No sé si lo hice bien, Nicki. Todo está mal, siento que arruiné todo. No sé qué hacer.

Niki, al otro lado del teléfono, suspiró con comprensión. —Tranquila, Emi. Todo va a estar bien, te lo prometo. Ya vas a ver que todo esto va a pasar, y si Germán realmente te quiere, va a entender. Pero ahora, lo que importa es que te cuides. No tomes decisiones apresuradas, ¿sí? Vas a encontrar la forma de aclarar todo esto, pero ahora date un respiro."

Emilia, entre lágrimas, asintió, pero no sabía si su corazón podía soportar tanto dolor.

Cuando Volvimos a Encontrarnos | Germán Usinger, UnicornioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora