-Es para ti. Léela. –dijo Louis, señalando la carta de Suguru.
Por alguna razón a Satoru le temblaban las manos, ¿miedo?, quizás, pero también tenía curiosidad por saber que era lo que Geto tenía que decirle a él, así que no demoró en abrir el sobre y leer el contenido.
Abrió el sobre con cuidado de no romper nada, tomó la carta con sus grandes pero suaves manos, y, finalmente, se dispuso a leer letra por letra.
Querido Satoru.
Perdóname por visitarte sin previo aviso.
Esta será la última vez que me dirigiré a ti.
Gracias a ti he podido seguir con vida, y aprender a querer y apreciar a los demás.
Yo sé... que te fuiste muy lejos por mi bien.
Pero, de todos modos, seguiste amándome.
Por eso, gracias por aceptarme.
Gracias por enseñarme como vivir, entre muchas otras cosas.
Gracias por prepararme esos waffles, estaban deliciosos.
Gracias por haberme mantenido siempre a tu lado.
Gracias por amarme.
Tu amor se ha convertido en la razón de mi existencia, en mi forma de vivir.
Y desde que me dijiste que me amabas...
También he querido decirte que te amo.
Satoru.
Gracias por todo.
El albino no pudo evitar soltar lágrimas luego de terminar de leer la carta, aquello lo había conmovido demasiado. Sabía que, después de eso, tenía que ver a Suguru, pero ¿cómo? Si él ya estaba a bordo de un barco, listo para regresar a Londres.
-Es difícil entender tus propios sentimientos, y expresarlos de la forma correcta. –mencionó Louis, como si estuviera tratando de consolar a Gojo.
Pero nada podría consolarlo o hacerlo sentir mejor, solo Suguru sería capaz de eso.
-A partir de hoy, te exento del apellido Mountbatten. Sé libre... –dijo, luego de haber tomado una difícil decisión.
Aunque poco le importaba a Satoru ser exentado o no de esa carga, ya que de todos modos estaba dispuesto a correr y buscar a su amado, incluso si todo el mundo estuviera en contra de ello.
-Vete. –le dijo el mayor, antes de que el contrario se marchara.
.
.
.
Pero poco tiempo le quedaba al pobre de Satoru, ya que el barco ya había zarpado desde hace unos minutos, así que no le quedaba otra más que correr a toda velocidad, sin importar si estuviera cansado, sin importar si sus pulmones tuvieran aire o no.
El ojiazul corrió por todo Ambleside, sin apartar la vista del barco, pero de poco servía, ya que el anochecer se estaba aproximando, y con ello la oscuridad.
Por otro lado, Suguru estaba melancólico, este se encontraba en el exterior del barco, observando como el lago Windermere se tragaba el sol. Aun así, su mente estaba inundada de dudas e incertidumbre, y ni siquiera el viento o el sonido del agua lograban distraerlo de sus pensamientos.
Sin embargo...
- ¡SUGURU! –gritó el peliblanco, inseguro de si el mencionado lograse escucharlo o no.

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¿Nos volveremos a ver? [SatoSugu]
Romance𝕴𝖓𝖌𝖑𝖆𝖙𝖊𝖗𝖗𝖆, 𝖘𝖎𝖌𝖑𝖔 𝖃𝖃 . . . . . . . . . . . . En esta conmovedora historia, dos niños huérfanos son separados involuntariamente y 10 años después finalmente se reencuentran. Ahora Satoru es un chico de la noblez...