—Ehh natalia...no te dije que esperaras fuera? —Le digo lentamente con miedo a ver su reacción.
—Cuéntame que sucede. ¿Quienes sois vosotros dos? —Señala a mi amigo y a mi vecina.
—Yo soy Sarah, la vecina de este, encantada. —Saluda irónicamente como si quisiese matarla.
—¡Yo Dylan! ¿Te acuerdas de mi? — Dice super ilusionado.
—No...
—¡Me sigues en instagram!
—Uy pues habrá sido sin querer, ahora te dejo de seguir tranquilo.
—No no no que va déjalo como está. —Dice Dylan como si se acercase el fin del mundo. La verdad que este tío es total.
—Bueno, a lo que vamos, tenemos que salir de aquí antes de que la policía venga . —Advierte Sarah, dándole igual que Natalia este delante.
Noto la mirada vacilante de Sarah a mi 'amiga'. En el instante en el que iba a abrir la boca se oye una noticia por lo altavoces del instituto. Que por cierto, no sabia ni que existian.
"<Atención, Michael Jackson acuda a secretaria, Michael Jackson acuda a secretaria>"
—Mick, ese eres tú. —Me dice, para que todo el mundo se de cuenta de como me llamo.
—¿Michael Jackson? ¿He oído bien? —Se ríe Sarah.
—Como lo oyes, mi padre era muy gracioso. —Digo avergonzado.
—Tranquilo, yo me estuve llamando durante 8 años Jimi Hendrix. —Me cuenta Natalia tratando de hacerme sentir mejor.
—¿¡Como el cantante!? —Se asombra Dylan.
—Sí...pero conseguí cambiarlo.
—A nadie le interesa tu vida, chica, tienes que irte. —Dice Sarah arrogante.
—Tú no le vas a hablar así a ella, ¿te ha quedado claro? —Defiendo a Natalia. —Tenemos que darnos prisa, no creo que me llamen para nada bueno por secretaría, es aparato no lo habrán utilizado en años, si lo usan ahora tendrá que ser importante.
Abro la puerta un poco y asomo la cabeza, hay tres policías a la otra punta del pasillo. Seguramente habrán más abajo. Estarán buscando en los baños del piso donde se encuentra el despacho del director, luego vendrán a este baño seguramente. Cierro la puerta lentamente sin hacer ningún ruido y aviso de lo que he visto.
—¿Pero que está pasando?
—Natalia, te lo explicaremos todo después, te lo juro. Pero tienes que quedarte aquí. —Trato de aliviarla.
—Pero yo quiero ayudaros, me siento inútil.
—Y lo vas a hacer. —Afirma Sarah muy segura. —Tendrás que gritar como una histérica para llamar la atención de toda la guardia. Mientras tanto nosotros saltaremos a la ventana del piso de abajo, luego os contaré lo siguiente.
—Perfecto. —Dice Dylan muy entusiasmado.— Vamos a ya.
En ese momento, Natalia comienza a gritar mientras aguanta la puerta para que no sea abierta desde el otro lado y así ganar tiempo. Sarah, Dylan y yo bajamos por la ventana a la del otro piso (no están a mucha distancia), tenemos que ir con cautela, hay coches patrulla por la calle. Entonces me resbalo de la tubería a la que me había agarrado previamente con intención de que se me hiciese menos complicado bajar. Suelto un sollozo. La adrenalina se me dispara y empieza a correr por mis venas, el corazón se me acelera. Ese momento de miedo 'a lo que pueda pasar' me pone muy nervioso. La sangre me fluye a toda velocidad. Pero gracias a dios me consigo agarrar de la mano de Sarah y ella me ayuda a meterme en el primer piso. Han sido los 10 segundos más largos de mi vida, no lo había pasado tan mal nunca.
Dylan y yo seguimos los movimientos de Sarah, la verdad es que se sabe muy bien este colegio, por lo que puedo deducir que ha estado aquí muchas más veces de las que me puedo imaginar, diría que hasta pudo ser alumna.
Bajamos las escaleras a la planta baja, no hay nadie ahí, al oír los gritos de sufrimiento que fingía Natalia habrán ido todos a ver lo que pasaba y puesto a que ya no estamos en horario lectivo, el instituto anda vacio como un cementerio, y habrán oído con más intensidad el grito.
Visualizamos la puerta principal, "no hay moros en la costa" como diría cualquier infantil. Cuando vamos a abrir esa puerta tan esperada nos llevamos la "grata" sorpresa de que está cerrada (Nótese la ironía). Intentamos abrirla de cualquier otra manera pero nos es imposible.
En ese momento de pánico llega Zac y comienza a llamar a los oficiales de policía. Tengo que confesar que me siento como una rata en una jaula, es sucio. Estamos perdidos. El colegio es una cárcel literalmente. Ya noto los pasos de los oficiales y me estremezco de solo pensarlo, me van a llevar a la cárcel.
De repente Dylan se acerca a la portería y aprieta un botón que hace que la puerta se abra y nos deja salir hacia la libertad como si fuésemos pájaros que corren por el viento, dejando atrás al subnormal de Zac y a toda la pasma.
Hay un coche en medio de la calle parado sin conductor y con las puertas abiertas que nos incita a huir con él. Por fin somos libres, aunque estemos en busca y captura, somos libres. No se a donde nos dirigimos solo se que será un lugar lejos de aquí.
—¿Que vamos a hacer? —Dice Sarah que es la que conduce.
—Ya lo pensaremos, ahora solo huye. —Explica Dylan.
—Uy que pasa, ¿espera? —Dice Sarah extrañada cuando el coche se para en seco en mitad de la autopista.
—¡Muévelo! ¿Que está pasando? —Me preocupo cuando de repente el coche da media vuelta y empieza a conducir solo hacia la ciudad de nuevo.
—¡Deténlo! —Exclama Dylan.
—¡Eso intento! ¡No se puede! —Sarah empieza a ponerse nerviosa, sobretodo cuando el coche que conduce solo se va chocando con cada cosa que ve. No podemos hacer nada, ni siquiera pitar para advertir a los demás conductores del peligro al que se enfrentan, además las puertas y ventanas están bloqueadas.
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Dangerous memories. {#Wattys2015}
Misteri / ThrillerMick es un chico impotente, un chico con una vida un poco dura. Hasta que un día, su vida dejara de ser así, algo sucederá y su vida pasará a estar vigilada, seguida a cada paso, manipulada hasta llegar un punto en el que deseará estar muerto. Porta...