ridícula

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Kiki, al volante, lanzaba de vez en cuando miradas preocupadas, pero tú estabas demasiado ocupada desahogándote para notar nada.

- Es que no tiene vergüenza! - soltaste, gesticulando de manera exagerada con las manos. Tu voz sonaba llena de frustración - Quién se cree que es para dejarme ahí tirada como si no importara nada? Ruslana y su maldito ego

Kiki intentó suavizar el ambiente con su habitual tono conciliador.

- Tn, respira un poco, vale? Seguro que estaba cabreada, pero...

- Cabreada!? - interrumpiste con una carcajada sarcástica - Pues que se compre un saco de boxeo y descargue ahí! Pero no, claro, ella prefiere joderme a mí, es mucho mejor

El silencio de Kiki era un claro mensaje: no tenía idea de cómo manejar tu enfado.

- Sabes qué? - continuaste, encendiéndote aún más - Ya basta de aguantarle tonterías

Cuando llegasteis a casa, te bajaste del coche dando un portazo. Kiki apenas tuvo tiempo de apagar el motor antes de que tú entraras hecha una furia. Ruslana estaba en el salón, sentada en el sofá, con los brazos cruzados y una mirada fría que ya te encendía la sangre.

- Ah, claro. Aquí estás tan tranquila —dijiste, soltando la bolsa del supermercado con un golpe en el suelo - Te parece normal lo que has hecho?

Ruslana se levantó con calma pero casi sin mirarte, como si estuviera esperando la confrontación.

- Te has pasado - dijiste, mirándola directamente a los ojos.

Ella arqueó una ceja, desafiándote.

- Te lo has ganado.

Eso fue suficiente para que el volcán dentro de ti estallara.

- Vete a la mierda en serio te lo digo - gritaste, con el rostro encendido de rabia

Ruslana no se quedó atrás.

- Eres una niñata.

- Y tú una engreída - soltaste sin pensarlo, tan rápido que casi te sorprendiste a ti misma.

Ruslana avanzó hacia ti con paso firme, cerrando la distancia entre las dos. Antes de que pudieras reaccionar, te agarró la cara con la mano por la barbilla, estaba tan cerca que podías notar su respiración contra ti

- Porque eres guapa... Que si no, a ver quién coño te aguantaba.

El golpe que le diste en la mano para quitarla de tu cara fue más por instinto que por otra cosa. Te apartaste bruscamente, sintiendo cómo el calor de la ira se mezclaba con una sensación de vulnerabilidad que no querías mostrar. Sin decir nada más, te diste la vuelta y saliste del salón, cerrando la puerta de tu habitación con fuerza.

Mientras te tirabas en la cama, con la cabeza a mil, ya estabas pensando en cómo devolvérsela. No sabías cómo ni cuándo, pero no pensabas dejar que se saliera con la suya.

Mientras tanto, en el salón, Ruslana se dejó caer en el sofá con un suspiro, como si hubiera terminado una tarea pendiente

- Te has pasado, Rus - dijo Kiki, cruzando los brazos.

Violeta, que había llegado hacía poco, asintió desde la otra esquina de la sala.

- No te das cuenta de que estás siendo injusta?

Ruslana lanzó una risa seca, sarcástica, mientras agitaba una mano en el aire.

- Injusta... Claro, ahora la culpa es sólo mía, no? Es que nadie ve lo insoportable que está siendo Tn conmigo?

RUSLANA Y TNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora