9. Noche fria.

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Mire el reloj de pulsera que tenía, eran ya casi 10:47 p.m.,  arrugé el entrecejo

-tarado, me dejó plantada- sin querer las palabras salieron de mi boca.

-¿Disculpe?- dijo el chico que me pedía la mesa.

-¿ehhhhh? No. Jejeje nada- me pare de mi asiento. -Disculpe, la molestia- no lo mire al rostro.

-No se preocupe, Mmm... No es por nada, pero que tonto es dejar a una persona esperando cuando ya la citaron en algún lugar, lo menos que pudo hacer era enviar un mensaje.- dijo mientras me ayudaba a pararme tirando del asiento.

-si, es lo más correcto, bueno de cualquier manera gracias hasta luego- dije mientras me colocaba el bolso en el hombro, y me dirijía hacia la puerta.

-Hasta luego Camila...- escuche despedirse nítidamente de mi al camarero, pero estoy segura que lo alucine.

Salí del lugar ya era tarde y los taxis se demoraban en pasar, no dude en ir a pie hacia la próxima estación para tomar uno de vuelta a casa, ya que nunca me ha gustado esperar.

Las calles estaban concurridas por chicos que ansiosos y muy felices caminaban hacia el antro más cercano, habían parejas, algunas personas que caminaban rápido Talves hacia sus hogares ya que después de un día de trabajó es lo que más se antoja.

Seguí con mi caminata paciente pero con frío por la banqueta hasta que mi celular comenzó a sonar, me apresure a buscarlo entre el triquelerio que traía en mi bolso, pero cuando lo tome ya era demasiado tarde, ya habían colgado.

Revise quien era el remitente... ¿Sara?, ahora que quiere, deje que de nuevo llamará pero no lo hizo.

Mediante más caminaba por el lugar más empezaba a sentir que el frío me tomaba presa a causa de la fría ropa que traía, comenze a encogerme de hombros y a entrecruzar mis brazos.

De pronto mi estómago chilló, aún tenía hambre,  recordé que en casa no tenía nada de comer, entonces me decidí a ir a comprar algo para llegar a cocinar, había una tienda 24 horas a una cuadra de donde estaba.

Cuando termine de pagar mis compras, comenzó de nuevo a sonar el celular, pero de nuevo no alcanze a contestarlo.

-¡Chin...!- rebusne en voz alta,para luego seguír mi camino con el mandado en manos.

Ahora empezaba a llover, el cielo estaba nublado de nuevo, pero ya faltaba muy poco para llegar a la central de taxis.

Caminaba a paso lento, distraída en mis pensamientos como casi siempre acostumbro, pero... entonces un grito seguido de un fuerte sonido me sacó de mi típica fantasía.

Al escucharlo me encoji aún más de hombros y saque los ojos más de lo normal,  provenía de un callejón que estaba a unos cortos y escasos metros de distancia, me quedé paralizada por unos 30 segundos hasta que reaccione y entonces me decidí a ir a ver que sucedía, en verdad no pensé demasiado... las consecuencias que podrían venir.

CAMILA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora