Alex
Las puertas de metal se deslizaron, revelando un largo sendero flanqueado por robles rojos, con las ramas desnudas en medio del intenso frío del invierno, y una enorme mansión de ladrillo que se alzaba imponente en la distancia.
La casa de mi tío (y también la mía, antes de mudarme a Washington) se encontraba detrás de una fortaleza a las afueras de Filadelfia, y aquello le encantaba.
No quería separarme tan pronto de Ava después de lo que pasó con Michael, pero ya había pospuesto demasiadas veces esa reunión con mi tío.
Lo encontré en su despacho, fumando y viendo una serie rusa en el televisor de plasma que tenía colgado en una esquina. Nunca había entendido por qué insistía en ver la televisión ahí cuando tenía un salón increíble.
-Alex. -Hizo un aro de humo. Delante de él había una taza de té verde medio vacía. Se había obsesionado con beber eso desde que leyó un artículo que decía que ayudaba a adelgazar-. ¿A qué debo el honor?
-Ya sabes por qué estoy aquí. -Me desplomé en la butaca acolchada frente a Ivan y cogí un pisapapeles dorado feísimo que tenía sobre el escritorio. Parecía un mono deforme.
-Ah, sí. Ya he oído. Jaque mate. -Sonrió mi tío-. Felicidades. Aunque tengo que admitir que fue un poco anticlimático. Esperaba que tu movimiento final tuviera algo más de... bombo.
Apreté la mandíbula.
-La situación cambió y tuve que adaptarme. La mirada de Ivan se volvió cómplice.
-¿Y cómo es que cambió la situación?
Me quedé en silencio.
Llevaba elaborando mi plan de venganza durante más de una década, moviendo y manipulando cada pieza hasta que las ponía donde quería. Juega siempre a largo plazo.
Pero incluso yo tenía que admitir que me había... distraído en los últimos meses. Ava se había colado en mi vida como un rayo de luz después de una tormenta, despertando a las criaturas de mi alma que daba por muertas desde hacía mucho tiempo. La culpa. La conciencia. El remordimiento.
Y me había hecho preguntarme si el fin justifica los medios.
A su alrededor mi sed de venganza se debilitaba, y por poco, por muy poco, abandono en mi empeño, aunque solo fuera para fingir ser el hombre que ella creía que yo era. «Tienes un corazón lleno de capas, Alex. Un corazón de oro enjaulado en un corazón de hielo.»
Los bordes afilados del pisapapeles se me clavaron en la palma de la mano.
Ava sabía que había cometido un buen puñado de actos dudosos para el Grupo Archer, pero aquello solo eran negocios. No lo condenaba ni lo apoyaba, pero tampoco era tan ingenua. Aunque rebosara romanticismo y tuviera un gran corazón, se había criado junto al nido de víboras que era Washington, y entendía que en ciertas situaciones (tanto empresariales como políticas) había que elegir entre comer o ser comido.
Pero si descubría lo lejos que había llegado para encontrar a los responsables de la muerte de mi familia (daba igual cuánto lo merecieran), jamás me lo perdonaría. Hay líneas que no deben cruzarse.
En la mano me brotó un pequeño charco de sangre. Solté el pisa papeles, me limpié en el pantalón convenientemente oscuro y lo volví a dejar en la mesa.
-No te preocupes, tío. -Mantuve la expresión y la postura relajada. No quería que descubriera hasta qué punto Ava había entrado en mi corazón.
Mi tío nunca se había enamorado, ni casado, ni criado hijos propios, y no habría sido capaz de entender mi dilema. Para él el dinero, el poder y el estatus eran lo único que importaba.
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Twisted Love - Ana Huang
RomanceHOLI LES PASO LA HISTORIA DE AVA Y ALEX VOLKOV DERECHOS DE AUTOR A @ANAHUANG