Capítulo 5: Eryndor

1 1 0
                                    

En el castillo de la Reina Seraphina

Seraphina, que en realidad era la mutante serpiente, observaba la creciente luz que emanaba de su cuerpo. Sus poderes, que hasta hacía poco tiempo estaban dormidos, empezaban a despertar con una fuerza arrolladora.

La reina Seraphina, con su apariencia humana, no podía comprender lo que estaba sucediendo. Un dolor punzante le atravesaba el pecho mientras su mutante forma serpiente comenzaba a cobrar fuerza en su interior.

Mientras observaba sus manos, sus ojos se entrecerraron, recordando las palabras de Drakov

"Cuando todo esté en su lugar, cuando el tiempo llegue, se romperá la maldición. Y ese será tu final... No hay forma de evitarlo."

Esas palabras retumbaban en su mente. La maldición que Drakov había lanzado, sus últimos momentos de vida, sus advertencias... Todo comenzaba a tener un sentido aterrador. La maldición que había sido puesta sobre ella, ¿sería ahora cuando todo comenzara a desatarse?

No puede ser... – susurró, su voz temblorosa mientras la serpiente dentro de ella se despertaba con furia. Había hecho todo lo posible para controlar su destino, pero... ¿y si esa maldición realmente significaba su final?

Mientras la transformación se apoderaba de su cuerpo, un resplandor serpenteante recorría sus venas. Era el poder ancestral de la mutante serpiente, el mismo que había desatado el caos años atrás. Pero aún no entendía por qué Drakov había dicho que la maldición "se rompería." ¿Era ella quien iba a caer, o sería Kevin el que terminaría con todo, como la profecía lo indicaba?

La reina cerró los ojos, sumida en sus pensamientos, mientras su transformación continuaba.

En el portal y el campo cerca de Eryndor

Kevin había cruzado el portal a toda prisa, con Alina en sus brazos, sus heridas aún frescas y el miedo reflejado en su rostro. Mientras corría, el calor de su propio poder mutante comenzaba a despertar en su interior, aunque no entendía del todo lo que estaba sucediendo. Sus manos brillaban levemente con un fuego extraño, pero él estaba demasiado enfocado en salvar a Alina como para pensar en lo que eso significaba. Cuando cruzaron el umbral del portal, aterrizaron de manera abrupta en un campo cubierto de hierba, con la ciudad de Eryndor a lo lejos, en el horizonte.

Kevin, con respiración entrecortada, miró hacia abajo. Alina estaba tan pálida que casi parecía de mármol, pero sus ojos aún estaban abiertos, mostrando algo de conciencia. Él sabía que debía actuar rápidamente, no sólo por ella, sino por la conexión extraña que había comenzado a sentir en su interior. El fuego dentro de él crecía, pero en su mente sólo había un pensamiento: ¿Cómo puedo salvarla?

De repente, se dio cuenta de que algo había cambiado. Su poder había evolucionado, y en lugar de una furia destructiva, la llama dentro de él parecía suave, cálida, como un resplandor sanador. Con sus manos todavía rodeando a Alina, el fuego rodeó sus heridas, calmándolas momentáneamente. Aunque no comprendía cómo podía hacer algo así, el alivio que Alina experimentó fue inmediato.

Alina... Alina, despierta! –dijo, con la voz rota por la preocupación.

Alina, aún débil, levantó ligeramente la cabeza y miró a Kevin, los ojos brillando con gratitud, aunque llenos de incertidumbre. –Kevin...

Helen no pudo evitar sentir celos al ver cómo Kevin protegía a Alina. Cada vez que él se mostraba tan preocupado por ella, algo en su pecho se apretaba. Aunque su atracción por Kevin nunca había sido un secreto.

Nolan, quien estaba profundamente enamorado de Helen, observó la tensión creciente entre ella y Kevin. Preocupado por lo que podría pasar si Kevin seguía usando sus poderes de forma incontrolada, decidió hablar con él. Sabía que la situación podía volverse peligrosa si Kevin no aprendía a manejar su poder. En un tono serio, Nolan se acercó a él y le dijo:

EL DRAGÓN DE FUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora