**Capítulo 6: Cambios Silenciosos**

El segundo mes del proyecto avanzaba rápidamente, y con ello también lo hacía la relación entre Sirius y Severus. Ya no eran solo compañeros de trabajo; habían comenzado a forjar una amistad, o al menos algo cercano a ella. Las interacciones, que al principio eran incómodas y formales, habían evolucionado hacia una colaboración más fluida, aunque siempre dentro de los límites de una relación estrictamente académica. Sin embargo, los dos sabían que algo había cambiado. Algo sutil, pero innegable.

Era una tarde fría de noviembre, y como de costumbre, Sirius llegó temprano a la biblioteca. Severus había decidido no asistir esa vez; su mente estaba ocupada con pensamientos que no podía ignorar. El trabajo en el proyecto de Historia Social estaba en su punto más avanzado, y aunque ambos se mostraban cada vez más comprometidos, había algo que estaba comenzando a molestar a Severus, algo que no podía identificar con claridad.

"Tal vez sea la cercanía", pensó Severus mientras caminaba por los pasillos vacíos de Hogwarts. La relación entre ellos, aunque progresaba, comenzaba a generar una incomodidad en su interior. La pasión de Sirius por compartir su vida y pensamientos era desbordante, algo que Severus nunca había esperado de él. Y a pesar de que comenzaba a disfrutar de sus conversaciones, de esas horas de trabajo compartido, había algo que le hacía sentir que estaba perdiendo el control sobre sí mismo. Algo que nunca había anticipado: la vulnerabilidad.

En la biblioteca, Sirius hojeaba distraído algunos libros sobre astronomía. Sabía que Severus no estaba allí, pero no le importaba. Estaba acostumbrado a que su compañero no fuera tan puntual como él. Sin embargo, no podía evitar pensar que algo no estaba bien. No era solo la fría actitud de Severus; había algo más en el aire, una tensión que no podía deshacerse.

De repente, la puerta de la biblioteca se abrió, y Severus entró con paso lento y calculado. No parecía preocupado, pero sus ojos mostraban algo distinto. No era la típica frialdad que acostumbraba a mostrar, sino una especie de introspección. Algo lo rondaba.

"¿Todo bien?", preguntó Sirius, dejando de lado sus libros para centrarse en su compañero.

"Sí", respondió Severus sin demasiada emoción, pero con un tono que indicaba que no estaba tan seguro de su respuesta. "Solo pensaba en algo."

Sirius observó a Severus por un momento, algo en él parecía estar distanciado, pero también... pensativo. ¿Qué pasaba por su cabeza? "¿Sobre el proyecto? ¿O algo más?"

"Sobre... nosotros", respondió Severus, como si esas palabras fueran las más difíciles de pronunciar. Se sentó frente a Sirius, sus dedos tamborileando sobre la mesa, un gesto que indicaba su incomodidad. "Nos hemos estado conociendo bastante bien, ¿no es así?"

Sirius asintió con una sonrisa nerviosa. "Sí, parece que nos estamos entendiendo mejor. No pensé que la astronomía te interesaría tanto."

"Y no lo hace", admitió Severus, "pero es... interesante ver cómo te apasiona."

El silencio cayó sobre ellos durante unos segundos, pero no era incómodo. Era un silencio lleno de reflexión.

Sirius lo miró con una nueva curiosidad. "¿Qué es lo que realmente te molesta, Severus?"

Severus levantó la mirada, encontrando los ojos brillantes de Sirius. "Es solo... que no estoy acostumbrado a este tipo de cercanía. Y parece que ahora, de alguna forma, estamos más cerca de lo que pensaba que estaríamos. Y eso me desconcierta."

Sirius frunció el ceño, tratando de comprender. "¿Cercanía? ¿Por qué te molestaría eso?"

"No lo sé", confesó Severus, inclinándose hacia atrás en su silla. "Solo nunca he sido bueno para confiar en las personas. Y aunque parece que esto, lo que estamos haciendo, no es más que trabajo, no puedo evitar sentir que me estoy abriendo a algo que no debería."

Sirius se quedó en silencio, procesando sus palabras. "¿Te refieres a la relación que estamos construyendo?"

"Exactamente." Severus dejó escapar un suspiro, como si al decir esas palabras finalmente hubiera liberado una parte de sí mismo que estaba reprimida. "Y no sé si eso está bien. Nunca he dejado que nadie se acerque tanto."

Sirius no dijo nada al principio. Solo observó a Severus con una intensidad tranquila, como si estuviera sopesando sus pensamientos. Luego, de manera lenta y cuidadosa, habló. "Severus, lo que estamos haciendo no tiene por qué ser un problema. No estamos forzando nada. Lo que quiero decir es que no tienes que sentirte incómodo por esto. Lo que estamos compartiendo... es algo natural. Y si te preocupa que te estés abriendo demasiado, yo estaré aquí, como lo he estado."

Severus no respondió de inmediato, pero sus ojos se suavizaron un poco al escuchar esas palabras. Podía percibir la sinceridad en su tono, algo que nunca habría esperado de Sirius, pero que, de alguna manera, lo tranquilizaba.

"Gracias, Sirius", dijo Severus, aunque su tono seguía siendo algo distante. "No sé si puedo dejarme llevar por esto, pero aprecio que estés dispuesto a escucharme."

Sirius sonrió suavemente. "No tienes que hacerlo todo de golpe. Vamos a tomarnos el tiempo que necesites. Esto no tiene prisa."

El resto de la tarde pasó en silencio, pero de una manera mucho más cómoda que antes. Aunque no hablaron mucho más, el aire entre ellos había cambiado. Ya no había esa distancia que solía haber. Algo había cambiado, pero de una manera que ninguno de los dos había anticipado.

Mientras las semanas seguían su curso, Sirius y Severus continuaron trabajando juntos, pero también compartiendo más de sí mismos en el proceso. Lo que había comenzado como una tarea académica, comenzó a ser una oportunidad para crecer, no solo en términos intelectuales, sino también personales.

A medida que el invierno comenzaba a instalarse con su frío implacable, Severus comenzó a comprender algo que había estado evitando: había algo en Sirius que le atraía. Algo más allá de su entusiasmo y su pasión por la astronomía. Había una calidez en él, una manera de ser que, aunque diferente a la suya, de alguna forma lo complementaba.

La relación entre los dos comenzó a ser menos una simple asociación de trabajo y más una colaboración en la que ambos se beneficiaban, aunque no fuera en los términos que Severus hubiera esperado. Y mientras el hielo de las primeras nevadas cubría los jardines de Hogwarts, una nueva capa de entendimiento comenzaba a formarse entre Sirius y Severus, una que prometía algo más allá de lo que ambos habían imaginado.

Y así, mientras las estrellas seguían brillando en el cielo, la relación entre los dos jóvenes continuaba evolucionando, marcando el comienzo de un cambio silencioso pero significativo en sus vidas. Un cambio que no se podía medir solo con palabras, sino con las pequeñas acciones y gestos que, sin decir mucho, decían todo.

✨🌙En el Silencio de la Luna🌙✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora