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El miedo de Olivia se hizo presente cuando Fleur salió del laberinto aterrada gritando cosas inaudibles para ellos.

Más tarde, Krum también salió del laberinto, pero parecía fuera de sí, sus ojos no eran de su color natural, y se estremecía como si estuviera convulsionando.

El cabello de Olivia se volvió blanco sin poder controlarlo, pues el miedo era más fuerte. Se levantó de las tribunas ignorando el llamado de sus amigas y caminó hasta las tribunas donde estaban los profesores.

—Olivia, ¿qué haces aquí? —preguntó Snape con dureza.

—Profesor Snape, deben sacarlos, algo no está bien —suplicó Olivia.

Snape mostró un atisbo de preocupación al notar el miedo en su hija. Pero negó con la cabeza indicando que no podían hacer nada.

Olivia luego se volvió hacia Dumbledore, que se veía ligeramente preocupado.

—Se lo que quieres, señorita Prince —habló Dumbledore—. Pero, hasta que las chispas rojas no aparezcan no podemos hacer nada.

No le quedaba más que esperar, su pie repiqueteaba con fuerza contra la madera, los nervios, la ansiedad y el temor se intensificaban con cada segundo que pasaba.

No sabía cuando tiempo había pasado, pero si sabía que probablemente más de una hora, cuando Harry apareció en el césped.

Algo no andaba bien, Cedric estaba en el suelo, no se movía, no hacía nada. Y Harry solo se aferraba a su cuerpo y a la Copa.

Dumbledore no perdió el tiempo y se acercó a Harry, lo tomó con fuerza y lo volteó boca arriba.

Los profesores y parte del jurado se arremolinaron alrededor de Harry, impidiendo la vista a los demás.

—¡Dios. . . Dios mío, Diggory! —exclamó Fudge, lo suficientemente alto para que todos escucharan—. ¡Está muerto, Dumbledore!

Esas palabras cayeron como un balde de agua fría, no podía creer lo que escuchaba, no no no y no, Cedric no estaba muerto, no podía estar muerto.

Las lágrimas comenzaron a salir sin remedio y un nudo se instaló en su garganta, se negaba a aceptar el hecho de que Cedric había muerto.

Sus piernas se movieron con rapidez para salir de las tribunas, podía escuchar que la llamaban a la lejanía pero su mente bloqueó todo a su alrededor y solo se concentró en correr hacia donde habían aparecido Harry y Cedric.

𝗦𝗲𝗺𝗽𝗶𝘁𝗲𝗿𝗻𝗼 |• Bill WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora