Co-escritora @Edwardsjessie
............................................................Los confines de la tierra. Entre dientes, eso fue lo que le habían prometido a Liam Payne, antes de estrellar su cara por primera vez contra el suelo de concreto. Porque él no luchaba. No importaba lo que le pidieran. No importaba lo que hicieran. Nunca peleaba. Aprendió rápidamente esa lección, pero nunca la recordaba cuando estaba realmente enfadado o asustado.
A veces, hacía todo lo posible, pero todavía una parte de él se negaba a creer en su destino. Levantaba todos los muros posibles, se decía a sí mismo que aquello no le estaba pasando a su cuerpo, o que ya no tenía importancia... y aun así, un pie podía soltar una patada. Un puño podía lanzar un golpe. Las palabras que sabía que no iban a hacer ningún bien, fluían tan fuerte como su sangre. No había final, no había perdón. Era simplemente cuestión de encontrar un nuevo lugar con una nueva forma de dolor.
Liam James Payne nació en un centro comercial, en el edificio de una clínica gratuita, escondida entre una escuela de belleza y una fuente de sodas. Su madre murió justo después de dar a luz, así que su hijo, fue dejado bajo la tutela de un sistema que nunca veló por sus intereses. No era que él reflexionara sobre eso. En el día a día, Liam luchaba por seguir vivo y de una pieza, hasta llegar a la edad en que sería libre. A los dieciocho, podría ser independiente, sin más tiernos cuidados por parte del Estado. Podría conseguir un trabajo y vivir por su cuenta, aunque fuera en una jodida caja. No tendría que esperar más a que se abriera la puerta de la habitación, a que una silueta apareciera en ella y una voz le dijera como podía "ganarse" su sustento.
La cuestión en el caso de Liam era, que poseía una belleza que le daba más problemas de los que merecía la pena. Había sido "agraciado" con un cuerpo alto, y bien musculado. Tenía una piel del color de la miel, un pelo castaño claro, y unas hermosas pestañas que enmarcaban unos grandes ojos miel, que la gente siempre querían que les miraran a ellos.
Él sabía lo suficiente acerca de su mirada, como para saber que le hacía vulnerable. Si hubiera nacido normal, podría haber tenido una oportunidad con sus "familias", pero tal y como era, nunca había estado en una casa de adopción en la que no hubiera sufrido abusos físicos, emocionales o sexuales. Y en muchas ocasiones, sufría los tres a la vez. Esa era su suerte.
Su último "encuentro" había sido con su agente de detención de menores. El intermediario que debía preocuparse por él, que debía mantener a los chicos lejos del reformatorio, siempre que hubiera oportunidad de conseguirles un hogar decente. Liam nunca había confiado en aquel tipo.
El Sr. Frank tenía las manos sudorosas. Era un hombre delgado y nervioso que a Liam le recordaba a una comadreja. Al animal de verdad. Confabulador, no muy brillante y siempre con pinta de hambriento. El Sr. Frank amaba a algunos de sus chicos problemáticos, y simplemente, esperaba que ellos también le amaran a él. Rápidamente, el Sr. Frank, dio permiso a los agentes que habían llevado a Liam a verle, para que se marcharan, y cruzó sus pálidas manos sobre la mesa de oficina. Su pelo negro repeinado, brillaba enfermizo bajo el zumbido de las fluorescentes, que se reflejaban en sus gafas, que enmarcaban su cara pálida, con una boca de labios delgados y mentón puntiagudo. Levantó la mirada hacia el delincuente sentado en la incómoda silla de madera frente a él, con una satisfacción mal disimulada.
- El Sr. Payne, otra vez. ¿Qué ha sido esta vez? Veamos. Oh dios, oh dios, oh dios. Este informe del trabajador que lleva tu caso, dice que atacaste al Sr. Jean Billings y a su hijo Michael. Eso no está bien. No, no lo está. Trabajamos muy duro para encontrarte una nueva casa y mira lo que has hecho. Hacer realidad todas esas cosas que dicen sobre ti. ¿No quieres mejorar? ¿No ves los beneficios de tener una nueva familia? ¿Una familia de verdad?... ¿BIEN?Liam nunca sabía cuándo se suponía que debía hablar. Sinceramente, pensaba que Frank estaba en su modo madre-amorosa, pero nadie le preguntó. El chico de quince años, lleno de golpes, se levantó de su silla. No quería que el hombre se levantara e hiciera lo que solía hacer cuando se sentía frustrado.
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Mi luz en la Oscuridad - Niam -
FanficBueno he aqui una nueva novela que estoy escribiendo junto a mi gran amiga @edwardsjessie. A la cual le agradezco mucho por apoyarme a escribir esto y ayudarme en esta nueva novela... como siempre gracias a todos por comentar y leer mis novelas...