Han Jisung tiene un secreto, uno que podría acabar con su trabajo como fisioterapeuta personal del gran Lee Know.
¿Qué sucederá cuando el emperador descubra ese secreto?
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Regresé a mi departamento luego de ir al hospital, MinHo no insistió en llevarme con él y también fue bastante dócil a la hora de volver.
Me pareció extraño, pero se lo agradezco. Realmente no quiero volver a ese departamento.
Respiro profundo y froto mi cara contra la almohada. Su aroma sigue aquí y me hace sentir bien, más al haber tenido esa conversación.
El señor Lee tiene miedo que vuelva a pasar lo mismo que con su compañero. Es triste saber que él espera lo mismo de mí.
-¿Mmm?- miro la camisa que quedó tirada a un lado de la cama y la levanto.
Él tenía un cambio en su auto. ¿Vino con intención de quedarse?
-¿Qué se supone que debo hacer?- susurro, dejo descansar la mano en mi vientre y siento un ligero movimiento.
Aparto la prenda con brusquedad y observo aquella zona.
-Hola, cachorro.- mis ojos comienzan a lagrimear y muerdo mi labio inferior con fuerza, es doloroso.
-¿No tienes sueño?- continúa moviéndose y aprieto la manta. Es la primera vez que lo siento y es muy energético.
Acomodo la almohada y apoyo mi espalda contra ella, suspiro y sonrío con calma.
-No pensemos más en tu papá, cachorro, vamos a dormir.
Se queda quieto y respiro aliviado al sentir que el dolor disminuye un poco.
En unas semanas es mi cumpleaños y también se cumple el sexto mes, debo organizar una cita con el doctor Park.
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-¿Qué es esto?
Abro la puerta por completo y miro al Alfa con duda. El dueño del edificio está a su lado y su rostro demuestra fastidio, pero hay una emoción en sus ojos.
-Lo siento, señor Han, pero tengo que pedirle que deje el departamento.- su cara se arruga más de lo que ya está y se me acerca para susurrar unas palabras.
-¿Por qué no me dijiste que él es tu Alfa? ¿Puedo pedirle una fotografía?
Miro al señor Lee con pena, ya que las palabras fueron escuchadas a la perfección.