"Por favor, solo uno" Rogó. Sus ojos suplicantes no le dejaban pensar.
¿Y cómo te niegas a esa mirada? No hay manera de hacerlo.
"Está bien, pero solo uno"
_______
Hanma y Kisaki son esposos y planean adoptar un bebé ¿Qué podría salir mal? 🍼👶
Hola, mis queridos lectores ¿Cómo la están pasando?
Aquí les dejo este capítulo (que me encantó escribir) y espero les guste tanto como a mí.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El parque vibraba con la energía de los niños que corrían y jugaban, ajenos a todas las historias oscuras que habían marcado el pasado de sus padres. Es un tema muy difícil de tocar para cada uno de los presentes, por lo que en conjunto han decidido sepultarlo profundamente, para condenarlo al olvido. Hanma y Kisaki, por su parte, se mostraban como los orgullosos padres del cumpleañero, y estaban sentados en una mesa decorada, observando a su pequeño retoño mientras intercambiaban risas y anécdotas con otros adultos presentes. La atmósfera, en su mayoría festiva, estaba salpicada de momentos tensos que se mantenían bajo la superficie, tratando de mantener un mismo ritmo pacífico.
Draken y Kazutora parecían reparar apenas ahora en la presencia del otro. Dos amigos de la infancia convertidos en simples conocidos distantes, se miraron sin querer a los ojos, deseando disculparse de alguna manera.
“Cuanto ha cambiado” Fue un pensamiento que los embargó a ambos.
Hanemiya, con su cabello oscuro y desordenado a dos tonos, sintió que el tiempo se detenía. La música infantil alegre sonaba como un eco distante mientras recordaba los días en los que él, Draken y Mikey eran inseparables; miembros de una pandilla temida y respetada. Cuando los motores rugían y heroicamente iban a la cabeza de una gran caravana de motocicletas, guiándolas entre las concurridas calles de la ciudad, dirigiéndose a un encuentro con algún grupo enemigo, se sentía parte de algo muy importante. Una vibración poderosa se instalaba en su cuerpo cuando rememoraba el ardor de cada golpe, y recordaba vívidamente la sensación de cuando levantaba su puño en señal de una victoria.
Lastimosamente esos días ya estaban manchados por la memoria del conflicto que los había separado. Mikey, con su temperamento inestable y naturaleza violenta, había desatado un huracán de golpes que casi le costó la vida, luego de que por su culpa se hubiera estado pudriendo tantos años en un reformatorio. Draken había estado allí, y presenció aquella brutal golpiza, pero no hizo nada por frenarlo.
La mirada de Kazutora se desvió hacia el suelo, sintiendo la punzada del dolor antiguo ¿Era lástima lo que veía en los ojos de Draken? Tal vez sí, o quizás era algo más profundo: una aflicción compartida por lo que habían perdido. Ken Ryuguji, con su cabello chocolate atado y su expresión seria, parecía cargar el peso del arrepentimiento. En su mirar había una mezcla de nostalgia y tristeza que resonaba en el corazón de su antiguo amigo.
El silencio entre ellos era pesado, lleno de palabras no dichas y recuerdos que los perseguían. En ese instante fugaz, rodeados por la risa inocente de los niños y el colorido caos de la fiesta, ambos comprendieron que las heridas del pasado aún sangraban. Pero también sabían que no podían volver atrás; solo quedaba el eco de lo que alguna vez fueron.