EPISODIO 16

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DESTINO

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HELLA

Tres meses después del parto.

He vivido una de las mejores etapas de mi vida, no como debería, pero he disfrutado cada segundo, momento e instante que he tenido con mis hijos, recién nacidos y mi hija Amaranto que es la hermana mayor más feliz del mundo.

Después de dar a luz a mis dos pequeños, me sentí exhausta pero emocionada. El parto fue intenso, pero cuando vi a mis bebés por primera vez, todo el dolor se olvidó. Me sentí tan orgullosa de haberlos llevado dentro de mí y de haberlos traído al mundo.

La recuperación fue un proceso lento pero gratificante, ya que mi cuerpo estaba dolorido y sensible, especialmente en la zona vaginal y abdominal. Sin embargo, con el tiempo, el dolor se fue reduciendo y empecé a sentirme más cómoda. Además, los primeros días fueron difíciles debido a la falta de sueño, ya que los bebés requerían atención constante, especialmente por la noche.

Al principio, no dormí más de 2-3 horas seguidas, pero Kolja me ayudo a cuidarlos mucho y darles de comer cuando su trabajo se lo permitía, no obstante siempre conté incondicionalmente con la ayuda de mi grandiosa madre.

Que Ava estuviera a mi lado era una bendición, aunque siempre me esforzaba por atender como se debía mi responsabilidad, pero lo cierto es que dos niños recién nacidos demandan demasiada atención y mi madre me contaba que así hizo cuando Dasthan, Dragon y yo nacimos.

A medida que pasaban las semanas, los bebés comenzaron a dormir más y yo también. Aunque las noches eran agotadoras, disfruté cada momento con mis bebés, ya que me encantaba escuchar sus llantos diferentes y reconocer sus necesidades.

Aprendí a cambiar pañales con rapidez, a alimentarlos al mismo tiempo y a reconocer sus diferentes necesidades. Ahora que han pasado dos meses, puedo decir que la recuperación ha sido un proceso gradual. Mi cuerpo ya está casi recuperado, y tengo más energía para disfrutar de mis bebés. Las noches aún pueden ser desafiantes, pero sé que es parte del viaje y estoy lista para enfrentar cualquier desafío que venga.

—¿Qué nombre le vamos a poner? —Kolja esta en la habitacion, llego en la noche y lo primero que quiere hacer, es darles el biberón a sus hijos.

—Lo vamos a discutir después—me dice observando al pequeño perdido, mientras yo cargo al otro, dándole leche directamente de mis senos.

—Mami—Amaranto esta a mi lado y no quiere despegarse de sus hermanos para nada.

—Mi amor—le acaricio el flequillo que tiene.

—¿Yo tome leche así como mis hermanos? —su pregunta me forma un nudo en la garganta y miro a Kolja sin saber que responder.

Es una niña muy despierta, inteligente y hace este tipo de preguntas que me desconcierta porque dentro de mi hay un grito que me recuerda lo que no pude compartir con ella. Son cosas que nunca voy a olvidar y siempre las tengo en mi mente, haciéndome sentir muy mal, culpable y hasta una muy mala mama.

—No mi amor, yo no pude alimentarte asi como tus hermanos—me esmero por no llorar, pero el nudo en mi garganta afecta el tono de mi voz.

—Lo que pasa Prekrasnyy es que tu nacimiento no fue como la de tus hermanos—Kolja me ayuda—viniste al mundo en otras condiciones que te hacen diferente, única y muy especial.

A mi hija se le iluminan los ojos porque su papito la tienen vuelta una consentida, Kolja no se queda atrás y que decir de mi, me tiene a sus pies.

—¿Yo soy especial? —pregunta y su padre asiente, acariciándole la mejilla.

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