capítulo 5

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La luz de la mañana se filtra a través de los ventanales del gran comedor de los Itami, bañando la sala en un suave resplandor dorado. La familia está reunida alrededor de una larga mesa de madera finamente tallada, cubierta de platos con frutas frescas, pan recién horneado y jarras de leche y jugo. Los criados sirven con destreza y discreción, mientras los integrantes de la familia disfrutan de su desayuno en un ambiente que mezcla camaradería y formalidad.

 Los criados sirven con destreza y discreción, mientras los integrantes de la familia disfrutan de su desayuno en un ambiente que mezcla camaradería y formalidad

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El ambiente es relajado hasta que Alana, con una sonrisa traviesa, lanza la primera provocación, mirando a su hermano Azor con malicia.

Alana: "Azor, me intriga... ¿a dónde fuiste anoche con la señorita Yohana Greywatch?"

El comentario hace que todos en la mesa, especialmente Lord Tristan y su esposa, levanten la mirada, fijándola en Azor. La incomodidad de Azor es evidente; sus mejillas enrojecen y su mirada se desvía de sus padres, mientras responde con un tono evasivo, tratando de sacarse la pregunta de encima.

Azor: "¿Y qué hay de ti, Alana? Me pareció ver a Julius Argent muy interesado en ti anoche... ¿o es que tienes otras preferencias?"

La insinuación de Azor logra su propósito, desviando la atención y logrando que Alana frunza el ceño, mostrando una expresión de desdén mientras agarra una hogaza de pan. Sin pensarlo dos veces, se la lanza a su hermano con un gesto de desafío, aunque una sonrisa de satisfacción brilla en sus ojos.

Alana: "A Julius no podría interesarmemenos, y lo sabes. Pero parece que tú, querido hermano, no puedes evitarcoquetear con todas las damas que encuentras."

Lord Tristan observa la escena con una expresión severa y reprende a sus hijos, su voz cargada de desaprobación

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Lord Tristan observa la escena con una expresión severa y reprende a sus hijos, su voz cargada de desaprobación.

Tristan: "Eso es suficiente, ambos. Estamos en la mesa familiar; comportarse como niños es inaceptable."

Azor y Alana intercambian una última mirada de desafío, aunque ambos bajan la cabeza, aceptando la reprimenda. En ese momento, las puertas del comedor se abren y Lord Aldric entra en la sala con su porte digno e imponente, y todos los presentes se enderezan, respetuosamente, mientras él se dirige a su lugar en la cabecera de la mesa.

La luz del ocasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora