CAPÍTULO 10

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Ava

Olía delicioso, como a especias y a calor. Y me dieron ganas de envolverme con ello como si fuera una mantita. Me acurruqué al lado de la fuente de aquel olor, disfrutando de aquella calidez junto a mi cara. No quería despertarme, pero le había prometido a Bridget que iría con ella a colaborar de voluntaria en un refugio de animales de la zona, antes de irme a trabajar a la galería por la tarde. Me permití un minuto más de calorcito (¿mi cama siempre había sido tan grande?) antes de abrir los ojos y bostezar. Qué raro. Mi cuarto parecía diferente. No había fotos por las paredes, ni mi jarrón con flores estaba sobre la mesilla. ¿Y la cama se había cambiado de sitio sola? Mis ojos se toparon con un cuerpo medio desnudo a mi lado y el estómago me dio un vuelco. Alcé la mirada y me encontré con un par de ojos verdes. Unos ojos que me miraban sin el menor atisbo de la simpatía que tenían anoche.Bajó la mirada. Yo la seguí... y entonces me di cuenta, para mi horror, de que le estaba tocando la polla a Alex Volkov. Sin querer, y con pantalones, pero así era. Le-estaba-tocando-la-polla-a-Alex-Volkov. Y estaba dura. La vergüenza me engulló otra vez como una ola gigante. Quita la mano. ¡Quítala ya! Mi cerebro se puso a gritarme, y yo quería quitarla. De verdad. Pero me quedé congelada, paralizada por el shock y la humillación, y algo más que es mejor no mencionar. En mi mente se cruzó una idea fugaz de lo que guardaba Alex en el paquete. Tenía la sensación, literalmente, de que podría competir con cualquier actor porno. -Por favor, quítame la mano de la polla a menos que estés planeando hacer algo con ella -dijo Alex con frialdad. Por fin retiré la mano y retrocedí de un salto, con el corazón latiendo a un ritmo salvaje dentro de mi pecho mientras trataba de ubicarme. -¿Qué ha pasado? ¿Qué hago aquí? ¿Hemos...? ¿Tú y yo...? -Hice un gesto mientras nos señalaba, sospechando lo peor. Oh, Dios, Josh me iba a matar y ni siquiera podía culparlo. Me había acostado con el mejor amigo de mi hermano. ¡Mierda! -Tranquila. -Alex rodó fuera de la cama con la agilidad y la elegancia de una pantera. Los rayos del sol entraban a través de las ventanas e iluminaban con un pálido resplandor su figura esculpida, su pecho y sus abdominalesperfectamente tonificados-. Te quedaste dormida en mitad de la peli del perro y estaba lloviendo, así que te subí aquí. Fin. -Así que no hemos... -¿Follado? No. -Oh, gracias a Dios. -Me presioné la frente y las mejillas con la mano, que actuó como un bálsamo fresco para aliviar el calor-. Eso habría sido horrible. -Voy a intentar no ofenderme -dijo Alex con frialdad. -Ya sabes a qué me refiero. Josh nos asesinaría, nos resucitaría para que limpiásemos el desastre y nos volvería a asesinar. Tampoco es que quiera acostarme contigo, de todas formas. -Mentirosa, susurró la insufrible vocecita dentro de mi cabeza-. No eres mi tipo. Alex entornó los ojos. -¿No? ¿Y cuál es tu tipo, si se puede saber? Era demasiado temprano para eso. -Eh... -Traté de pensar una respuesta segura-. ¿Ian Somerhalder? Se le escapó una risa burlona. -Mejor que el vampiro que brilla... -murmuró-. Pero siento anunciarte que lo de Ian es imposible, Rayito. Puse los ojos en blanco, salí de la cama y me horroricé al ver mi reflejo en el espejo. El vestido arrugado, el pelo revuelto, marcas de almohada en las mejillas y... ¿tenía un hilo de baba seca en la comisura de los labios? La verdad es que no estaba para ganar ningún concurso de belleza. -Gracias, capitán Obvio -dije, limpiándome discretamente la baba de la cara mientras Alex se ponía una camiseta. Su dormitorio era tan minimalista como susalón, y en él no había más que la enorme cama, una mesilla de noche con una lámpara y un despertador y una cómoda por toda decoración-. No te flipes. Tampoco soy tu tipo, ¿recuerdas? O a lo mejor sí que lo soy... -Alcé las cejas dirigiendo la mirada hacia la tienda de campaña de sus pantalones. ¿Quería volver a ser un gilipollas? A ese juego podíamos jugar los dos. -No lo tengas en cuenta. Es normal por las mañanas. Les pasa a todos los tíos. -Alex se pasó la mano por el pelo, que por supuesto estaba perfecto después de toda la noche-. Y no me flipo. -Si tú lo dices... -canturreé-. Por cierto, deja de llamarme Rayito. -¿Por qué? -Porque no me llamo así. -Ya lo sé. Es un mote. Se me escapó un suspiro de exasperación. -No nos conocemos tanto como para ponernos motes. -Nos conocemos desde hace ocho años. -¡Ya, pero no tenemos ese tipo de relación! Además, sé que solo te estás burlando de mí, con lo del corazón desbordado y todo eso. Alex levantó la ceja. -Ilumíname. ¿Qué tipo de relación tenemos? Estábamos entrando en terreno pantanoso. -Somos vecinos. Conocidos que se llevan bien. -Me exprimí el cerebro para decir algo más, porque esos términos no acababan de convencerme-. ¿Colegas que ven pelis?Acortó la distancia entre los dos y tragué saliva, tratando de mantener la compostura, aunque lo que quería era salir corriendo. -¿Siempre duermes en las camas de tus «conocidos»? -Yo no te pedí dormir en tu cama. -Traté de no mirarlo por debajo de la cintura, pero era difícil de ignorar. Se me pusieron los pezones duros, me presionaron el sujetador y me ruboricé de excitación. ¿Qué coño estaba pasando? Era Alex, por el amor de Dios. El Anticristo. El gilipollas. El robot. Pero mi cuerpo no debía de haberlo pillado, porque de pronto me puse a fantasear con empujarle sobre la cama y terminar lo que mi mano había iniciado antes sin querer. No. Compórtate. No te vas a acostar con Alex Volkov, ni ahora ni nunca. -De cualquier forma, me... me tengo que ir. Voluntariado. Animales -balbuceé sin ningún sentido-. ¡Gracias por dejarme dormir aquí bueno hasta luego adiós! Hice mutis por la escalera y salí corriendo a casa. Necesitaba una ducha fría lo antes posible.

FASE TRISTEZA: FALLIDA

-¿Le tocaste la polla a Alex? -Bridget abrió los ojos de par en par-. ¿Y cómo era? -¡Shhh! -Miré alrededor por si alguien la había oído, pero todo el mundo estaba demasiado inmerso en sus tareas como para prestarnos atención. Bridget llevaba tanto tiempo trabajando de voluntaria en el refugio que los trabajadores no se atrevían ni a toserle, así que los díasque iba ella siempre éramos las únicas voluntarias, a petición de la familia real-. No es apropiado que una princesa pronuncie la palabra «polla». Y mucho menos con el acento pijo de Bridget, que sonaba como si estuviera hecho para hablar solamente de fiestas sofisticadas y diamantes Harry Winston, no de genitales masculinos. -He dicho cosas peores que «polla». Como amiga suya que era desde casi cuatro años, lo corroboraba. Aun así, no sonaba muy bien en su voz. -¿Y entonces? -recordó-. ¿Cómo era? -Qué quieres que te diga. Pues como un pene. -Uno grande, duro... No. Mejor no ir por ahí. Ni ahora. Ni nunca. Bridget y yo estábamos limpiando e higienizando las jaulas de Wags and Whiskers, el refugio de animales que había al lado del campus. Le encantaban los animales y llevaba trabajando allí de voluntaria desde el segundo año de carrera. Yo la acompañaba cuando tenía tiempo, y Stella también. Jules era alérgica a los gatos, así que nunca iba. Pero el refugio era el lugar favorito de Bridget. Iba dos veces a la semana sin falta, para desgracia de Booth. Esbocé una sonrisa al ver al fornido guardaespaldas pelirrojo mirando a un loro con desconfianza. Wags and Whiskers acogía a todo tipo de animales, no solo perros y gatos, y además tenía una pequeña pero poblada zona de aves. A Booth no le daban miedo las aves por sí mismas, pero no le gustaban; decía que le parecían ratas gigantes con alas.-Mmm. -Bridget parecía decepcionada con mi parca respuesta-. ¿Y en serio las películas no le pusieron triste? ¿Ni un poquito? -No. -Enrollé el papel de periódico de mi jaula y lo lancé a la basura. -Bueno, yo me quedé dormida antes de que acabara Una pareja de tres, pero dudo que llorara ni nada por el estilo. Parecía más bien aburrido. -Y aun así se tragó las dos películas. -Bridget levantó una ceja perfectamente rubia-. Interesante. -No le quedaba otra. Yo ya estaba en su casa. -Por favor. Estamos hablando de Alex Volkov. Si le apetece puede echarte en un santiamén. Cierto. Fruncí el ceño y medité sobre sus palabras. -Es majo porque soy la hermana de Josh. -Claro. -Bridget dejó escapar una risa floja-. ¿Qué fase toca ahora? Uf, la estúpida Operación Emoción, o más bien la OE, como había empezado a llamarla. Era mi cruz. -La fase asco. -No tenía ni idea de lo que iba a hacer, pero esa fase parecía más fácil. Me daba la impresión de que a Alex le daban asco muchas cosas. -Pagaría por ver eso. -Bridget miró a Booth, divertida -. ¿Estás bien, Booth? -Sí, alteza. -El loro graznó: «¡Oh, sí! ¡Azótame, amo!» y Booth hizo una mueca de incomodidad. -No soy tu amo -le dijo al pájaro-. ¡Largo! El loro se dio la vuelta y sacudió las plumas, indignado. Bridget y yo estallamos en carcajadas. Al parecer, el dueño del loro debía de haber sido bastante activosexualmente... Y también pervertido. Ese arrebato no era nada comparado con otras perlas que había soltado alguna vez. -Te echaré de menos -suspiró Bridget-. Espero que mi próximo guardaespaldas tenga sentido del humor. Paré de limpiar la jaula. -Espera, ¿qué? Booth, ¿te vas? Booth se rascó el cuello, algo avergonzado. -Mi mujer va a dar a luz pronto, así que voy a estar de baja por paternidad. -Felicidades. -Sonreí, aunque me daba bastante pena. Era empleado de Bridget, pero lo habíamos aceptado como un miembro de honor del grupo. Nos había sacado de unas cuantas situaciones chungas, y además daba buenos consejos sobre chicos-. Te echaremos de menos, ¡pero me alegro por ti! Se sonrojó. -Gracias, señorita Ava. Era extremadamente educado e insistía en llamarme «señorita» aunque le había dicho mil veces que no hacía falta. -Ya te haremos una fiesta de despedida cuando llegue el momento -dijo Bridget-. Te lo mereces por haberme soportado todos estos años. Booth se puso todavía más rojo. -No hace falta, alteza. Ha sido... Es un placer servirla. A Bridget le brillaron los ojos. -Ves, por eso te mereces una fiesta de despedida. Eres el mejor. Antes de que Booth explotara de vergüenza, añadí:-Haremos una fiesta temática. De loros. Bridget y yo nos echamos a reír otra vez mientras el guardaespaldas agitaba la cabeza con una sonrisa medio resignada, medio avergonzada. Fue casi suficiente para sacarme a Alex de la cabeza.

GRACIAS POR leer el capítulo 🔥🔥🔥🔥🔥🥵

Twisted Love - Ana Huang Donde viven las historias. Descúbrelo ahora