Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ Oɴᴄᴇ

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—Por favor, mi señor —rogó una voz que le resultaba familiar—

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—Por favor, mi señor —rogó una voz que le resultaba familiar—. No le haga nada a mi hija.

—No la dañaré, Cassiopeia —respondió una voz tenebrosa—. Pero no lo hago por ti, lo hago por Severus.

—Gracias —dijo la mujer con voz queda, mientras las lágrimas bajaban por sus mejillas.

—Sin embargo, eso no te va a salvar a ti —volvió a hablar esa voz causando escalofríos en la mujer. Apuntó su varita y pronunció—: ¡Crucio!

Los gritos de la mujer no se hicieron esperar. Eran como mil cuchillas traspasando una y otra y otra vez el cuerpo de la mujer.

Y de repente, el llanto de una bebé se hizo presente en la habitación. Los hermosos ojos grises de la bebé mostraban preocupación por su madre, mientras las lágrimas manchaban sus sonrojadas mejillas.

¡Olivia! —gritó Lyra dándole una cachetada a Olivia para que despertara.

Olivia despertó sobresaltada, respirando pesadamente mientras el sudor recorría su frente.

Miró a su alrededor encontrándose con Lyra; quien tenía un expresiones preocupada.

—¿Qué ocurrió? —preguntó Lyra preocupada.

—Fue... extraño —habló Olivia recordando—. Fue como una pesadilla, pero se sintió tan real, como un recuerdo.

Olivia estaba agotada mentalmente, y trataba de descifrar que fue eso.

—Ve a bañarte —le dijo Lyra tomándola de las manos y llevándola al baño—. Relájate y después bajaremos a desayunar.

𝗦𝗲𝗺𝗽𝗶𝘁𝗲𝗿𝗻𝗼 |• Bill WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora