🌺Emilia y Rodrigo fueron inseparables en su juventud, unidos por una amistad que parecía inquebrantable. Pero la vida los llevó por caminos diferentes cuando Emilia se mudó a otra ciudad. Años después, un reencuentro inesperado despierta viejos sen...
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Ya había pasado un tiempo desde que todo se había desmoronado. Lo peor no fue el final con Emilia, sino la sensación de haber perdido todo en un abrir y cerrar de ojos. Había dejado de hablar con Carrera, y con Emilia... bueno, eso ni hace falta aclararlo. Me pasé meses pensando en qué carajo había hecho mal y cómo las cosas llegaron a donde llegaron.
Un día, Spreen me cayó con una noticia que me dejó helado.
—¿Sabías que Carre va a ser papá? —me tiró mientras nos clavábamos unas empanadas en su casa.
—¿Qué? ¿Cómo que va a ser papá? —le respondí, atragantándome con la masa.
—Sí, boludo. Sofía está embarazada. La pancita ya se le nota. No te dijo nada porque... bueno, ya sabés cómo están las cosas entre ustedes.
La noticia me cayó como un balde de agua fría. Me alegraba por él, claro, pero también me dolía saber que habíamos llegado a un punto donde algo tan grande en su vida me lo tenía que contar alguien más. Pasé días dándole vueltas a la idea, hasta que un mensaje inesperado apareció en mi celular. Era de Carrera.
"Germán, sé que las cosas no terminaron bien entre nosotros. Pero me gustaría que hablemos. Si podés, pasemos a comer algo esta semana. Yo invito."
Me costó decidir si ir o no, pero al final me dije: "¿Qué más puedo perder?" Así que acepté.
Nos encontramos en una parrilla que solíamos ir siempre. Apenas lo vi, me di cuenta de cuánto había pasado. Él estaba distinto, más serio, pero con esa mirada de siempre.
—Gracias por venir, che —me dijo mientras nos sentábamos.
—No pasa nada. ¿Qué querías hablar? —le pregunté, directo al grano.
Rodri suspiró, se acomodó en la silla y empezó a hablar.
—Mirá, Uni Sé que la re cagué. Me mandé una de esas que no tienen excusa. Estaba dolido y reaccioné para el orto. Pero no quiero que esta boludez termine con algo que construimos durante años.
—¿Y qué querés que te diga? —le respondí, todavía medio duro—. Todo esto me costó más de lo que imaginás. Perderte como amigo... y perderla a Emilia. Fue demasiado.
Rodri bajó la cabeza, como si mis palabras le pesaran.
—Lo sé, y por eso estoy acá. Quiero pedirte perdón. Te juro que no vuelvo a meterme en tu vida ni en tus decisiones. Eso lo aprendí a los golpes. Todo este tiempo me di cuenta de que no gané nada peleando con vos. Solo perdí a alguien que considero mi hermano. Ustedes dos tienen todo el derecho de estar juntos.
No sabía qué decir. Sus palabras me pegaron fuerte. Nunca lo había visto tan sincero.
—Mirá, Rodri... —empecé, buscando las palabras—. Me costó mucho todo esto. Pero tenés razón. No tiene sentido seguir con esta mierda entre nosotros.
Rodri levantó la mirada y sonrió.
—¿Entonces estamos bien?
—Sí, estamos bien —respondí mientras chocábamos los puños, como en los viejos tiempos.
Seguimos charlando un rato, poniéndonos al día. Me contó sobre el bebé, cómo estaba Sofía, y de repente la conversación tomó un giro inesperado.
—¿Y con Emilia? —me preguntó, bajando el tono.
—¿Qué con Emilia? —le devolví, aunque sabía exactamente a qué se refería.
—¿No pensaste en hablar con ella?
Suspiré, mirando el mate que tenía en la mano.
—No sé, Rodri. Fue demasiado. Se terminó todo mal y siento que ella no quiere saber nada de mi.
—Boludo, ¿y si te equivocás? Mirá, yo ya aprendí que a veces hay que dejar el orgullo de lado. Si todavía la querés, ¿qué te cuesta intentar?
Sus palabras se quedaron dando vueltas en mi cabeza el resto de la noche. Cuando me fui, tenía algo claro: era momento de dejar de esconderme detrás del "qué pasará". Si quería recuperar lo que había perdido con Emilia, tenía que moverme.
No iba a ser fácil. Pero después de hablar con Rodri, sentí que, al menos, no estaba solo en esto. Había recuperado a mi mejor amigo, y ahora era hora de ver si podía recuperar también al amor de mi vida.
Decidí que no iba a dar más vueltas. Era el momento de enfrentar todo. ¿Qué tenía para perder?
