Capítulo 10

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Querido Satoru

Cada día tengo recuerdos sobre ti y nuestros momentos juntos.

Sin importar que vea o que haga, incluso en mis días más ocupados, mis memorias son acerca de ti.

El tiempo avanza, el mundo sigue rotando, y aquellos días se alejan cada vez más.

Me alegra poder ser capaz de conservar esos lindos recuerdos en mi mente y en mi corazón.

Me aceptaste, me mantuviste a tu lado.

Cuando no sabía que hacer solo, me ensañaste a vivir.

Y me ofreciste tu cálido amor, con aroma a hogar.

Por eso no puedo evitar preguntar por ti.

Espero que algún día mis sentimientos y esta carta, lleguen a ti...

Y que mis deseos se hagan realidad...

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Al día siguiente, el trío emprendió su viaje de vuelta al Reino Unido, en busca de Dominic Mountbatten, alías, Satoru Gojo. Llamaron y contactaron con cualquiera que haya tenido relación con el peliblanco, preguntando por su paradero.

Sin embargo, no fue tan fácil, debido a que el paradero de Satoru había sido meticulosamente oculto, nadie lo había visto en persona en los últimos años, nadie sabía la ubicación de su vivienda, inclusive algunas malas lenguas decían que tampoco había sido visto con su esposa, Utahime Iori.

- ¿Esta es la única pista que tienes? –preguntó Nanami, observando la última carta que Gojo le había escrito a Geto.

-Sí... -contestó Suguru.

- ¿Y? ¿Nos pediste ayuda porque nuestras familias tienen conexiones con la de Satoru? –preguntó de nuevo el rubio.

- ¡Oye! ¡Buscar a una persona por tu cuenta no es nada fácil! –reprendió Haibara.

-Pensé en que quizás esta carta nos podría ser de ayuda, podemos partir desde Londres, su último paradero conocido.

Nanami observó cuidadosamente el contenido de la carta y la dirección del remitente, se quedó mirando a la nada por unos segundos, como si estuviera pensando en algo.

-La dirección del remitente es Londres... -dijo pensativo-. Esta letra...

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UNA SEMANA DESPUÉS

Londres, Inglaterra, 1908.

En la quietud de la noche en la bella ciudad de Londres, las estrellas se asomaban tenuemente. El aire, cálido y denso, acariciaba la tersa piel de Suguru, mientras este observaba a través de la ventana como el humo de las fábricas se disolvían en la neblina.

Inesperadamente, unos golpes a la puerta de su habitación sacaron al chico de sus pensamientos. Este se dirigió lentamente hacia la puerta, preguntándose quien podría llamarlo a tan altas horas de la noche. Abrió la puerta, y se encuentró con Nanami, con una expresión de preocupación, mezclada con una de alivio.

-Lamento molestarte a esta hora... -se mostraba algo cansado-. Necesito hablarte de algo...

- ¿Qué ocurre? –preguntó el contrario con preocupación al ver que Kento se había quedado callado.

¿Nos volveremos a ver? [SatoSugu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora