☪️VA✝ZEL {Mundo Darkness #2}

30° | Mi Luz

✝ Capítulo Final ✝

Advertencia +18 🔥

   Z A E Y A

Vatzel no ha regresado, y para mí ha pasado una eternidad. Cada día espero ver un portal, anhelando verlo en el Inframundo.

Desde la roca más alta, contemplo nuestro Reino infernal. A lo lejos, algunos Demium merodean sin rumbo fijo. Este es nuestro refugio, el lugar donde solíamos compartir interminables conversaciones desde que éramos críos. Aquí, nos escondíamos de nuestros creadores y soñábamos con un futuro que parecía eterno.

Pero sin Vatzel, el Inframundo ya no es lo mismo.

Cada día me preocupa más, lo extraño con más intensidad. La ausencia se ha transformado en un nudo constante en mi garganta y las lágrimas, aunque las reprima, se acumulan en mis ojos.

Odio llorar. Más aún, odio que alguien me vea hacerlo. Pero ahí está ese sentimiento mundano, esa debilidad que nunca pensé que llegaría a experimentar.

La ausencia de Vatzel pesa demasiado.

Con brusquedad, limpio una lágrima traicionera de mi mejilla. En ese instante, siento una presencia. El sonido de alas batiendo en el aire anuncia su llegada.

—Zaeya —la voz de Zeth rompe el silencio, cargada con la molestia de quien conoce mis pensamientos—. ¿Otra vez sufriendo por Vatzel?

Desvío la mirada antes de responder.

—Vete a molestar a otra parte, Zeth.

Como siempre, desobedece. Ignora mi rechazo y se sienta a mi lado, plegando sus alas con calma.

—Hermana, entiendo que lo extrañes. Todos lo hacemos. Pero no me gusta verte así. —Su voz se suaviza cuando se inclina para mirarme—. Estás llorando.

—No estaba llorando —miento, cruzando los brazos con una altivez que no siento—. ¿Olvidas quién soy? —finjo ira, que en este momento no siento.

—No finjas conmigo, Zaeya. Te conozco. —Zeth me observa con intensidad. Sus palabras son un recordatorio de lo inútil que es ocultarle algo.

No puedo engañarlo.

Zeth ya no es un crio. La última vez que me vio llorar fue cuando perdimos a nuestros creadores, Zave y Valok, a manos de las sombras. Ese día marcó un antes y un después en nuestras vidas.

Recuerdo cuando la Reina Annebett me llamó para darme la noticia, mientras Zeth, ajeno al dolor que se avecinaba, jugaba a lo lejos.

—Zaeya —su voz fue suave, pero su mirada llevaba un peso que aún no podía comprender—. Acércate.

La seguí, dejando a Zeth atrás, incapaz de sospechar lo que estaba por escuchar.

—¿Qué sucede? —pregunté, inquieta al ver también al Rey Azbel junto a ella.—¿Dónde están mis creadores? Quiero verlos.

Ambos se miraron antes de hablar.

—El Inframundo ha sido liberado del ataque de las sombras —me dijo la Reina Annebett— pero hemos sufrido pérdidas y entre ellas están Zave y Valok. Lo siento mucho, Zaeya. Tus creadores han perdido su existencia.

—No... no es cierto. —Me aparté de ella, negándome a aceptar esas palabras—. Ellos son fuertes. Sobrevivieron.

Pero sus ojos lo confirmaron y mis lágrimas se derramaron sin control.

—Tú y tú hermano tendrán el apoyo de todo el Inframundo, es su Reino —me dijo el Rey Azbel.

No me ayudaron sus palabras a sentirme mejor.