Habían pasado un par de semanas desde que empezaste a vivir con Chiara. La convivencia con ella era... interesante. Era un poco desastre, pero siempre lograba sacarte una sonrisa cuando estabas mal, y siempre cumplía con los pactos de convivencia como la limpieza o las comidas. Su energía arrolladora y su tendencia a llenar cada conversación con anécdotas sobre su vida te parecían agotadoras al principio, pero al mismo tiempo algo en ella te hacía sentir cómoda. Poco a poco, habías aprendido a apreciar sus extravagancias, y ella respetaba tus momentos de calma sin insistir demasiado.
Una tarde, estabas en el salón, ordenando cosas para estar lista cuando llegase septiembre. Aún tenías todo el verano por delante, pero lo único que tenías en común con tu padre era la necesidad de adelantarte a las cosas y el orden cuadriculado dentro de tus estudios especialmente.
De repente, te llegó una notificación de un mensaje de Chiara. Te extrañó porque estaba en casa, pero lo entendiste cuando lo leíste y no pudiste evitar reírte.
"Oyee, te importa traerme mi botella de agua? Está en la cocina y me da pereza ir a por ella. Porfi :)"
Te daba algo de corte entrar a su habitación porque siempre habiais respetado el espacio personal de la otra. Ella nunca había entrado en la tuya y viceversa, pero te lo había pedido en ese momento. Llamaste a la puerta por si acaso y, al no recibir respuesta, entraste despacio.
El sonido de un piano te sorprendió. Allí estaba ella, sentada frente a un teclado eléctrico, con los ojos cerrados mientras sus dedos recorrían las teclas con una naturalidad impresionante. Observaste la habitación, había muchos instrumentos, partituras y libretas, posiblemente con letras propias, además de muchos pósteres de sus cantantes favoritos. La melodía que tocaba era suave, casi melancólica, y su expresión parecía ajena al mundo exterior.
Te quedaste quieta unos segundos, demasiado fascinada para interrumpirla. Finalmente, tosiste suavemente para anunciar tu presencia.
Chiara dio un pequeño salto y giró hacia ti, su rostro enrojecido.
- Ay, qué susto! - exclamó, colocando las manos sobre el teclado
- Perdón, no quería interrumpir. Te traía tu botella de agua
- Ah, sí... Déjala por ahí, gracias tn - dijo señalando vagamente hacia el escritorio. Luego añadió con una sonrisa tímida - Llevabas mucho rato escuchándome?
- Lo suficiente como para darme cuenta de que tocas increíble.
Chiara soltó una risa nerviosa y se encogió de hombros.
- Bueno... digamos que es un hobby bastante serio.
- Compones? - dijiste al ver en su mano un boli y un papel algo arrugado con muchos rayujos y frases sin sentido
- Intento. A veces sale algo bueno, otras veces... - dijo señalando el papel, frustrada - mejor no hablar de ello.
Curiosa, te acercaste un poco más. Habías escuchado música toda tu vida, pero nunca habías visto a alguien tocar con tanta pasión frente a ti.
- Esto es algo que siempre te ha gustado?
Chiara asintió con entusiasmo
- Desde pequeña. Mis padres dicen que ya hacía ruido con el piano de juguete antes de saber caminar.
- De ruido, nada. Lo que acabo de escuchar era hermoso.
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RUSLANA Y TN
Fiksi PenggemarTn y Chiara son compañeras de piso después de que tn decidiera ir a Barcelona para estudiar psicología.