Un hotel en una ciudad costera, con vista al mar. La habitación está iluminada por la tenue luz de las lámparas, y el sonido de las olas se filtra por la ventana entreabierta. César y Victoria están acostados en la cama, abrazados y mirándose intensamente, como si el mundo exterior no existiera.
César: (con voz suave) Victoria, siempre me pregunto… ¿qué somos realmente? No puedo evitarlo. A veces siento que estamos atrapados en un juego, pero… ¿es un juego que realmente queremos jugar?
Victoria: (suspira) Lo sé, César. Es complicado. Pero cuando estoy contigo, todo lo demás se desvanece. No pienso en nuestras vidas, en nuestras responsabilidades. Solo en nosotros.
César: (abrazándola) Pero, ¿no te parece que eso es un poco egoísta? ¿Qué hay de nuestras familias, de nuestras promesas? A veces creo que deberíamos ser más que… lo que somos.
Victoria: (baja la mirada) ¿Y qué seríamos? ¿Amantes? No, eso no se siente correcto. Los amantes se desean y se necesitan a cada instante. Y nosotros… (pausa) nosotros tenemos nuestros momentos, pero no es un deseo constante.
César: (asintiendo) Tienes razón. ¿Amigos con derechos? (se ríe suavemente) No, eso tampoco. Los amigos buscan cualquier excusa para estar juntos, y nosotros… solo nos encontramos cuando el deseo nos llama.
Victoria: (sonriendo melancólicamente) ¿Novios? Eso sería un chiste. Los novios se envían mensajes tiernos, se dedican canciones… y nosotros… (mira a César a los ojos) no tenemos tiempo para eso. Solo tenemos estos momentos robados.
César: (con voz profunda) Momentos llenos de ganas y deseo. (pausa) A veces me pregunto si esto es suficiente. ¿Si ser solo… momentos bellos es lo que realmente queremos?
Victoria: (con una sonrisa triste) Quizás no hay respuesta. Quizás somos simplemente lo que hemos elegido ser. En este instante, en esta habitación, lejos del bullicio de nuestras vidas. (se acerca a él) Eso somos, César.
César: (acariciando su rostro) Momentos robados de felicidad. (suspira) Casi algo, eso somos. Pero… ¿podemos seguir así? ¿Siempre en la penumbra, escondidos de nuestras realidades?
Victoria: (con firmeza) No lo sé. A veces me asusta pensar en el futuro, en lo que esto puede significar. Pero cuando estoy contigo, me siento viva. (sonríe) Y eso, en este momento, es suficiente para mí.
César: (la besa tiernamente en la frente para despues depositar un beso mas prolongado en sus labios) Quizás deberíamos disfrutar de lo que tenemos. (pausa) Pero, Victoria… ¿y si un día uno de nosotros decide que esto ya no es suficiente?
Victoria: (con tristeza) Ese es el riesgo que corremos. Pero no puedo evitarlo. Te busco, te deseo, y cuando estamos juntos… es como si el mundo se detuviera.
César: (tomando su mano) Entonces, ¿qué hacemos? ¿Seguimos así, en este juego de sombras y luces?
Victoria: (apretando su mano) Sí, César. Sigamos así, mientras podamos. Disfrutemos de estos momentos, de esta conexión. Porque, al final, eso es lo que somos.
César: (sonriendo) Momentos robados. (se inclina hacia ella y la besa suavemente)