Mery PDV:
Me separé de la ventana asustada, caminando marcha atrás y sin perder de vista el cristal, el cual, al ir alejándome, se iba volviendo más opaco a consecuencia de la oscuridad reinante en el jardín, hasta que llegó un momento en el que estaba observando mi reflejo como si se tratara de un espejo.
No sabría decir quién estaba fuera, ni siquiera si había sido real y no sólo fruto de mi imaginación, ya que con el ambiente tétrico del jardín no sería difícil que mi mente vagase a sus anchas creando sombras infernales.
El ruido de la puerta principal me sacó del estado de ensoñación en el que me
encontraba, haciendo a mi mente volver a la habitación y consiguiendo apartar mi atención de las pupilas dilatadas que me miraban asustadas desde ventana. Marc subía lentamente las escaleras arrastrando los pies llenos de barro. Traía los pantalones algo arañados y la camiseta sudada, lo que me hizo preguntarme si realmente había soñado haberle seguido hasta el bosque. De donde fuera que viniese, volvía cansado y decaído, tan distraído en su mente que no se dio cuenta de que le observaba asomada desde la puerta de mi habitación. Se encerró en su cuarto y no salió en toda la noche, no bajó para cenar ni dio más señales de vida que el leve susurro del lápiz moviéndose sobre un papel, capaz de oírse solamente si prestabas atención o si, como yo, apoyabas la oreja en la puerta para intentar averiguar qué le pasaba o si seguía respirando.
- Mery, ¿tienes todo lo que necesitas para mañana? -Eli asomó la cabeza por el hueco que quedaba entre la puerta entornada y me miró con una sonrisa cálida.
- Sí, he metido todo lo que me compraste en la mochila.
- ¿Estás bien?- Su expresión tornó a preocupación al hacer aquella pregunta. Tardé un rato en contestar, pensando la respuesta ya que ni yo la sabía.
- Mis padres no han dado señales de estar buscándome, mis recuerdos parecen no querer volver y mañana empiezo en un instituto donde no conozco a nadie. He estado mejor, pero tampoco me puedo quejar. Tú y James están haciendo todo lo posible por ayudarme, se lo agradezco de corazón.
- Cielo, no tienes nada que agradecer. No podíamos dejarte sola.- Se acercó y me dio un leve beso en la frente mientras susurraba un "buenas noches" que pasó desapercibido entre las olas del sueño.
FLASBACK
La mano que me había agarrado el hombro me giró bruscamente haciendo que volviese a mirar hacia el pasillo blanco y claustrofóbico por el que había huido corriendo. Al no haber ventanas el espacio parecía más pequeño todavía y que aquel hombre me mirase desde tan arriba no ayudaba mucho. Iba vestido entero de negro, con una camiseta ajustada y un cinturón donde guardaba una pistola y munición de repuesto. Con sus fuertes brazos me empujó contra la puerta y me inmovilizó pegando mi cara contra la madera y sujetando mis brazos en mi espalda haciéndome daño.
- ¿No eres muy joven para estar aquí?- Dijo con burla disfrutando de mi debilidad.
- Tú también eres demasiado tonto para estar aquí y nadie te dice nada.
Me apretó más fuerte contra la puerta y retorció un poco más el nudo que había hecho con mis brazos.
- Tienes suerte de que tu madre te hiciese tan guapa, si no ya estarías encerrada de nuevo en la sala de la que te has escapado.- Contestó pegándose a mí y haciéndome retorcerme del asco.
- Tú no tienes tanta de que me haya hecho tan lista.- Saqué la jeringuilla que tenía guardada en el bolsillo trasero a duras penas, alargando la mano que quedaba más cerca en aquella llave de inmovilización con que me retenía, y la clavé, con toda la fuerza que pude reunir, en su vientre, el lugar más efectivo y al que mejor alcance tenía. Aproveché ese leve momento de debilidad que mostró en el que soltó su agarre y salí corriendo de nuevo en dirección contraria, deshaciendo mis pasos, buscando alguna salida que se me hubiera pasado por alto.
FIN DEL FLASHBACK
Un molesto pitido me despertó de golpe, sobresaltada. Estaba sudando y respiraba de forma agitada. Alargué la mano y cogí el despertador de la mesilla de noche, donde parecía que ya llevaba un largo rato sonando. La puerta se abrió consiguiendo que saltara en el sitio a causa de la ansiedad y la sensación de peligro que aún seguía conmigo después de aquel sueño.
- Ya estas despierta, venía a asegurarme, como el despertador lleva sonando ya diez minutos, no querrás llegar tarde el primer día.-La cara de Eli cambió al ver lo rápido que subía y bajaba mi pecho, tornando a una de preocupación con el ceño fruncido. Rápidamente se acercó a mí y me abrazó para intentar calmarme mientras susurraba en mi oído.- Tranquila cariño, respira, y cuando estés mejor me cuentas qué te ocurre.
- Es...ha sido un sueño- dije hablando con dificultad a causa de la falta de aire.- No sé por qué me afectan tanto.
- ¿Qué pasaba en el sueño? ¿Afectan, en plural?
- Últimamente siempre tengo sueños muy vívidos y reales, suelen ir sobre mis padres, y algunos, como este, son más extraños y no llego a entenderlos bien, pero son los peores.
- ¿Cómo de reales?
- No sé que estoy durmiendo hasta que me despierto en mi habitación.
- ¿Cuando despiertas mantienes las emociones que tenías en el sueño?
- Sí.
- Entonces, cariño, no tienes sueños sino recuerdos. -Su cara en este momento no reflejaba expresión ninguna, estaba ausente, mirando hacia un punto fijo y recitando todo aquello casi de memoria.- Cuando duermes tu mente está más receptiva y expuesta a estímulos internos, por lo que tus recuerdos, bloqueados, surgen en forma de sueños...- pareció despertar de su ensoñación y se me quedó mirando fijamente.- Aunque siempre podría estar equivocada claro. Ahora arréglate, que vas a llegar tarde.
Dicen que cuanto menos quieres que llegue un momento determinado más rápido corre el tiempo hasta que te chocas de bruces contra él. Eso mismo me pasó a mí cuando me di cuenta de que estaba sentada en el asiento trasero del coche entre Marc y Daniel rumbo al sitio que podría convertir el desastre de mi vida en una pesadilla aún peor. Ya me había cansado de preguntar si había noticias de mis padres y obtener siempre la misma respuesta, por lo que decidí esperar a que supieran algo nuevo, me iba a enterar de todas formas, y al menos de ese modo podía olvidarme un poco de aquel interrogante que nublaba mi mente y reducir la falta de respuestas.
El coche fue reduciendo la velocidad hasta que paró en la puerta del instituto. Marc bajó en cuanto se detuvo el motor y desapareció entre la gente, y no me di cuenta de que llevaba diez minutos sentada sin moverme hasta que la mirada de James se cruzó con la mía.
- Puedo quedarme esperando aquí todo el día, pero tarde o temprano vas a tener que afrontarlo.
- Prefiero que sea tarde.
- Retrasándolo únicamente consigues otorgarle más importancia de la que tiene. Vamos, ¿qué es lo peor que puede pasarte? Sólo son unas horas y luego vengo a recogerte.
- Suena más fácil dicho por ti.
- Ah, se me había olvidado decírtelo. Como no sé cómo te apellidas te he inscrito con el mío y el de mi esposa. Espero que no te importe.- Dijo mientras bajaba y cerraba la puerta del coche.
Cuando arrancó me sentí sola entre toda aquella gente, perdida en un instituto que no conocía y sin saber en qué aula tenía mi primera clase. Saqué el horario de la mochila y miré el mapa que había impreso en la parte trasera de la hoja. La clase de historia se impartía al otro lado del edificio, por lo que tenía que atravesar el pasillo principal, seguramente abarrotado de estudiantes, para llegar. No era una buena forma de pasar desapercibida como era mi plan. Empecé a caminar sin levantar la vista del mapa y así evitando hacer contacto visual con alguien, asegurándome de que nadie se fijase en mí; aunque puede que tal vez lo hiciera demasiado bien y a consecuencia chocase contra un chico que iba demasiado rápido como para notar mi presencia. Acabé en el suelo, al lado de unas taquillas donde Marc se escondía junto a una morena, un lugar estratégico que no hubiera visto de no ser que me hubiera caído. Me quedé mirando cómo la abrazaba hasta que un brazo se interpuso en mi campo visual. El rubio que me había tirado me miraba con una expresión de disculpa en sus ojos marrones. Acepté su ayuda para levantarme y recogí los papeles que llevaba en las manos, que habían quedado todos esparcidos por el suelo.
- Perdóname, no te había visto.
- Yo tampoco iba mirando por dónde iba.
- No te había visto antes por aquí, me llamo Aitor.
- Soy Mery.
- ¿Eres inglesa?
- No, creo.- Me miró con cara de confusión, abrió la boca para preguntar algo, pero al final, para mi alivio, decidió que era mejor dejarlo pasar.
- ¿A dónde ibas tan concentrada antes de que te interrumpiera?
- Al aula de historia, la 102.
- ¿En serio? A esa iba yo también y está justo en sentido contrario.- Volví a mirar el mapa, esta vez más atentamente, y me di cuenta de que lo había llevado todo el tiempo al revés. Mis mejillas ardieron de la vergüenza ante el ridículo que había hecho.
- Nunca se me dio bien la orientación, supongo.
- Sígueme y así de paso te enseño todo esto un poco.
Nos perdimos entre la gente, pero me giré a tiempo de ver la cabeza de Marc cubriendo a aquella chica mientras nos alejábamos.JAMES PDV:
- James, hemos recibido tres quejas ya del guarda forestal por el asunto ese del coche.
- ¿Cuánto tiempo lleva en el bosque?
- Unos cuatro días.
- Mañana lo miro- dije haciéndole un gesto con la mano quitándole importancia.
- Llevas diciendo eso desde que nos llegó la denuncia, estás obsesionado con esa floristería. Por más que lo intentes y uses tu influencia no vas a conseguir las grabaciones de las cámaras de seguridad, son una prueba de un caso abierto y tú no tienes ningún fundamento para pedirlas.
- Lo sé, Juan. Es sólo que no puedo evitarlo. La única pista que tengo y no puedo seguirla, es tan frustrante.- Me agarré la cara con ambas manos en gesto de desesperación.
- Necesitas despejarte un poco, abrir la mente. Vamos a encargarnos del coche, así matamos dos pájaros de un tiro y nos quitamos algo de trabajo acumulado. Cuando resuelvan el robo de la floristería la cara de los ladrones llegará a ti por sí sola.
- ¿Qué necesitamos llevar?
??? PDV:
- La chica está volviendo a recordar, no nítidamente, el artilugio funciona, pero sí fragmentos de su memoria están volviendo en forma de sueños.
- No debería recordar nada, el tratamiento que le pusimos es el más fuerte y efectivo que tenemos. ¿Qué salió mal?
- Según el ordenador el protocolo seguido fue el establecido, no hubo fallos.
- No podemos permitir que su memoria vuelva, nos hundiría.
- Todos los que ha tenido hasta ahora están tan fraccionados que no ha logrado entenderlos.
- Me da igual, con el tiempo irá uniendo cabos. Esos sueños tienen que acabar.
- Veré que puedo hacer.
La línea de llamada se cortó. Aquello no eran buenas noticias, no podía explicarme cómo, a pesar de tenerla aislada de todo lo que conocía, podía haber recuperado parte de su memoria. Era algo insólito. La dosis que le aplicamos fue tal que podría haber olvidado su propio nombre. Teníamos que solucionarlo cuanto antes, sin importar las acciones o costes que emprendiéramos para conseguirlo.
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Amnesia
Mystery / Thriller¿Qué harías si no recordaras nada? Mery no tiene recuerdos desde aquel día, pero tampoco un motivo que lo justifique. Para saber qué causó su amnesia deberá recorrer el camino al revés hasta llegar al inicio o descubrir el causante. Obra registrada...