Waves I Rafe cameron & JJ maybank

𝖤𝗅𝖾𝗏𝖾𝗇

El sonido de las llaves chocando contra la encimera rompió el silencio pesado de la casa, resonando más de lo que Katherine había querido. Apenas tuvo tiempo de soltar su mochila antes de escuchar la puerta de la habitación de su madre abrirse de golpe.

—¿Katherine? ¿Dónde estabas? —La voz de su madre era fuerte, cargada de molestia.

Kate ni siquiera la miró mientras recogía su teléfono del bolsillo trasero de los shorts. El tono de su madre no era nuevo; lo había escuchado tantas veces que ya no le afectaba tanto como antes.

—¡Rafe Cameron me llamó! —continuó su madre, cruzando los brazos y apoyándose en el marco de la puerta, como si eso le diera más autoridad—. Decía que necesitaba hablar contigo, preguntó si estabas en casa.

Kate rodó los ojos, dejando escapar un suspiro apenas audible. Por supuesto que Rafe había llamado. Siempre lo hacía después de que algo salía mal, como si eso pudiera arreglarlo todo.

—Le dije que estabas con tu padre —agregó su madre, alzando la barbilla, claramente orgullosa de su improvisación.

—Obviamente no ibas a admitir que no tenías ni idea de dónde estaba —masculló Kate mientras se dirigía a su habitación, evitando cruzar más palabras.

Sabía que cualquier comentario más solo avivaría la discusión, y lo último que quería era explicar por qué había estado con JJ y los demás, o lidiar con el nombre de Rafe otra vez. Cerró la puerta de su cuarto tras de sí y apoyó la espalda contra ella, soltando un respiro.
Su habitación era su refugio, el único lugar en esa casa donde podía sentirse un poco libre. Aunque no era muy grande, estaba llena de detalles que la hacían suya: fotos descoloridas pegadas en la pared, un par de libros apilados junto a la cama, y luces colgantes que
apenas iluminaban el espacio.

Caminó hasta la cama y se dejó caer de espaldas, encendiendo su teléfono por primera vez en horas.

Las notificaciones llegaron en cascada: mensajes de grupos, alertas de redes sociales y, entre todas, varias llamadas perdidas. Sabía de quién eran sin siquiera mirar. No respondió ninguna, excepto una de Sarah, quien había dejado un mensaje que apenas decía: "Llámame cuando puedas".

Con un suspiro, deslizó el dedo por la pantalla y marcó. El tono apenas sonó una vez antes de que Sarah atendiera.

—¿Kate? ¿Estás bien? —preguntó, su voz cargada de preocupación.
Kate bajó la voz, asegurándose de que su madre no pudiera escuchar desde el otro lado de la puerta.

—Estoy bien, ya estoy en casa.

—¿Dónde estabas? —insistió Sarah, su tono ligeramente impaciente pero todavía amable.

Kate dudó un momento.

—Estuve con JJ —dijo finalmente.

Se escuchó un pequeño grito de emoción del otro lado de la línea, lo cual hizo que Kate rodara los ojos, aunque no pudo evitar sonreír.
—Y sus amigos, Sarah. Por dios. No fue nada.

Sarah se rió, pero su voz cambió rápidamente al tono serio que Kate conocía bien.

—Wheez me dijo que estuviste en mi casa. ¿Pasó algo?
Kate apretó los labios, jugando con el borde de la manta sobre su cama.

—Fui a buscarte, pero no estabas. —Se tomó un segundo antes de añadir, con algo de incomodidad—. Rafe me hizo pasar, pero no fue nada. Me fui enseguida.

Un breve silencio llenó el espacio entre ambas. Sarah conocía a su hermano, y ese tipo de comentarios siempre parecían cargar más peso del que Kate estaba dispuesta a admitir.