El atardecer en ese parque, donde el sol se oculta tras los árboles fue testigo de una triste escena. César y Victoria están sentados en un banco, las sombras alargándose a su alrededor. El ambiente es denso, cargado de emociones no expresadas.
César: (mirando al horizonte) El sol se va, Victoria. Como nosotros… se va todo lo que creímos que teníamos.
Victoria: (bajando la mirada) No quiero que se acabe. Aún te amo, César. Pero… (hace una pausa) no puedo seguir así. No puedo ser la causa de tu dolor.
César: (suspira) ¿Y quién dice que esto no me duele? (voltea hacia ella) Mi ignorancia me llevó a cometer el peor error de mi vida, y ahora… ahora estoy aquí, perdiéndote.
Victoria: (con lágrimas en los ojos) Siempre supe que había algo más, algo que nos ataba. Pero no puedo vivir con la incertidumbre. No puedo seguir esperando por un futuro que no existe.
César: (con voz entrecortada) ¿Y si ese futuro sí existiera? ¿Y si el hilo rojo realmente nos uniera? (se acerca un poco más) Hay algo en mí que se niega a dejarte ir, a creer que todo esto es un final.
Victoria: No, César. No quiero que hables de leyendas. Es solo una historia para consolar a los desamparados. La realidad es mucho más cruel. (se seca las lágrimas) Lo que sentimos es real, pero también lo es el dolor que hemos causado.
César: (cierra los ojos, luchando con sus emociones) ¿Por qué es tan difícil? ¿Por qué no podemos simplemente aferrarnos a lo que somos? A lo que fuimos…
Victoria: (interrumpe, con voz firme) Porque lo que fuimos ya no es suficiente. (se levanta del banco) No puedo seguir siendo la sombra de lo que una vez soñamos. El amor no debe doler así.
César: (se levanta también, desesperado) Pero, ¿no ves? Aún hay amor. Aún hay una chispa. (se acerca a ella) No puedo aceptar que esto sea el final. (Acaricia su rostro) No puedo.
Victoria: (retrocede un paso, su voz quebrándose) No se trata de aceptar o no. Se trata de lo que es mejor para ambos. (mira al suelo) Si algún día le cuentas a alguien sobre mí, no le hables de lo nuestro. No le digas que nos amamos.
César: (su corazón se quiebra) ¿Por qué? ¿Por qué quieres borrar todo lo que fuimos? ¿Por qué quieres que el mundo olvide nuestro amor?
Victoria: (con lágrimas corriendo por su rostro) Porque no quiero que nadie sepa lo que perdimos. No quiero que nadie sepa que la cobardia nos llevó a dejarnos ir. (se lleva las manos al rostro) Es demasiado doloroso.
César: (su voz se quiebra) ¿Y si algún día yo te necesito? ¿Y si el hilo rojo nos vuelve a encontrar? (su mirada suplicante) No puedo imaginar un mundo sin ti.
Victoria: (con un suspiro profundo) A veces, César, el amor no es suficiente. A veces, amar significa dejar ir. (da un paso atrás) Y aunque me duela, esto es lo que debemos hacer.
César: (su voz es un susurro) No quiero perderte. (su mirada se llena de tristeza) No quiero ser solo un recuerdo.
Victoria: (con voz temblorosa) Siempre serás parte de mí. Pero el dolor de lo que no pudo ser nos está consumiendo. (se seca las lágrimas) Te amo, pero tengo que dejarte ir.
César: (con el corazón roto) Entonces, si esto es el final… (se detiene, luchando por contener las lágrimas) Siempre te llevaré en mi corazón, Victoria. Siempre.
Victoria: (asiente, su voz apenas un susurro) Y yo a ti, César. Aunque el hilo se haya roto, siempre serás mi destino. (da un paso atrás, su mirada fija en él, como si quisiera grabar su imagen en su mente)
César: (con un nudo en la garganta) Adiós, Victoria. (se da la vuelta, sintiendo cómo su mundo se desmorona)
Victoria: (con un último suspiro) Adiós, César. (se queda inmóvil, observando cómo se aleja, sintiendo que su corazón se quiebra en mil pedazos)
El sol se oculta por completo , dejando el parque en penumbra. Las sombras se alargan, simbolizando la distancia que ahora los separa. Ambos se quedan con el eco de sus palabras resonando en sus corazones, sabiendo que aunque el amor persista, la decisión de separarse es la única salida para no seguir sufriendo. La brisa suave acaricia sus rostros, como un recordatorio de lo que una vez compartieron, mientras cada uno se aleja por caminos distintos, llevando consigo el peso de un amor que nunca se olvidará.