El canto de las aves era el único sonido audible en esa despejada mañana. El cielo, lleno de colores suaves, parecía digno de un retrato o una fotografía, y la quietud de la habitación no daba indicios de la fiesta sexual desenfrenada que había tenido lugar la noche anterior.
Juani entrecerró los ojos, molestos por los rayos de sol que entraban directos, y alzó una mano para cubrirse el rostro. Sus labios estaban más rojos y ligeramente hinchados por el sueño reciente. Quizá sería buena idea cambiar de posición para evitar la luz, pero un agudo dolor en la cadera lo detuvo, punzando con intensidad.
Se quejó en silencio, cuidando de no despertar a sus dos novios que lo rodeaban, o a los otros chicos esparcidos por la cama, los sillones, y el piso. Con algo de esfuerzo, alcanzó una remera blanca cualquiera y se la colocó sobre el rostro, decidido a no despertar todavía.
Una mano grande y cálida acarició su vientre suavemente.
-¿Estás despierto, amor? ¿Cómo te sentís? -Blas murmuró, su voz más grave y ronca de lo normal, todavía adormilada; pero increíblemente amorosa.
-No quería despertarte. Perdón. Volvé a dormir, estoy bien -respondió Juani, también con la voz más rasposa de lo usual. Quitó la remera de su cara para encontrarse con el rostro de Blas, que incluso recién levantado, era increíblemente guapo.
Pero Blas notó algo. La pequeña mueca que Juani intentaba disimular lo delató.
-Disculpame, bebé. Fuimos muy rudos anoche. -Blas continuó acariciando el vientre de Juani, su expresión preocupada. Se inclinó más cerca, pegando su frente a la de él y acariciando sus mejillas con ternura.
Sonrió al ver la piel del castaño ligeramente roja por la exposición a la nieve. Incluso quemado por el sol, seguía siendo hermoso.
Juani sintió el calor reconfortante de la frente de Blas pegada a la suya, y por un momento, el dolor en su cadera pareció disminuir. Iba a contestarle, cuando sintió una suave presión en su espalda. Pipe, quien estaba del otro lado de la cama, lo envolvió con un abrazo, aún medio dormido.
-¿Estás bien, Juani? -preguntó Pipe en un susurro, su aliento tibio acariciando la nuca del castaño. Pipe siempre tenía esa capacidad de percibir cualquier cosa, incluso cuando parecía estar en otro mundo.
Juani se rió, algo avergonzado por la atención de ambos.
-Estoy bien, en serio. Solo... un poco adolorido -respondió, su voz un tanto ronca pero con un toque de humor. Sabía que tanto Blas como Pipe sentían algo de culpa, y aunque él no lo diría en voz alta, le gustaba que se preocuparan tanto por él.
Pipe besó la parte trasera de su cuello con delicadeza, haciéndolo estremecerse.
-Te dejamos hecho un quilombo, ¿eh? -bromeó, aunque el tono tierno en su voz lo traicionaba. Juani podía sentir la sonrisa en los labios de su novio contra su piel.-Un quilombo feliz -añadió Juani, girando un poco la cabeza para mirarlo de reojo, sonriendo.
Blas no pudo evitar soltar una risa baja, su mano pasando lentamente del vientre de Juani hacia su cadera, aunque esta vez con un toque mucho más suave.
-Sí, pero la próxima, prometemos ser más cuidadosos... o al menos, no tan rudos -Blas dijo con una sonrisa cómplice, mirándolo con cariño.
Felipe asintió, apretando suavemente a Juani en su abrazo, como si con eso pudiera borrar cualquier rastro del dolor que sentía.
El castaño, entre risas y sonrojos, dejó que ambos lo envolvieran en su calidez, sintiéndose más amado que nunca. La habitación, que había sido testigo del deseo intenso y de la pasión que desbordaban la noche anterior, ahora estaba llena de una paz cálida que parecía detener el tiempo.
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Pɾoρᥙᥱ⳽tᥲ ɩᥒᑯᥱᥴᥱᥒtᥱ. (𝚃𝚘𝚍𝚘𝚜 𝚇 𝙹𝚞𝚊𝚗𝚒)+18
FanfictionCuando un baile inocente se convierte rápidamente en algo candente, a todos se les ocurrió la misma idea: Culearse a Juani. Pero no necesariamente será por turnos...