𝐒𝐎𝐔𝐋𝐌𝐀𝐓𝐄𝐒 | ❛Solo la luna y las estrellas son testigos de cuántas veces las mire esperando por ustedes❜
Alban Longbottom un joven mago de 18 años que fue criado en Francia lejos de su familia por el peligro que estaba arrasando con Reino Un...
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La luz del amanecer se filtraba a través de las pesadas cortinas, creando sombras suaves que bailaban en las paredes de la habitación. Alban abrió los ojos lentamente, sus párpados pesados por el cansancio que aún arrastraba. La primera sensación que lo invadió fue el calor reconfortante de la manta que cubría su cuerpo, seguida por el aroma a lavanda que impregnaba el aire, mezclado con un leve toque de menta que parecía emanar de algún rincón cercano.
Los detalles del entorno comenzaron a tomar forma a medida que su mente, aún nebulosa, se despejaba. El techo alto, con vigas de madera expuestas, daba una sensación de amplitud, mientras que los muebles antiguos, pulidos y bien cuidados, sugerían un hogar que había sido amablemente mantenido durante generaciones. A su izquierda, una ventana de gran tamaño dejaba entrever un paisaje que se extendía más allá de lo que su vista podía captar: verdes colinas salpicadas de árboles dispersos y, en la distancia, un par de casas de granja que parecían surgir de un cuadro pastoral.
Alban intentó incorporarse, pero un dolor sordo en el pecho lo obligó a detenerse. Cerró los ojos y respiró hondo, buscando calma en medio del repentino ataque de ansiedad que lo inundó al darse cuenta de que no estaba en un lugar familiar. Sus dedos temblorosos encontraron un sobre colocado sobre la mesita de noche, su nombre escrito con la letra inconfundible de Neville.
_"Querido Alban,
Sé que esto debe ser una sorpresa para ti, pero estás en casa de Harry y Draco. Sufriste un infarto y ellos fueron los únicos que pudieron ayudarte en el momento. No te preocupes, nuestros padres ya están al tanto de lo que ocurrió y te visitarán tan pronto como puedan. Lamento no estar allí contigo ahora, pero volveré lo antes posible. Mientras tanto, confía en ellos, son buenos amigos. Estás a salvo.
Con cariño, Neville."_
El papel tembló en sus manos mientras las palabras se hundían en su conciencia. "Harry y Draco". Los nombres resonaron en su mente como un eco distante, pero cada repetición traía consigo un peso cada vez más opresivo. Su pecho se tensó, no por el dolor físico, sino por el temor que había tratado de mantener a raya desde el momento en que supo quiénes eran sus almas gemelas.
Alban sabía que debía controlar sus emociones, mantener la calma, al menos en apariencia. No podía permitirse el lujo de mostrar la tormenta interna que se desataba dentro de él. Con una respiración temblorosa, dobló la carta cuidadosamente y la dejó sobre la mesita de noche. Sus ojos se desplazaron hacia la ventana, buscando en el paisaje una distracción, una manera de anclar su mente en algo tangible.
El paisaje era sereno, bucólico. Las colinas parecían ondear suavemente bajo el cielo matutino, y una brisa ligera movía las ramas de los árboles, susurrando promesas de paz que Alban no podía permitirse escuchar. Sabía que no estaba solo en la casa. Sus anfitriones estarían cerca, y tendría que enfrentarlos tarde o temprano. Pero por ahora, necesitaba unos momentos más para prepararse, para envolver su miedo en una capa de cortesía.
