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023 | ¿Quién gana?
(tw; capítulo +16)
El aroma dulce de la vainilla llenaba la cocina mientras Lukas revolvía lentamente la mezcla para su pastel favorito. La espátula de silicona trazaba círculos suaves en el bowl, un movimiento que había repetido tantas veces que le resultaba automático. La luz del atardecer entraba por las ventanas, pintando la estancia con tonos cálidos que contrastaban con la leve tristeza que parecía reflejarse en sus ojos.
Cocinar siempre ha sido su refugio.
Desde pequeño, encontrar recetas y experimentar con ingredientes lo ayudaba a calmar su mente cuando las emociones parecían demasiado intensas, y ahora, con el diagnóstico de trastorno, se aferraba más que nunca a este hábito. Su psicóloga le había sugerido encontrar actividades que le permitieran canalizar su energía, y para él, no había nada mejor que hornear. El sonido rítmico del batidor tenía algo de terapéutico como si cada golpe disipara una pequeña fracción de su ansiedad.
El suave clic de la puerta principal interrumpió el silencio, seguido por unos pasos familiares. No necesitaba girarse para saber quién era; la voz cálida y familiar de su madre resonó desde la entrada.
—¿Hueles eso, Josh? —preguntó Jennifer dejando su bolso sobre una silla del comedor mientras asomaba la cabeza en la cocina—. Creo que alguien está cocinando algo delicioso.
—Como siempre —respondió su padre aunque no apareció en la cocina. Probablemente estaba ocupado desempacando en la sala.
Jennifer caminó hasta la isla de mármol, apoyándose ligeramente en ella mientras observaba a su hijo con una sonrisa. —¿Pastel de vainilla?
Él asintió sin mirarla directamente, concentrado en verter la mezcla en el molde con cuidado.
—Sí, es mi receta básica. Me sentía agotado, supongo.
La mayor ladeó la cabeza, su expresión suavizándose. Lo conocía lo suficiente como para leer entre líneas, aunque estaba orgullosa de que él siempre encontrara formas de manejar sus emociones, le dolía no estar siempre ahí para apoyarlo.
—¿Tuviste un mal día? —habló con suavidad, rodeando la isla para acercarse a él.
—Algo así. Fue una de esas tardes en las que todo se siente demasiado. Ya sabes cómo es.
