Amnesia

Capítulo 6

MERY PDV:

- García Rodríguez, Iván.

- Presente.- Contestó el alumno aburrido y con desgana.

- Vaya, veo que tenemos un nombre nuevo. Harold Fernández, Mery.

- Aquí.- Dije tímida. Me temblaba la voz a causa de los nervios, toda la clase me estaba mirando curiosa, era la nueva atracción, la novedad, el nuevo tema de cotilleo. Al ser un pueblo tan pequeño todos se conocían entre ellos desde pequeños, yo era la única cara desconocida de sus vidas y por tanto llamaba más la atención que si me encontrase en mitad del mar por la noche y la luz del faro iluminase mi cara. El profesor me miraba con su cara severa a través de sus gafas.

- Ha empezado el curso a mitad de semestre, tendrá que ponerse al día con sus compañeros. No voy a ralentizar el ritmo de mis clases por usted, espero que lo entienda.- Y tras hacer aquel comentario siguió pasando lista, nombrando a todos mis compañeros de clase de los que fui olvidando sus nombres con forme salían por su boca.  

Cuando la lección empezó el centro de atención seguía siendo yo, a pesar de que la pizarra se estaba llenando de apuntes que deberían ser tomados. Todas las miradas caían sobre mí pero la única que no me molestaba era la de Aitor, quien se había ofrecido a sentarse a mi lado para que no estuviera sola. Con sus ojos transmitía preocupación, preguntándome sin palabras cómo estaba llevando mi primer día de clase.

La hora pasó despacio, guiada por la voz monótona del profesor que explicaba la primera guerra mundial llenándonos de datos y fechas mientras una mosca volaba feliz por el techo de la sala haciendo piruetas en la lámpara y logrando así ser más entretenida que los esquemas que nos proyectaba aquel señor con el fin de facilitarnos el estudio. 

Cuando la sirena sonó dando por finalizada la clase todo el mundo salió del aula casi en estampida.  Yo sin embargo recogí despacio, colocando con cuidado los cuadernos en la mochila para que no se arrugasen y asegurándome de no olvidar nada. Aquel chico al que había conocido hoy me esperaba en la puerta, saludando a gente que pasaba por el pasillo con la cabeza y la mochila colgada en un hombro.

- No hacía falta que me esperases.

- Un simple gracias bastaba. Te acompañaré a tu siguiente clase, no vaya a ser que te pierdas y causes mala impresión desde el primer día.- Estaba siendo demasiado atento conmigo para haberlo conocido tan sólo unas horas antes, pero me estaba haciendo un gran favor. Le sonreí y miré mi horario, comprobando la asignatura que tenía prevista a continuación. Después de todo, mi día no tenía que ser tan malo como pensaba.

JAMES PDV:
El coche de policía no llegaba hasta el lugar donde se encontraba el coche estrellado, por lo que tuvimos que aparcar al final del camino y adentrarnos en las profundidades del bosque en su búsqueda. A pesar de que teníamos las coordenadas exactas de su localización nos costó bastante llegar hasta él debido a la frondosidad con la que crecían los árboles. El olor a quemado permanecía en el ambiente a pesar de que el coche dejó de arder hace mucho. tenía el capó destrozado a causa del impacto contra el árbol, la luna medio rota y la puerta del conductor abierta desde la que se podía ver lo quemados que estaban los asientos. Saqué la linterna del cinturón de herramientas y alumbré la carrocería en busca de alguna pista. Parecía que el coche había estallado en llamas a causa del impacto pero no había restos de ninguna víctima, por lo que se supone que el conductor resultó ileso pues no ha habido ningún informe del hospital de paciente alguno que encajase en el perfil del accidente. A pesar de ello nadie lo había reclamado ni denunciado su desaparición. La matrícula estaba tan quemada que no podía leerse el número que la identificaba y con ella desaparecían nuestras opciones de encontrar al dueño. El fuego había borrado las posibles huellas dactilares existentes y los papeles del vehículo, al ir en la guantera, habían terminado completamente calcinados.