El reloj marcaba las once de la noche cuando Meg cerró el último cuaderno con un suspiro, habían pasado horas repasando juntos, y aunque todavía le quedaba trabajo por hacer, el cansancio era evidente en su rostro.
-Creo que mi cerebro no puede absorber más información-. Dijo, dejándose caer de espaldas en la cama de Freddy.
Él sonrió desde su escritorio, donde apilaba los libros que habían usado. -Hiciste un buen trabajo hoy, estoy seguro de que te irá bien en los exámenes de recuperación-.
Meg lo miró de reojo, con una sonrisa perezosa. -Todo gracias a ti. Sin tu ayuda, probablemente estaría jodida-.
Freddy se encogió de hombros, restándole importancia. -Siempre puedes contar conmigo, pero sin groserias, aun es horario familiar-.
Cuando terminaron de repasar, el cansancio se hizo evidente en ambos. Meg bostezó mientras Freddy recogía los libros y los ponía en el escritorio, ordenándolos con cuidado.
-¿Tienes sueño?-. Preguntó Freddy al notar cómo Meg se restregaba los ojos.
Ella asintió y se estiró. -Mucho, ni siquiera sé si puedo levantarme ahora mismo para irme a casa-.
Freddy la miró con una sonrisa tranquilizadora. -No tienes que irte, puedes quedarte aquí... No sería la primera vez-.
Meg lo miró, agradecida. -¿Estás seguro?-.
-Claro-. Dijo Freddy con naturalidad, mientras apagaba la luz principal y encendía la lámpara de noche.
Ambos se acomodaron en la cama, bajo las cobijas, al principio, cada uno estaba en su lado, pero pronto Meg se giró hacia él, buscando el calor de su cuerpo. Freddy la rodeó con un brazo, atrayéndola hacia él.
-Eres como un calentador humano-. Bromeó Meg, acomodando su cabeza en el pecho de Freddy.
-Y tú como una almohada perfecta-. Respondió él, bajando la voz, ya invadido por el sueño.
El cuarto estaba en calma, iluminado solo por la tenue luz de la lámpara. Freddy deslizó sus dedos por el cabello de Meg, sintiendo cómo se relajaba contra él.
Ella levantó la cabeza ligeramente, y sus miradas se encontraron en la penumbra.
-Gracias por ayudarme hoy-. Dijo Meg, con un tono suave.
Freddy negó con la cabeza, sonriendo. -Siempre estaré aquí para ti-.
Meg acercó su rostro al de Freddy, dejando un beso suave en sus labios él respondió con ternura, profundizando el gesto por un momento antes de separarse ligeramente.
-Buenas noches, Meg-.
-Buenas noches, Freddy-.
Ella volvió a recostar la cabeza en su pecho, mientras él la envolvía con ambos brazos. Juntos, bajo las cobijas, sus cuerpos permanecieron entrelazados, compartiendo calor y tranquilidad. Freddy cerró los ojos, sintiéndose en paz. Por un momento, todas las preocupaciones parecieron desvanecerse.
El suave ritmo de su respiración sincronizada fue lo último que escucharon antes de quedarse profundamente dormidos, abrazados.
Freddy despertó de golpe, el corazón latiéndole con fuerza en el pecho. La habitación estaba en penumbra, pero aún podía sentir el calor de Meg a su lado, bajo las mismas cobijas. Ella dormía plácidamente, con una expresión tranquila, contrastando con el caos que invadía la mente de Freddy.
Intentando no despertarla, se incorporó lentamente, sentándose al borde de la cama y apoyando los codos en las rodillas. Sus manos cubrieron su rostro mientras intentaba calmarse, pero no lograba borrar la sensación de que Fred estaba más cerca que nunca.
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El Ascenso a la Popularidad de Freddy Fazbear (Una historia de FNAFHS)
Fanfiction//Después de haber acabado la secundaria, con buenas notas, aunque con pocos amigos y con el corazón roto, Freddy Fazbear, un chico castaño de 16 años, comienza a tener conflictos emocionales, desde la muerte de su padre y otros problemas, Freddy co...