Capítulo 16

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Chicas, aquí el capítulo 16 espero les guste...

Quería recordarles lo importante que es para mí sus votos y comentarios por párrafo, así podré saber que piensan si le está gustando o que les gustaría cambiar algo de la trama.

Sin más, disfruten el cap.

Hades

Parte II

—¿Por qué no me besas? Anda, bésame.

Se levanta de nuevo, tambaleándose un poco, el cabello húmedo cayéndole en mechones desordenados alrededor del rostro. Parece frágil, pequeña frente a mí, pero de que me la voy a comer me la voy a comer.

Avanza hasta plantarse frente a mí, tan cerca que puedo sentir su aliento tibio rozando mi pecho. El corazón se me bajo a la verga, porque me está palpitando.

—Dime... ¿te tengo parado? —Maldito infierno.

Ya ni se si estoy respirando.

—El corazón. Me refiero al corazón —añade, con una sonrisa traviesa mientras pega su oreja contra mi pecho.

Maldita...

—Sí, lo tengo parado —le respondo, y mis manos se mueven por instinto, bajando la bragueta de mi pantalón. Para sacarme el glande.

Aquí marica no somos.

Me mira sorprendida, como si esperara que me detuviera, que fuera uno de esos idiotas que se cohíben porque ella está borracha. ¿Quién demonios se cree que soy? Si algo me falta a mí son valores que me impidan tomar lo que quiero.

—Toca —le digo, mi voz ronca y baja, mientras me sobo la cabeza. —Siente como lo tengo parado.

Sus ojos siguen clavados en mi falo, el color subiendo a sus mejillas, pero no aparta la vista. Traga saliva, sus labios se abren ligeramente, y por un segundo parece debatirse entre la duda y el deseo.

—El corazón, por supuesto —añado, con una sonrisa que sé que es puro veneno.

Avanzo hacia ella, despacio.

—Anda, pídele al demonio que te bese.

Ella retrocede un paso, pero no puede escapar, porque en cuanto lo hace, yo avanzo otro.

—Dilo otra vez —le ordeno.

Se muerde el labio. —Bésame, demonio.

a tomo de la cintura sin pensarlo dos veces, y en un movimiento rápido hago que enrolle sus piernas desnudas alrededor de mi torso. El contacto es inmediato, abrasador. Su centro queda presionado contra mi abdomen, caliente, húmedo, y toda la mierda en mi cabeza se apaga.

—Yo... yo...—balbucea, pero no dejo que termine.

Le estampo la boca contra la mía, devorándola con urgencia, con rabia, con todo el jodido deseo que me he tragado por tanto tiempo. Sabe a alcohol y lágrimas, y maldita sea, sabe jodidamente bien.

Gime contra mi boca, un sonido pequeño, quebrado, que hace que mi control se rompa por completo. Camino con ella en brazos hasta la pared más cercana, y su espalda golpea el frío concreto mientras nuestras bocas siguen peleando, mordiendo, explorando.

Me alejo de ella, la observo mientras recupera el aliento. Los ojos vidriosos, la boca roja, hinchada, y esa maldita expresión que mezcla desafío y vulnerabilidad. Es un espectáculo, y solo me enciende más.

La tomo con fuerza por el mentón, mientras con la mano que la sostengo hago que restriegue su clítoris en mi abdomen, obligándola a mirarme. Sus ojos, brillantes y abiertos, reflejan todo lo que está sintiendo.

OSCURIDAD [ 2DO LIBRO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora