Capítulo 1

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Chicas, aquí el capítulo 1 espero les guste...

Quería recordarles lo importante que es para mí sus votos y comentarios por párrafo, así podré saber que piensan si le está gustando o que les gustaría cambiar algo de la trama.

Sin más, disfruten el cap.

Noviembre, Año 2013

Hades Zeuqram

—¿Me amas? —mi voz rasgada y urgente resuena en el cuarto.

Soy un hombre imponente, de dos metros de altura, clavándole el sexo a una mujer, que es significativamente más baja. Cada embestida hace que sus pliegues se desborden, lubricados y pidiendo más, mientras mis movimientos se vuelven más intensos. Su piel es suave y cálida, sonrojada por la fuerza de mis caricias.

—Micaela, respóndeme —exijo.

—Sí, te amo —jadea ella entre respiraciones entrecortadas—. Te amo demasiado, siempre te he amado.

Disfruto del gemido que escapa de sus labios al separarme de ella. Me aparto lentamente, mi erección aún dura, golpeando la parte final de mi abdomen. El glande me palpita con la necesidad que tengo.

Me dirijo hacia la mesa de noche, donde he preparado un juguete especial para Micaela.

Ella, aún jadeante, me observa con las piernas abiertas sobre la cama, su coño rosado e hinchado revelado en toda su plenitud. Sus fluidos la empapan, un espectáculo que despierta un deseo intenso en mí. Me detengo un momento, saboreando la visión de su cuerpo expuesto y vulnerable.

Me recuerdo a mí mismo que no uso mi lengua en la vagina de ninguna mujer, pero el deseo me tienta. En cambio, mi enfoque está en el juguete que saco cuidadosamente de su envoltura, preparándome para ofrecerle una experiencia que despierta cada rincón de su placer.

Me acerco, mientras escupo el juguete de látex que tengo en la mano.

—¿Qué haces? —pregunta con curiosidad y un toque de miedo.

No le respondo. En cambio, me acerco nuevamente con el juguete en la mano, y alzo sus piernas con ganas. La miro a los ojos mientras exploro su cuerpo con el juguete, disfrutando de la manera en que sus pupilas se dilatan.

Ayer, tenía la verga dura por ella, y me la imaginaba dándole tan fuerte como fuera posible. Pero en lugar de eso, me enviaron a una mocosa que desprecié. Entonces llamé a Micaela, y como siempre, me esperó en cuatro. Para ella, nunca hay un no cuando se trata de mí.

A mí nadie me dice que no.

—Vamos a jugar —le digo, deslizando el juguete por sus pliegues húmedos—. Te va a gustar, y mucho.

La levanto de nuevo, sus piernas abiertas y su cuerpo suspendido en el aire. Comienzo a penetrarla con el juguete, sintiendo como su ano se va expandiendo ante la verga de caucho, aumentando la intensidad con cada movimiento. Ella gime, suplicando—. Sheol, por favor, despacio.

Pero no le hago caso. Salgo y vuelvo a entrar, esta vez con más fuerza. —Si te relajas, entrará mejor —le susurro, moviéndome en un ritmo que la hace retorcerse de placer.

Micaela se tensa al sentir el juguete dentro de ella, pero luego, casi en contra de su voluntad, se relaja y cede a la sensación.

—¿Me amas? —le pregunto de nuevo. Ella asiente con los ojos brillantes de deseo. —Entonces, déjate llevar.

Nuestros ojos se encuentran, y en su mirada veo la emoción y la lujuria que tanto me excita. Aprovecho su vulnerabilidad para introducir el juguete más profundamente. Ella arquea la espalda, sus gritos de placer resonando en la habitación.

OSCURIDAD [ 2DO LIBRO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora