Shoton de Konoha

Capítulo 11: ¡La serpiente en el bosque! ¡Orochimaru vs. Sasuke y Sakura!

Oscuridad. Dolor. Odio. Todo lo que podía sentir eran esas cosas. No sabía dónde estaba, o cuándo estaba...¿quién era él otra vez..? Oh sí, él era Uzumaki Naruto, huérfano de Konohagakure no Sato, Jinchurriki del Kyuubi no Yoko, odiado por el shinobi, despreciado por los aldeanos... El Kyuubi... La fuente de todo su sufrimiento... Y eso debido a un solo hombre; Namikaze Minato, el Yondaime Hokage, Konoha no Kiiroi Senko, héroe de guerra de la tercera gran guerra shinobi...¿Por qué él? ¿Por qué el shinobi más fuerte en siglos lo eligió? ¿Por qué fue él quien tuvo que ser condenado? ¿No le habían quitado lo suficiente el Kyuubi? ¿No fue suficiente la muerte de sus padres para el Yondaime? ¿No había sufrido lo suficiente?

¡El dolor, este dolor insoportable! No fue solo su cuerpo inexistente el que dolió ahora, sino también su corazón. Todo dolía, y no tenía a dónde correr.. Solo había oscuridad, oscuridad para tragarlo entero, oscuridad para burlarse de él en su hora más oscura, oscuridad para recordarle todas las cosas que no logró, todas las cosas que no lograría, y las cosas que nunca pudo lograr.. Nunca había herido tanto antes. Quería escapar, pero no había a dónde ir, a dónde correr...

Entonces de la nada salió un destello más brillante que el Katon jutsu más fuerte, tan brillante que pensó que era un nuevo sol. Estaba en alguna parte, en lugar de esto en ninguna parte. Comenzó a correr hacia él, comenzó a sentir su cuerpo; su pecho, sus piernas, sus brazos, su cabeza, su todo. Era algo, alguien.

La oscuridad se apoderó de él, tratando de mantenerlo alejado de la hermosa luz, la luz del regalo del cielo, pero no perdería. Usó todos sus poderes para luchar, para alejarse de lo horrible que era la oscuridad. ¡Se estaba acercando! Podía sentir el calor, el cuidado y el amor. Tenía que llegar allí. ¡Pero la oscuridad era tan fuerte! ¡Estaba tan cerca! No se le podía mostrar la salida, solo para que se la quitaran. Pero comenzó a reducir la velocidad. La oscuridad vino de él otra vez, arrastrándolo lejos de la luz, del calor, el cuidado y el amor. No podía soportarlo, el odio, el dolor, la oscuridad. Vino por él otra vez. Comenzó a perder, lentamente, pulgada por pulgada; ganó, arrastrándolo lejos de la luz. Se puso más frío.

Fue entonces cuando escuchó la voz, esa voz familiar pero completamente alienígena. Era relajante, consciente, cariñoso. Le dio fuerza. Luchó, no pudo perder ante la oscuridad, y no lo hizo. ¡Tenía cosas que hacer, metas que lograr! ¡Iba a aprobar estos exámenes, iba a ser reconocido por el pueblo de Konoha, y se iba a convertir en el Hokage!

Usó su fuerza recién ganada para salir del alcance de la frialdad, la oscuridad. Usó todos sus poderes para llegar a la voz, a la luz. Estaba ganando. Estaba tan cerca ahora, solo unos metros más. Cinco metros, tres metros, medio metro. Extendió su mano para tocar a su salvador. Estaba tan cerca del calor que le quemó la mano. Pero no le importaba; nada más que la oscuridad. Y lo tocó.

La luz explotó a su alrededor, persiguiendo la oscuridad, la frialdad, el dolor y el odio. Sólo había luz, sólo amor, sólo calor. Parpadeó varias veces para acostumbrarse al brillo. Lo que vio no era lo que esperaba. Estaba de pie, lo que supuso que era una habitación, pero sin paredes. No había muchos muebles aquí, solo una pequeña mesa, una silla y una cuna. Escuchó respiraciones bajas y ligeras. Poco a poco se acercó a él, su aliento se atascó en su garganta cuando vio quién estaba acostado en él.

Era un bebé, que no podía tener más de un día o dos. Eso no era lo que había llegado a Naruto; era su apariencia. Tres marcas de bigotes muy familiares estaban en las mejillas, su cabello rubio era puntiagudo e incontrolado, erizado en todas direcciones. El bebé tenía los ojos abiertos para mostrarle los ojos más profundos y cerúleos, que conocía muy bien.

Se sorprendió cuando dos personas aparecieron en el medio de la 'habitación'. Un hombre rubio estaba arrodillado, sosteniendo a una mujer larga y pelirroja en su pecho. Se podía ver que ella era muy hermosa, a pesar de parecer tan enferma y débil. Una vez más, su aliento se enganchó cuando el hombre se levantó de su posición arrodillada, mostrando su apariencia completa. Tenía el mismo cabello rubio puntiagudo que el bebé, pero flequillo más largo, enmarcando su cabeza, los mismos ojos profundos y cerúleos estaban en su cara. Toda la estructura de su cuerpo simplemente gritó 'Tengo poder, y no tengo miedo de usarlo si me obligan'. Era el Yondaime Hokage.