CAP. 11 VERDAD OCULTA

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Esa noche, después de cenar, subí a mi habitación. Cerré la puerta tras de mí y me recosté en la cama. El techo parecía un lienzo donde mis pensamientos se proyectaban sin control. James tenía razón: avanzar paso a paso era suficiente por ahora, pero no podía evitar sentirme atrapada en una carrera que no elegí.

Tomé mi cuaderno y comencé a escribir. No era algo que hiciera con frecuencia, pero esa noche sentí la necesidad de vaciar lo que llevaba dentro. Escribí sobre mi papá, sobre cómo su ausencia había moldeado tantas partes de mi vida, cómo el secreto que compartíamos me hacía sentir invisible incluso cuando quería gritar.

"A veces desearía poder dejar todo esto atrás. Pero no sé cómo. Siento que si lo cuento, algo dentro de mí se romperá para siempre. Y si no lo cuento, quizá siga rota de todos modos."

Cerré el cuaderno con fuerza, como si eso pudiera encerrar también el dolor que acababa de volcar en él. Me levanté y caminé hacia la ventana. Afuera, las luces de las casas vecinas titilaban como pequeñas promesas de historias que no conocía. Algunas veces me preguntaba si esas personas también tenían secretos, si también llevaban cargas invisibles.

El sonido de mi teléfono me sacó de mis pensamientos. Era un mensaje de James:

"Solo quería decirte que estoy aquí. Por si necesitas hablar o simplemente estar. Buenas noches."

Sonreí, a pesar de todo. Era tan sencillo, pero esas palabras significaban más de lo que él imaginaba. No respondí; no sabía qué decir. Pero guardé el teléfono bajo la almohada, como si el mensaje pudiera protegerme de mis propios pensamientos durante la noche.

A la mañana siguiente, mientras me alistaba para ir a la universidad, escuché a mi mamá hablar por teléfono. Su tono era bajo, pero urgente. Me acerqué un poco a la puerta de su habitación para escuchar mejor.

—No puedo seguir cubriéndolo, Sara. Las niñas ya no son tan pequeñas. Eloise sabe más de lo que debería, y no sé cuánto más puedo soportar. Pero Myriam vive en su mundo, pero no lo se Sara

El corazón me dio un vuelco. ¿"Cubriéndolo"? ¿De qué estaba hablando? Mi mente empezó a correr, tratando de atar cabos, pero nada encajaba del todo.

Me alejé de la puerta justo cuando mi mamá terminó la llamada. Mi pecho se sentía pesado, como si hubiera abierto una caja que no estaba lista para explorar. En ese momento supe que el secreto no era solo mío, ni siquiera de mi papá. Había algo más, algo que mi mamá estaba tratando de protegernos de saber.

Esa sensación me acompañó durante todo el día, como una nube que no se disipaba. Y aunque no tenía claro qué estaba pasando, algo dentro de mí me decía que estaba a punto de descubrirlo, me gustara o no.

Estaba frente al espejo esa tarde, peinándome con desgana antes de salir para la universidad nuevamente. Después de mi clase durante la mañana ,me cancelaran mis clases, así que regrese a casa, para después volver. Cuando algo me detuvo. Una imagen fugaz, como un destello en medio de la oscuridad, cruzó mi mente. Era yo, pero no como soy ahora. Era yo de niña, en un lugar que no reconocía del todo.

La sensación me golpeó como una oleada de frío. Cerré los ojos, intentando aferrarme al recuerdo, pero era como tratar de atrapar agua con las manos. Había luces, voces que sonaban distantes, como si estuvieran bajo el agua. Y luego... un dolor. Intenso, seco, justo en la parte trasera de mi cabeza.

El espejo frente a mí se desvaneció por un momento, y me vi a mí misma, más joven, quizás con seis o siete años, llorando. Pero no estaba sola. Había alguien más, una figura alta que no lograba reconocer. Decía algo, pero las palabras eran como un eco difuso.

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⏰ Última actualización: Nov 25 ⏰

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