Los pasillos del castillo están iluminados suavemente por antorchas que proyectan sombras danzantes sobre las paredes de piedra. Lord Aldric camina junto a su hijo, Lord Tristan, ambos sumidos en una conversación seria sobre el futuro de la familia y de las jóvenes Alana y Anora. El eco de sus pasos resuena en la tranquilidad del castillo, creando un ritmo pausado y constante mientras Aldric le expresa sus pensamientos a Tristan.
Lord Aldric: "Con el compromiso de Azor y la llegada inminente de Mary Argent, creo que es tiempo de hacer algunos arreglos para mis nietas. Las atenciones de Mary estarán en persuadir a Azor y en intentar enderezar su comportamiento. Y, por otro lado, Alana y Anora podrían beneficiarse al estar fuera de las tensiones que este compromiso traerá."
Tristán asiente, escuchando atentamente, ya intuyendo lo que su padre planea. La relación de Azor y Mary no será fácil, y tener a las jóvenes bajo la misma presión social y política sería, en cierto modo, contraproducente.
Lord Tristan: "¿Silverlanding, entonces? ¿Crees que estarán seguras lejos de nosotros?"
Lord Aldric: "Sí, en Silverlanding. Enviarlas como pupilas no solo las mantendrá fuera del conflicto de la corte, sino que también les permitirá expandir sus habilidades. Alana, especialmente, ya ha demostrado una inclinación hacia las artes del combate, y Silverlanding es el lugar adecuado para su entrenamiento. Con Sir Owen Reed el Justo allí, estará en las mejores manos."
Un destello de preocupación asoma en los ojos de Tristan, pero sabe que este movimiento es sensato. Aunque enviar lejos a sus hijas, comprende que su padre ha considerado cada detalle en beneficio de ellas.
Lord Tristan: "Entonces, haré los arreglos necesarios para su partida. Será beneficioso para Alana tener la instrucción de Sir Owen, y Anora también podrá aprender mucho, aunque quizás no en los mismos términos."
Lord Aldric se detiene un momento, observando a su hijo con una expresión grave pero llena de confiansa.
Lord Aldric: "Confío en que será lo mejor para ambas. Alana necesita espacio para crecer en lo que realmente le apasiona, sin la mirada crítica de la corte. Y Anora, aunque más joven, aprenderá de su hermana y estará en un entorno más libre.
Tristan asiente solemnemente, consciente del desafío que enfrentan como familia. Su padre hace una pausa, dándole una última mirada llena de cariño y orgullo antes de inclinarse levemente hacia él.
Lord Aldric: "Ocúpate de esto, Tristan. Confío en ti."
Aldric da media vuelta y entra en sus aposentos, dejando a Tristan solo en el pasillo. Tras un instante de reflexión, Tristan respira profundamente, dirigiéndose hacia la torre donde están las aves mensajeras. Allí, con manos firmes y un gesto decidido, prepara un mensaje para asegurar los arreglos en Silverlanding.
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La luz del ocaso
FantasyEn Valdoria, la mítica Noche Negra dejó profundas cicatrices: una noche de traición y sangre que aniquiló a los antiguos herederos y sumió al reino en una era de incertidumbre. Desde entonces, dos profecías han marcado el destino de sus habitantes...