No se que rayos estoy haciendo aquí. Es un lugar fino y con un aroma exquisito. No, sin duda yo no pertenezco a este caprichoso ámbito, vine a este sitio solo porque mi "amiga" me lo pidió de favor.
¿Cuándo aprenderé a decir NO?
En fin, es ya de noche y sólo veo parejas acarameladas en las demás mesas. Me siento a la deriva tal cual como una naufraga y todos ellos son el extenso y azul mar, un mar muy cariñoso por supuesto.
Veo mi reloj, contengo mi irá y dejo salir un suspiro. El camarero ya a venido dos veces y yo no he querido pedir nada para cenar.
Sola aquí esperando entre pensamientos digo:
"si ese tipo no llega quien terminará pagando la cuenta seré yo".
En mi mano izquierda recargo mi mentón. Con los dedos de mi mano derecha hago insistentes y desesperados movimientos.
Los tipos de la mesa de a lado me miran y se cuchichean cosas al oído. Estoy hambrienta y enfadada, mi estómago chilla y me hace quedar mucho peor.-¡¿Qué?! ¡¿jamás habían visto a una mujer en su vida?!-- reprochó con ira
Ambos retiran su mirada y parecen reír, por lo que veo no saben que es la discreción.
Bueno, bueno. Creo que me estoy adelantando demasiado así que es mejor que me presente; mi nombre es Camila una pálida y menuda mujer de ojos color miel, mi estatura es media y mi edad... Mhhh... Bueno esa información no es necesaria, dejemoslo en DESCONOCIDA o CLASIFICADA bien, retomando el tema diré que por supuesto estoy viviendo la peor semana de mi vida.
Pero bueno, dirán ¿que es esto? ¿de que rayos se trata esta historia?.
Pues bueno, les contaré todos los sucesos que me ocurrieron durante esta apretada semana y con ellos el evento que cambió mi vida para siempre... Y para no hacerla de emoción comienzo con esta pregunta: ¿cómo es que me vine a meter en este embrollo?
Todo ocurrió una mañana turbia del día viernes del mes de Abril. Estaba en la cama de mi desordenada habitación durmiendo tranquila, soñando que estaba en el trabajo, en ese molesto y aburrido empleo que sólo hace que mi cabeza estalle de estrés.
Pero... esta vez era diferente, todo estaba callado, había tanta paz y quietud, yo tenía los pies sobre el escritorio disfrutando de un delicioso café.
Estaba relajada mirando hacia el gran ventanal que a diario dirigía mi aburrimiento matutino hasta la gran y cruda ciudad en esos escasos instantes en los que paraba de ordenar todo el papeleo para descansar un poco... cuando entonces... Comenzé a sentir una sensación muy conocida por todos; mis párpados comenzaban a cerrarse, era todo tan bello, me estaba durmiendo en mi propio sueño.
¡PUM! La puerta se abre de golpe.
Pero bueno, ¿cómo?, ¿hasta en mis sueños aparece?.
Era el jefe; ese hombre chaparro, medio calvo con sonrisa diabólica que reina en la corporación, todo un famoso dictador a pesar de su voz chillona.
Abusivamenete comenzó a gritarme como ya es de costumbre; Con esa voz tintineante y aguda, como la de una mujer gorda que canta opera.
---¡CAMILA!, ¿pero qué?, ¿para eso te pago?, ¿¡PARA QUE ESTÉS DE CONCHUDA HAÍ SENTADOTA!?, ¡VAMOS!, ¡PONTE A....
---¡Callese ya--- lo interrumpí de sorpresa --ufff... Me tiene hasta la coronilla viejo flojo y gordinflón usted nunca está de acuerdo con nada, además olvídese de su mugroso papeleo, ya me cansé ¡RENUNCIO! me tiene hasta la...
Y... Entonces el despertador sonó ---cinco minutos más...--- pedí, pero ya de nada servía. Observé con el corazón en un hilo que el reloj marcaba 7:30 ¡madre de Dios! Sentí que una puñalada me atravesaba el pecho.
---¡¿Qué?! ¡Maldita sea ya es tarde! y tan rico que me estaba sabiendo el sueño.
Sin pensarlo dos veces me paré de la cama tan rápido como pude y por inteligente me pegué en el dedo más pequeño del pie con mi mueble. Si, ese dedo que es más propenso a tener accidentes y donde una vez que te pegas sientes un dolor tan intenso que es casi imposible no maldecir. Pero por supuesto, me aguanté y traté de contener las lágrimas que querían salir de mis ojos.
Como una frenética loca busqué mi uniforme entre el montón de ropa y me vestí de inmediato. Por las prisas solo me lavé la cara, me hice un cebolla en el pelo, tomé mis cosas y salí casi volando del departamento.
El cielo era muy espeso, las nubes turbias como el agua, las mujeres iban apuradas con sus hijos para llevarlos a la escuela, y otros más caminaban relajados. Pero yo iba a mil por hora.
En el trayecto a mi oficina, choqué con una anciana, se me torcío un pie por pisar mal (el piso dónde caminaba tenía un grandisimo ollo) valla. Creo que necesito lentes.
Al subirme al metro mis papeles salieron volando (sí. me caí, no es gracioso) pero un joven muchacho me ayudó a recogerlos, quien por cierto me robó mi reloj (aún no entiendo como lo hizo).
Y al llegar al gran edificio de la corporación: figure miztake (el dueño de los mejores perfumes, de mis tormentos y de otras naciones) con el pie adolorido, sin mi reloj y por supuesto con los papeles revueltos, como parte del apestoso destino;
Redoble de tambores Porfavor:
pisé popó.
*aplausos*
Si por supuesto era la cereza del pastel, de un pastel muy apestoso claro.
Con el color por los aires decidí buscar en el estacionamiento las dos arboledas con pasto que día a día me resultaban inservibles y estorbosas, pero que ahora fueron de mucha ayuda. En seguida me limpíe para seguir mi acelerado curso.
Apresurada llegue al elevador.
Kari una linda chica con la que siempre hablo en el mismo, me saludó como es de costumbre y yo correspondí de la manera más cortés que pude. En ese momento muy incómodo recordé que no había lavado mis dientes, ¡diablos! Me sentí tan avergonzada; me torne roja como un jitomate ¡que pena! Pero traía en mi bolso un chicle sabor menta. Mis ojos brillaron en ese mismo instante y más tarde mi gastritis pedía piedad.
Salí del elevador y llegue a la oficina. El panzón aún no llegaba, di un suspiro muy grande y me senté en el escriorio:
---¡Gracias diosito te debo una!--- grité casi sin darme cuenta.
-De echo ahora que lo mencionas... no, a quien le debes una y muchas más es a mi.
Desde la puerta recargada en la misma estaba Sara. Mi compañera y desde hace unos 9 años mi "amiga"...
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CAMILA
Random¿Alguna vez has tenido un día realmente muy malo?... ¿si?... pues multiplicalo por 7 y entenderás un poco por lo que camila está pasando. Todo puede suceder en una cuidad tan grande y tan divertida como esta... Animate a acompañar a nuestra diver...