EPISODIO 3

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DAMA DE ALFIL.

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DRAGON

Los rayos del sol se filtran a través de la ventana y respiro profundo acomodándome en la silla de presidencia. Misma que tengo desde que asumí con mi hermano Dasthan el cargo de director de la naviera que es todo un éxito.

Extiendo los brazos, dejando que la mujer que tengo de rodillas entre mis piernas engulle mi falo que apenas logra rodear con los dedos mientras me complace con su boca. Las lamidas sobre mi capullo me hacen respirar profundo y meto mis dedos en su cabello castaño que mantiene suelto, guiándola en los movimientos cuando alzo la cadera, enterrándosela toda, desatando la sensación de deglución que le lleva las manos a mi cintura, sacándosela de inmediato.

No me interesa si la resiste, si le hago daño o no, solo busco mi satisfacción personal y vuelvo a clavársela hasta al fondo, provocando la lagrima que recorre la mejilla.

—¿Qué? ¿no la soportas? —pregunto y ella niega, limpiándose la saliva que se le desbordo por la comisura de los labios.

Lo agarra de nuevo, mientras no aparta la mirada y trato de no pensar en Cora, quien con su boca llegaba a satisfacerme como ninguna mujer.

Se ha vuelto difícil, la relación entre los dos ya no es la misma y me jode las mujeres que complican las cosas con sus malditos sentimientos.

—Sigue—demando y asiente pero....

—Dragon yo—entra Dasthan interrumpiendo todo y nota los pies de mi secretaria que sobresalen de la mesa, bufa y me observa con ojos inquisidores ya que odia que sucedan estas cosas—Alina sal de ahí y vuelve a tu puesto de trabajo.

Me guardo la polla mientras mi hermano se pasa la mano por el cuello con una expresión de disgusto.

—Toca la próxima vez—me pongo de pie, dándole espacio a mi secretaria, a la que no ayudo a erguirse cuando se le dificulta salir debajo del escritorio.

—No, tu deja de estar haciendo este tipo de actividades, respeta la empresa—Alina sale, se organiza el cabello con la mirada en el piso y las mejillas del color de una chimenea ardiente.

—Con permiso—dice mi secretaria apurándose hacia la puerta y pasa por el lado de Dasthan que la observa.

—Alina—la llama decidido.

—Señor—ella tiene las mejillas rojas y ni teniendo mi polla entre sus piernas, jamás la vi como ahora.

—Dragon es un completo miserable que jamás te dará tu lugar, solo quiere tu cuerpo, y pronto se cansará de ti—me quedo estático cuando mi propio hermano suelta esas palabras, dándome esa puñalada y mi secretaria logra levantar la mirada, clavando los ojos avellanas en los míos—entonces te recomiendo que pienses en tu futuro, tu puesto en la empresa, tu valor como mujer y evalúa cin cabeza fría si merecen ser pisoteados por unos días de placer.

Que maldito traidor, jamás lo espere de el.

—Dasthan—intervengo porque este no es su problema.

—Es un mujeriego, cínico y descarado—sigue—no valora a nadie, solo su polla la cual considera que debe entrar en cada vagina que le apetece. Pienso que eres una mujer inteligente, hermosa y de buenos valores que sabrá a partir de ahora darse su lugar y entender que merece mucho más.

—Cálmate Dasthan—lo tomo del brazo para que deje así, pero se suelta.

—Déjame con mi hermano—le ordena a Alina que traga grueso.

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