Escúchame rugir: La Casa Lannister en la Guerra del Anillo ( traducción )

El diablillo

El viaje a Crakehall, donde habían atracado los Umbari, fue bastante fácil. En cada parada habían recibido alojamiento y provisiones gratis, y a Herumor no parecía importarle que se escabullera por las noches para saciar sus ansias. Un grupo de veinte capas rojas había sido enviado para protegerlo, como habían hecho con Jaime, pero donde Addam Marbrand había liderado el contingente de Jaime, Tyrion había recibido a Gregor Clegane. Tyrion sabía que el tamaño y el comportamiento del hombre eran una forma eficaz de intimidar a los Umbari, incluso si no era un buen compañero de viaje.

Aunque Tyrion sabía que era poco probable que Clegane y sus hombres le hicieran algo directamente perjudicial, aun así sentía que lo mejor era tener a unos cuantos hombres más... de confianza cerca. Bronn había sido una elección obvia, había demostrado que tenía suficiente lealtad al oro al menos, y le había cogido cariño al mercenario. Como mínimo, sería agradable tener a alguien más con quien hablar que no fuera Clegane y sus hombres.

Su siguiente elección había sido Timett de los Hombres Quemados, pero había rechazado la oferta de Tyrion, al igual que Chella de las orejas negras. Habían decidido llevar a su gente a las montañas para establecerse en la nueva frontera de Westerland. Con la bendición y el oro de Tywin Lannister esperaban construir nuevos asentamientos allí, la caza era abundante y había numerosos minerales para extraer si lo deseaban. Se entendía que en algún momento se arrodillarían ante la casa de Lefford del Diente, pero Tyrion tenía sus dudas sobre lo bien que se adaptarían los clanes a una vida sin incursiones. Por otra parte, sabía que había clanes de montaña similares en el Norte que se habían arrodillado ante Invernalia... el tiempo diría si se podía llegar a un acuerdo similar aquí.

Shagga, hijo de Dolf, por otra parte, había aceptado de buen grado otra aventura con "el medio hombre", como los miembros del clan habían empezado a llamarlo. Los corpulentos miembros del clan habían ido a la armería de los Lannister, llevándose dos grandes hachas de acero que Tyrion estaba seguro de que estaban hechas para ser manejadas con dos manos, así como una camisa de malla y un nuevo par de botas. Evidentemente, había estado tratando de convencer a los herreros de que le forjaran una protección especial para su barba, una "placa de barba", como la había llamado, cuando se vieron obligados a partir hacia la costa.

El último miembro de su misión diplomática fue recogido en Crakehall. Mientras cargaban los barcos con suministros, un pequeño grupo encabezado por Lyle Crakehall, el jabalí fuerte como lo conocían, se acercó a los muelles. —¡Tyrion Lannister! —retumbó su voz profunda—. Tu señor padre me ha pedido que te acompañe como tu pregonero.

—¿Un pregonero? —preguntó el enano divertido—. ¿Por qué necesitaría un pregonero?

Crakehall se encogió de hombros. "Supongo que es una gran voz para un hombre pequeño. Sinceramente, mi padre también quería que estuviera con ellos. Estos Umbari son gente marinera y es probable que vean a muchos Crakehalls dada nuestra posición".

Tyrion asintió, tenía sentido. —Muy bien, Lyle Crakehall, aceptaré tus servicios como mi pregonero en esta misión diplomática.

El jabalí sonrió y se despidió de sus sirvientes, subiendo a bordo del barco. Saludó a Clegane rápidamente; se conocían, pero no había camaradería entre ellos. Se detuvo para mirar a Shagga y Bronn. "¿Un espadachín y un salvaje? Sin duda, un hijo de Tywin Lannister merece algo mejor..."

Shagga descolgó una de sus hachas y dejó que la pesada empuñadura golpeara contra la cubierta. "Shagga ha visto a muchos caballeros ir y venir, Shagga todavía está aquí y ellos no".

Las cejas de Crakehall se levantaron. "Al menos eres enérgico, eso te lo concedo".

Tyrion intervino rápidamente: "Todos tendrán mucho tiempo para pelear sobre quién puede protegerme mejor más tarde, pero por ahora ¿por qué no ayudan a los hombres a preparar los barcos?"