7. El chico de los ojos esmeralda.

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Trate de buscar las palabras correctas para contestar;

-No.... Es solo que escuché que el parque se ve mejor desde este ángulo y quise comprobarlo

Bueno, ha decir verdad  no me esforse demasiado.

El solo sonrió nervioso, me tendió una mano, -el piso ya está muy deteriorado

Y me ayudó a levantarme del suelo, enseguida me percaté de que sus ojos eran de un azul verdoso, casi como esmeralda, mis facciones se ablandaron, di paso a la vergüenza y de nuevo me torne roja como un jitomate.

-si. ya me he dado cuenta- entonces sentí un fuerte dolor en mi tobillo izquierdo.

-!auch!- lanzé un gemido.

-¿te lasti...?. Bueno mejor no pregunto es obvio- movió la cabeza de un lado a otro rápidamente como tratando de espantar a un mosquito con la misma, su cabello lacio y juvenil se movió rápido al compás de sus movimientos, además de también apretar los labios en una sonrisa, sin duda era una escena adorable, a pesar de ser ya un muchacho aparentaba inosencia y tenía también ángel.

El enfado comenzaba a bajar, y entre más lo veía a los ojos, más podía sentir hervir mi sangre con rápides, ¿que es lo que me sucede?.

Me ayudó a dirigirme a una banca cercana y ambos tomamos asiento.

Quise  esquivar la mirada de los ojos esmeralda y ocultar mi rubor, lo mejor fue mirar hacia abajo y sobar mi tobillo.

-Ha sido un golpe muy fuerte, espero que no sea grave- dijo mientras agachada su rostro para poder observar la parte lastimada, lo voltee a ver, sus facciones demostraban preocupación, abrí mis ojos ligeramente y agaché la mirada de nuevo.

-Más que dolor físico en este momento siento pena, he echo el oso tratando cazar a un niño, siendo yo una adulta, me porté inmadura- dije mientras la vista se me comenzaba a nublar, trate de voltear hacia otro lado ocultando mi rostro.

-No lo creo, ¿sabes?, mi hermano es un chiquillo travieso y... Comprendo tu acción, yo ubiese echo lo mismo- dijo el chico mientras se encojia de hombros.

De alguna manera me hicieron sentir bien las palabras que dijo, solo agaché aún más mi rostro, comenzaba a hablandarme, después sentí como una amarga lágrima salía de mi ojo izquierdo rodando por mi mejilla y por último aterrizando en mi falda.

-No fue tan malo, he visto peores- enseguida puso su mano sobre mi hombro tratando de suavizar la situación, no lo quería voltear a ver, no ahora.

Surgió el silencio, un silencio incómodo entre ambos.

-¿Dije algo malo?- su voz se escuchaba sincera y dulce, enseguida acercó sus finas facciones a mi rostro, demostrando preocupación.

Lo miré, casi sin darme cuenta sonreí, -disculpame, no quise gritarte, ni siquiera tenía en mente enfrentar a un niño que ni siquiera conozco. Es un día muy difícil y no se si esta noche mejorará, lo dudo demasiado, solo quiero terminar con mis deberes y dormir largo y tendido en mi departamento-

El chico desapareció el gesto de preocupación para cambiarlo por una sonrisa tierna.

- solo estas cansada, pero a pesar de estarlo tu sonrisa en el rostro se ve sincera, te ves linda sonriendo, no dejes que el pesado día de hoy arruine tu noche-

Sus palabras resonaron en mi cabeza, me eran familiares, lo mire por unos segundos, mi mente comenzaba a volar los recuerdos aparecían unos tras otros, -tengo que irme, mi hermano no debe de estar lejos pero tengo que encontrarlo antes de que se meta en más líos-.

Se levantó del asiento, alargó su mano hacia mi y de nuevo con una sonrisa dijo;

- mi nombre es Marcus fue un placer-

le devolví el gesto -Camila- dije sin más, mientras apretaba su mano.

-bien espero verte de nuevo en alguna otra ocasión, suerte esta noche- me guiñó un ojo, siguió sonriendo, -hasta luego- y por último cambio sus sonrisa de labios pegados por una amplia enseñando los dientes superiores.

- adiós- dije mientras lo veía alejarse hacia adelante a un camino que dirigía hacia un costado del parque.

CAMILA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora