Shoton de Konoha

Capítulo 72: Batalla en Forked River Valley Act III

Si no fuera por las habilidades sensoriales de Karin tan agudas, ninguna de ellas habría evadido las cuchillas en llamas unidas a la muñeca de un motor de asedio que las cargaba como un oso. De tamaño masivo con una piel gris como una roca con grietas carmesí brillantes en algunos lugares, pies enganchados, una cabeza grande con dos cuernos curvos y dientes afilados que sonrieron siniestramente desde sus fauces. Sus brillantes y brillantes ojos miraban a los humanos y primates con furia asesina. Ni una sola vez cedió ni disminuyó la velocidad cuando se deslizó y arañó al grupo, rugiendo tan fuerte que hizo temblar el suelo debajo de ellos.

La cara de Yamakami mostraba un rostro de puro horror, llamando a la bestia un Barón del Infierno. Uno de los tipos más poderosos y peligrosos de demonios infernales de los pozos más profundos del Infierno.

El aura pura sola de la bestia colosal casi había paralizado a Karin, quien sintió toda la malicia y el odio puros del monstruo. Si no fuera por sus primos y los monos, el Uzu de uso bifocal se habría perdido en su desesperación.

Shirou miró con fuerza antes de que su mano derecha fuera a su bíceps izquierdo, tocando el sello tatuado. Brillando intensamente, una empuñadura pronto apareció cuando la sacó para revelar un Tsurugi. Sin miedo, corrió hacia el Barón, seguido por los Gibbons.

Shirou dejó escapar un grito de guerra mientras saltaba hacia el demonio, su espada larga impactando en una de las muñequeras en llamas. Shirou pronto jadeó cuando su espada se puso al rojo vivo, obligándolo a soltar la hoja para que no lo quemara. Los monos rodearon a la inmensa bestia, golpeando los talones con palos y bastón, mientras que otros dispararon arcos largos directamente a la cabeza del demonio. Los golpes de sus armas contundentes ni siquiera les picaban mosquitos, y las flechas rebotaban o se rompían por la mitad.

El demonio gruñó, levantándose a pie y luego pisoteando con fuerza.

Una onda de choque masiva envió a Shirou y a los monos volando, chocando con árboles o saltando sobre el suelo como rocas en un estanque. El macho Uzumaki convocó una espada dentada y la enterró en el suelo, anclándose.

"Quédate atrás!" Hikari gritó; el artista marcial respiró hondo, levantando un pie en el aire antes de bajarlo en un movimiento rápido, arrancando una gran pieza de piedra del suelo, luego, con una patada de la casa redonda, impulsó la roca a altas velocidades hacia el enorme demonio.

El barón simplemente dejó que la roca impactara su cuerpo, este se desmoronó en cientos de pedazos mientras el demonio apenas se estremeció.

"Mierda...!" Hikari juró, los ojos se ensanchan en estado de shock.

"Esta cosa es demasiado poderosa!" Karin advirtió, "No tenemos suficiente potencia de fuego de nuestra parte para sacarlo!"

"Bueno, no tenemos muchas opciones!" Shirou respondió, canalizando el sello en su brazo y concentrándose. Saltó alto en el aire con un toque de su brazo. Convocó docenas y docenas de lanzas, palabras largas y muchas otras armas grandes y afiladas. Algunos de los mejores que había hecho y puesto en reserva para cuando surgió la necesidad. Cayeron sobre el barón a gran velocidad mientras los misiles corrían por el aire, pero para su horror, la mayoría de las armas simplemente rebotaban, con solo unos pocos logrando enterrar sus cuchillas en la carne del demonio, pero el daño también podría ser superficial, solo perforando ligeramente su gruesa piel.

Una risa maliciosa pura escapó de la imponente fauce del infierno antes de rugir y levantó uno de sus enormes brazos para que su hoja del antebrazo sesgara al joven herrero, que no podía maniobrar en el aire. Las cadenas doradas se dispararon hacia adelante, envolviendo el brazo del demonio, para su sorpresa, virándolo hacia abajo.