El telón cae en un escenario de teatro en Perú. La atmósfera está cargada de tensión, como si el aire mismo estuviera impregnado de los susurros de un amor clandestino. César y Victoria se encuentran en un camerino, rodeados de vestuarios y luces tenues que apenas iluminan sus rostros. Ambos están visiblemente alterados después de una función en la que su química fue demasiado evidente, una chispa que podría incendiar sus vidas. La puerta se cierra de golpe tras ellos, aislándolos del bullicio exterior.Victoria, con la voz temblorosa, rompe el silencio:
—¡No puedo creer que hayamos llegado a esto, César! ¿Qué está pasando con nosotros?César, cruzando los brazos, responde con una mezcla de frustración y miedo:
—¿Qué está pasando? ¡Tú lo sabes! Nos han visto, Victoria. ¡La prensa, los fans! ¡No podemos seguir así!Victoria se acerca a él, su mirada llena de desesperación:
—Pero, ¿qué quieres que haga? ¡No puedo controlar lo que piensan los demás! Mejor no les hagas caso.César da un paso atrás, como si la distancia pudiera aliviar su angustia:
—¡Eso no es suficiente! Tenemos una vida, una familia. No podemos jugar con los sentimientos de todos como si nada.Victoria, frustrada, siente que su corazón se quiebra:
—¡Yo no estoy jugando! Esto es muy real para mí.César se siente atrapado, la presión de su esposa pesando sobre él:
—Pero mi esposa… Ella no entiende que... No puedo dejarlo todo de la noche a la mañana.Victoria, con lágrimas en los ojos, lo mira con dolor:
—¿Y yo? ¿Qué soy para ti, César? ¿Un secreto? ¿Una aventura?César, gritando con la intensidad de su amor y su miedo:
—¡No! ¡Eres mi todo! Pero no puedo arriesgarlo todo por un sueño imposible.Victoria se gira, mirando al espejo, evitando su mirada, sintiendo que su corazón se desgarra:
—Entonces, ¿qué hacemos? ¿Terminamos?César, con la voz quebrada, siente que el mundo se desmorona:
—No quiero terminar, pero… mi esposa me está presionando. Me ha dicho que si no lo acabo, no sé qué pasará.Victoria, llena de rabia y dolor, grita:
—¡Entonces hazlo! ¡Termina conmigo! ¡Hazlo y déjame en paz!Se produce un silencio tenso, cargado de emociones no expresadas. César se siente derrotado, y finalmente, ella se da la vuelta y lo mira con desdén.
—No quiero hacerlo, pero no tengo otra opción.Victoria se aleja, y la escena se desvanece en una profunda tristeza. Un adiós se ha pronunciado. ¿Será definitivo?...
Años después
En un apartamento en la Ciudad de México, decorado con un estilo bohemio, la luz de la luna entra por la ventana, iluminando la habitación en penumbras. Victoria está sentada en el sofá, mirando su teléfono. De repente, suena un mensaje. Es de César. Ella lo abre y se queda en shock.
—"Perdóname... Te amo todavía..."César, en su casa, se sienta en el borde de su cama, con el corazón acelerado. Se levanta y decide llamar a Victoria al ver que no recibe respuesta. Ella, tras dudar un momento, responde.
—Victoria... ¿Eres tú? (Temeroso)Victoria, con voz temblorosa, replica:
—Sí, soy yo. ¿Qué quieres, César?César, sintiendo el peso de los años y el dolor en su pecho:
—Quiero... quiero hablar. No puedo seguir así.Victoria, con una mezcla de resentimiento y tristeza:
—¿Hablar? ¿Después de todo lo que pasó? ¿Después de que decidiste romper con nosotros por el miedo a lo que dirían los demás?